Capítulo 6

Naia
Al fin ha llegado el día de instalarnos en el cuarto en el que viviremos durante lo que dure el curso universitario. Aún falta una semana para que empiece, pero nosotras ya estamos llevando nuestras cosas para no vernos apuradas.
—Me llamarás todas las semanas, ¿no?
—Que sí, yeyo. No me voy a olvidar de ti, tranquilo —digo intentando relajarle mientras voy sacando las maletas a la entrada.
—Ten mucho cuidado y suerte en todo. Todos los días encenderé la vela de la entrada para que todo te vaya bien.
—Muchas gracias, abuelo. Te quiero mucho.
—Yo también, paquetillo, te echaré de menos.
—Vendré todas las veces que pueda. Te aseguro que será a menudo, menos en temporada de exámenes, claro. Ahí sí que no será con tanta frecuencia, pero intentaré hacer todo lo posible.
—Venga, vete ya con Kiara antes de que te arrepientas.
—Adiós, yeyo, te quiero muchísimo —digo dándole un fuerte abrazo intentando no llorar para que no lo pase mal.
—Hasta pronto, nena. Pásatelo bien y vive, que es lo más bonito de todo.
Salgo de casa con lágrimas en los ojos y subo las maletas al coche de Kiara. Ella más que nadie sabe lo mucho que me cuesta alejarme de mi abuelo. Me siento en el coche y me despido con la mano en lo que el coche ya está en marcha y caminando. Lo veo por el espejo retrovisor cada vez más pequeñito y empiezo a llorar.
—Naia, entiendo que te duela dejarlo solo, pero no va a pasar nada, estoy segura.
—Es muy difícil alejarse de la persona a la que más quieres y no verle la cara de dormido todas las mañanas, ni regar con él las tierras, ni darle los buenos días, ni… —rompo a llorar a mitad de frase y me quedo en silencio, soltando sollozos. Kiara, en silencio, pone su mano en mi pierna y la acaricia con el pulgar para intentar relajarme y transmitirme paz y seguridad.
Muevo la mano para encender la radio, conecto mi móvil al coche por bluetooth y abro Spotify para poner la primera lista de recomendados. Subo el volumen para que no se escuchen más mis llantos e intento concentrarme en la música y dejar de llorar.
Esta experiencia va a ser tan bonita como dura, solo tengo que prepararme mentalmente para todo lo que se me viene encima y también para afrontar mejor mis emociones sin depender de nadie. Eso va a ser lo peor. Nunca he podido con algo sola, es un gran problema necesitar ayuda siempre. ¿Qué pasará cuando no tenga a nadie? Tengo que poder con esto y más.
Kiara aparca en un sitio cercano a la residencia y apaga el motor del coche, en silencio. No hemos hablado nada durante todo el camino, sabe que necesitaba pensar y distanciarme un rato.
—¿Mejor? —dice abriendo la puerta del coche.
—Gracias por conocerme tan bien.
—No hay de qué. Vamos a sacar las maletas, anda.
Ya con las maletas en las manos y las llaves con nosotras, entramos en nuestro nuevo hogar, en el que viviremos bastante tiempo. Es una aventura que siempre he querido vivir con ella, y aquí estamos, cumpliendo metas pasito a pasito.
Por muy pequeños que sean nuestros avances, no dejan de ser señales de que vamos por buen camino y, aunque se complique, podremos con todos los baches que se nos pongan delante.
*
Ya instaladas salimos a dar una vuelta juntas para conocer mejor la zona. Kiara ya se ha cambiado de ropa y yo sigo con la misma.
—¿Qué te parece si esta noche nos arreglamos y te presento a mis amigos de aquí?
—Vale, espero caerles bien.
—He hablado maravillas de ti, así que desde que llegues vas a ser muy querida por todos.
—Vale, vale.
—Así de paso conoces a Raúl, es uno de mis amigos.
—Amigo, ¿no? —le sonrío de forma cómplice.
—Bueno, bueno. Algo así. En fin, espero que tengas ropa bonita en las maletas, si no te presto yo algo sin problema.
—Tengo mi ropa, tranquila.
Estoy un poco nerviosa por tener que conocer a los amigos de Kiara. Socializar no es especialmente lo mío, pero si quiero sobrevivir a esto tendré que llevarme con alguien más que con mi mejor amiga, digo yo.
Terminamos el paseo volviendo a entrar por la puerta y empiezo a colocar toda mi ropa en los armarios mientras Kiara se ducha y cuando termina, entro yo.
—¿Tienes la ropa elegida ya? —dice Kiara desde fuera del baño.
—Es la que está encima de la cama.
—Vale, voy a ponerme algo parecido para ir conjuntadas —comenta emocionada revolviendo entre su ropa para encontrar algo del mismo color.
—Sí, ¡qué ilusión! —digo saliendo de la ducha y secándome el pelo con la toalla.
Me pongo el vestido rosa coral que está en la cama y me miro detenidamente en el espejo. Me veo bien, resalta mucho el color de mi piel. Veo a Kiara escogiendo un top del mismo color y unos pantalones vaqueros cortos.
—Estás preciosa, Naia. —Me mira de arriba abajo mientras sonríe.
—Gracias, Kiki, tú también. —respondo en tono cariñoso con el apodo que le puse desde que nos conocimos.
—El lugar al que vamos no está lejos de aquí, así que vamos a ir caminando. No sé si a la vuelta nos traerán ellos, pero si no, nos vendrá bien bajar la comida.
—Qué vergüenza, ya me están entrando los nervios al cuerpo.
—No seas tonta, les vas a caer genial —comenta mientras coge las llaves de la habitación y sale por la puerta.
Caminamos un par de calles y llegamos al local. Parece muy acogedor, con mesitas y sillones por todos lados. Se ve a bastante gente en el restaurante y al fondo un pequeño grupo de amigos mirando hacia nosotras mientras Kiara levanta la mano, saludando. Hay tres chicos y dos chicas. ¿Cómo pueden ser tan guapos todos? Las chicas son preciosas y los chicos también. Ya me voy sintiendo pequeñita.
—¡Hola, amores! Esta es Naia, la amiga de la que tanto os he hablado.
—Hola, ¿qué tal? —digo en voz baja, un tanto avergonzada.
—No tengas vergüenza con nosotros, mujer. Kiara nos ha hablado muy bien de ti y antes de conocerte ya nos caías bien —me dice una de las chicas, en concreto la rubia de ojos marrones—. Siéntate aquí, a mi lado.
—Chicos, tienen que presentarse. Naia no es adivina.
—Hola, yo soy Raúl. —Miro directamente a Kiara mientras veo que se va sonrojando poco a poco—. Encantado de conocerte.
—Igualmente, Raúl —resalto su nombre mirándola para ponerla nerviosa mientras sonrío.
—Yo soy Acoidán. —Le miro y analizo su cara. Es bastante guapo, rubio y de ojos grandes y marrones. Tiene unas pocas pecas que hacen que su cara se vea aún más bonita.
—Encantada, me llamo Naia, aunque ya lo sabes.
—¡Hola, me llamo Lucas! Esta noche va a ser muy divertida.
—Eso espero —dice Kiki mirando embobada hacia Raúl, que está hablando con Acoidán.
Parece un ambiente cómodo y sano. No los conozco muy bien, pero son bastante amables. Conocer a gente no está tan mal, después de todo. Las chicas se llaman Sara, la primera que me habló, y Claudia. Me cayeron muy bien desde que tuve la primera conversación con ellas, se ve que son mejores amigas. No se despegan ni un segundo y se conocen tan bien que terminan sus frases. Como Kiara y yo.
—¿Tienes novio? Siendo tan guapa supongo que sí —me pregunta Claudia bebiendo de su vaso.
—No. Nunca he tenido —respondo con un aire tímido.
—No pasa nada, muchacha. Aquí tienes para elegir. Es más, uno de ellos ya te echó el ojo —dice riéndose, mirando hacia Sara.
—¿Cuál de todos? —miro hacia ellos para intentar descifrarlo por mi cuenta.
—Acoidán. Ha estado todo el tiempo que llevas hablando con nosotras mirándote y analizando tus facciones. Lo conocemos mejor que su madre, le has gustado.
—No he notado nada. A ver, claro está que es un chico atractivo, pero no sé.
—¡Hemos hecho una pareja, Clau! Somos las mejores.
—No se precipiten, chicas. No lo conozco de absolutamente nada. Es más, a ustedes tampoco, pero bueno, me caen tan bien que estaría toda la noche conversando.
—Ay, qué linda eres. Te queremos mucho. —Me sorprende lo rápido que dicen «te quiero». Para mí son dos palabras muy significativas e importantes. No las diría a la ligera, y mucho menos a cualquiera.
Cuando acaba la noche, Kiara y yo nos despedimos de todos y volvemos caminando hacia nuestra habitación. Me lo he pasado bastante bien, he hablado más con las chicas, pero los tres chicos son muy graciosos y ha sido un rato agradable. Sigo pensando que Sara y Claudia no tienen razón, ¿cómo podría gustarle de la nada? No pienso darle más vueltas al tema, sinceramente. No me interesa.

Marcar el Enlace permanente.

Comentarios cerrados.