Capítulo 5

5

Lo siguiente que ocurrió lo recuerdo con precisión de pesadilla. Como si hubiera sucedido hoy. Como si estuviera sucediendo ahora mismo. Para ellos no supuso más que un mero trámiteTrámite Trámite es la gestión que se realiza para obtener un resultado o los formulismos necesarios para resolver una cosa.. Para nosotros, en cambio, fue el terror.
Vuelvo a estar allí, en la bodega del Santa Rosa de Lima, al caer la tarde del 16 de agosto de 1936. De pronto, desde cubierta, a través del escotillónEscotillón Pequeña abertura practicada en una de las cubiertas interiores de un barco, que sirve para comunicar sus distintas dependencias., surge la figura del cabo recortándose contra el cielo y gritando:
–¡Atención!
Nos congregamos todos, en el centro de la bodega, en pie para escuchar lo que el cabo tenga que decirnos.
–Las personas mencionadas a continuación prepararán sus pertenencias y anotarán las señas de sus familiares para que les sea comunicado su traslado.
El corazón nos da un vuelco.
«Traslado» puede significar «encarcelamiento en tierra firme». Pero también una ejecución colectiva.

Nos esperamos cualquier cosa, salvo un trato justo.
El cabo comienza a leer nombres de su lista repugnante.
–Bencomo García, Adolfo… Espinosa Rodríguez, Antonio…
Veo las caras de los camaradas que van siendo nombrados. Veo cómo comienzan a temblar, a empaparse de un sudor frío.
–Rodríguez Figueroa, Layo; Pestana Nóbrega, Carlos…
Ni siquiera nos conceden el consuelo del orden alfabético, que podría darnos la seguridad de que permaneceremos aquí. Hasta que no acabe de leer su lista, nadie se sentirá seguro.

–Illada Quintero, Manuel… Prieto Hernández, Manuel…
Los hermanos Illada se acercan, preocupados. No pueden creer que vayan a separarlos. Si han de morir, quieren hacerlo juntos.
–Illada Quintero, Lucio… Niebla Roure, Luis… Niebla Roure, Leoncio…
Los Illada se abrazan. El llanto de Manuel parece el de un niño pequeño en los robustos brazos de su hermano. Los Niebla se miran de reojo con una sonrisa de seguridad. El cabo sigue rezando su letaníaLetanía Lista o enumeración larga y monótona.. Ha pronunciado los nombres de los dos Antonios, de Nicolás Mingorance, de Manolo Prieto, del Almirante, de Paco Verdejo. También hay otros, como Pepe Rial, el Farero de Isla de Lobos. De repente, se escucha decir al cabo: «García Cabrera, Pedro» y yo noto en mi brazo la tenaza temblorosa de la mano reumática del Poeta. Luego viene el de Rodrigo Coello, secretario general de la CNTCNT La Confederación Nacional del Trabajo es una confederación de sindicatos de ideología anarcosindicalista de España, que desempeñó un papel fundamental en la consolidación del anarquismo en España en el primer tercio del siglo XX. en Tenerife, camarada desde siempre. Pero yo no puedo dejar de pensar en que el Poeta me necesita. Este hombre educado, brillante y bueno necesita de mi ayuda para que ese cuerpo débil y enfermo resista a los abusos de los fascistasFascistas En singular (fascista), se utiliza para referirse a cualquier dirigente o gobierno totalitario, autoritario o nacionalista..

–Sánchez Martín, Plácido… González Herrera, Salvador…
Ese es mi nombre. Miro al Poeta. Su cara está iluminada por el afecto y ensombrecida, al mismo tiempo, por la lástima. No quiere separarse de mí pero no desea que me ocurra una desgracia. En cualquier caso, no somos nosotros quienes decidimos. Lo único que podemos hacer es agachar la cabeza y tragar.
El cabo ha terminado de leer su lista.
–Estén preparados. A medianoche serán conducidos.
–¿Conducidos adónde? –grita el Portuario.

El cabo dobla el papel con la lista y se lo guarda en el bolsillo. Evidentemente, no le han dicho que deba informarnos. Pero considera justo hacerlo. Baja un poco la voz y se agacha.
–Los van a deportar. Creo que a Villa Cisneros. Si lo desean, escriban cartas a sus familiares. Se les harán llegar.
Mientras preparamos los equipajes con las cuatro cosas que cada uno tiene y escribimos cartas para nuestras familias (yo escribo una breve carta a mi madre, que sufre en Las Palmas pensando en mi suerte), llegamos a ciertas conclusiones. La primera, bastante evidente, es que esa lista ya había sido elaborada antes de la rebelión. Entre nosotros hay concejales, secretarios de sindicatos y partidos, periodistas conocidos, abogados del pueblo que se han hecho notar y han puesto a los privilegiados en graves aprietos con sus actuaciones. La segunda, que no saben exactamente qué hacer con nosotros, pero necesitan separarnos del resto de los detenidos. Temen, no sin razón, que seamos ideólogosIdeólogos Personas que teorizan sobre alguna cuestión política, social o religiosa. de una revuelta. Por último, la más terrible: dada nuestra notoriedad social, una ejecución pública podría armar un gran revuelo. Para ellos podría resultar más conveniente enviarnos lejos y acabar con nosotros en secreto. Así, es muy posible que «deportaciónDeportación Deportación es la expulsión de una persona o un grupo de personas de un lugar o un país.» no sea más que un eufemismo para la palabra «exterminio».
Al filo de la medianoche se suceden las despedidas. Los abrazos, las palabras de ánimo, los «Hasta pronto» y los «Salud y República».
En cubierta se hace un silencio angustioso mientras preparan los botes para el traslado. Miramos a tierra, a las luces de la ciudad dormida, ajena a nuestra suerte.


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