Capítulo 4

4

El alférez fue trasladado. Y le sustituyó el Diablo en persona: el alférez de complementoAlférez de complemento Las Milicias Universitarias eran una modalidad opcional de prestar el servicio militar obligatorio en España, para los estudiantes o titulados universitarios, en los que se adquiría el grado de suboficial u oficial. Barrera. Violento y amargado, llegó con sus propios hombres y con reparto generoso de porras de goma a los nuevos sargentos y cabos. Entonces sí que empezó realmente la ignominiaIgnominia Ofensa grave que sufre el honor o la dignidad de una persona.. Insultos, vejacionesVejaciones Vejación: Maltrato o humillación., castigos inmotivados. Cada día, alguien era conducido a tierra para asistir a un consejo de guerra del que jamás regresaba. Y, cada día, algún compañero era llevado al puente para ser interrogado, y regresaba de noche, con la cara borrada a golpes. Ya habían comenzado a hacerse habituales las torturas, el martirio del aceite de ricinoAceite de ricino Desde tiempos faraónicos se utiliza la planta de ricino con fines medicinales. La aplicación más conocida es como purgante., los paseíllos y las desapariciones que causarían varios miles de víctimas en el Archipiélago. Nosotros, en aquel archipiélago fantasma de las prisiones flotantes, habíamos sido de los primeros en cruzar el umbral de ese infierno. Con Barrera llegó la prohibición de las cartas y los paquetes. La comida escaseaba y la atención médica fue disminuyendo hasta ser casi inexistente. En el Gomera se declaró una epidemia de tifusTifus El tifus es una enfermedad infecciosa causada por la pulga o piojo infectado por la bacteria del género Rickettsia sp., con síntomas como fiebre alta, dolor de cabeza constante y malestar general.. Las sabandijas menudeabanMenudeaban Menudear: hacer una cosa frecuentemente.; y no todas llevaban uniforme.
Parecía que las cosas no podían ir a peor. Y, sin embargo, vaya si podían. Al menos, para treinta y siete de nosotros.


Capítulo 3

3

Las cosas fueron tomando una apariencia de normalidad en medio de aquel absurdo. Por las tardes nos dejaban permanecer en cubierta. Desde allí, mirábamos por estriborEstribor Costado derecho de una embarcación, mirando desde la parte trasera, o popa, hacia la delantera, o proa. hacia el puerto y hacia la playa de San Antonio, donde divisábamos los corrillos que observaban los barcos. Entre ellos, siempre había un familiar, un amigo, una esposa, haciéndonos señas con pañuelos o espejos.
Solo uno de nosotros miraba siempre a baborBabor Babor y estribor son, respectivamente, los lados izquierdo y derecho de una embarcación, mirando hacia proa, independientemente del sentido de la marcha.: Francisco Sosa. Se pasaba las horas mirando al horizonte, más allá de los roques de Anaga. A veces utilizaba la mano a modo de visera. Por eso le apodábamos Paco, el Almirante. Una tarde, el Poeta y yo nos acercamos a él.
–Paco, ¿qué estás mirando, muchacho? –le preguntó Pedro.
–Espero a los nuestros. Ya viste lo que decían los periódicos. Aparte de estos traidores, la Armada sigue siendo fiel a la República. En algún momento vendrán.

El Almirante se pasaba los días así, soñando con la aparición de los destructoresDestructores En terminología naval, el destructor es un buque de guerra rápido y maniobrable diseñado para proporcionar escolta a buques mayores. o los submarinos del ejército leal. Y, a veces, nosotros también compartíamos sus sueños.


Capítulo 2

2

Una prisión flotante es un barco como otro cualquiera. Basta con que alguien sea retenido a bordo contra su voluntad para que ese barco se convierta en una prisión. En una prisión que flota. En una prisión flotante.
En la radaRada Bahía o ensenada en la que pueden fondear los barcos para abrigarse del viento. del puerto de Santa Cruz de Tenerife se divisaban claramente cinco barcos convertidos en prisiones: el Santa Rosa de Lima, el Santa Elena, el Gomera, el Adeje y el Porto Pi. Y, junto al Santa Rosa, desplegaba sus cuatro mástiles el Galatea, el buque escuela de la Armada, cuyos guardiamarinas servirían de refuerzo a nuestros guardianes.
Nos habían reunido en el muelle. Rodeados por los soldados, hacíamos corrillos o nos sentábamos en el suelo, a esperar, agobiados por el calor, la sed y el hambre.
Había hombres de todas las edades y oficios. Llamaban la atención los cargos electos de las elecciones de febrero. Pedro, el Poeta, era uno de ellos. Enseguida me presentó a Nicolás, su compañero de grupo en el Ayuntamiento. También a los hermanos Illada, Lucio y Manuel, de Tacoronte. Eran hombres jóvenes, de rostros inteligentes, educados. Lucio era Presidente de la Mancomunidad. Pero, además de eso, era un hombretón. Enseguida adiviné que, de entre todos ellos, era el único capaz de aguantarme un par de asaltos.
Mientras charlaban, me distraje porque vi a camaradas cenetistas: Manolo Prieto y los dos Antonios, el Portuario y el Albañil.
Antonio, el Albañil, señaló despectivamente con la mirada al grupo de socialistas.

–¿Qué hay, compañero? ¿Aburguesándote? –me preguntó poniéndome sobre el hombro una de sus enormes manazas callosas.
Me quedé parado un momento, sin saber qué responder. Fue Manolo Prieto el que tomó la palabra.
–Antonio, no seas bestia –le dijo con rabia, pero procurando que no le oyeran los soldados–. Ahora mismo el enemigo no son esos, sino los de los fusiles. Los mismos fusiles que les apuntan a ellos nos apuntan a nosotros.
Nos fueron embarcando en grupos de veinte. Las lanchas iban abarrotadas, con la fusilería apuntándonos desde popa y nosotros arrebujadosArrebujados (arrebujarse)  Cubrirse bien o envolverse [una persona] con la ropa de la cama o con una prenda de vestir., procurando movernos lo menos posible.
A nuestro grupo le tocó el Santa Rosa. Nos reunieron en cubierta y el alférez al mando nos endilgó un discurso en el que nos explicaba que se nos prodigaríaProdigaría Prodigar: Dar con generosidad una cosa que se tiene o ponerla al servicio de los demás. buen trato y gozaríamos de ciertas comodidades. Confiaba en que nos comportáramos como caballeros y en que tuviéramos una agradable convivencia.
–Pero –agregó– cualquier insubordinación, el más mínimo atisboAtisbo Principio de algo que puede ser interpretado como una señal de ello. de desobediencia, será castigado con la más rigurosa firmeza. En cuanto a la evasión, será mejor que ni siquiera se permitan soñar con ella.

Nos bajaron a la bodega de carga y nos encerraron allí, sin un triste camastroCamastro Cama incómoda, pobre y en mal estado.; un centenar de hombres hacinadosHacinados El término hacinamiento se utiliza frecuentemente para hacer referencia a acumulación de individuos o de animales en un mismo lugar, el cual no se halla físicamente preparado. en aquel agujero con el aire enrarecido por la humedad. Había agua potable, bombeada desde cubierta. Pero, por lo demás, reinaba la más completa escasez de mobiliario y, lo que era peor, de alimentos. Desde nuestra detención (y algunos habíamos sido detenidos hacía dos días) nadie se había preocupado de darnos de comer.
Algunos, desfallecidos, se sentaron en el suelo. Otros comenzaron a organizarse. Yo sentía ese dolor en la boca del estómago que da el hambre y tenía medio nublada la vista, pero enseguida atendí a los que me llamaban para que les ayudara. Habían encontrado unas pacas de pajaPacas de paja Se denomina paca​ de paja, bala de paja a un bloque de paja, normalmente prensado, que sustituyó en gran medida a la parva como método de preservar alimento para los animales., cuerdas y lonas, y se aplicaban a la tarea de construir jergonesJergones Jergón. Colchón relleno de paja, hierba o esparto sin puntadas o bastas que mantengan repartido y sujeto el relleno. y hamacas. Los Antonios y los Illada convocaron una asamblea. Se acordó que, para tratar con los guardianes, se establecería un comité formado por un comunista, un socialista, un cenetista y un miembro de Izquierda Republicana. En solo media hora, mientras los demás seguíamos preparando los lechos, se había organizado una protesta reclamando alimentos.

Era 20 de julio de 1936. El general Sanjurjo se había matado en un accidente de aviación en Portugal, alguien en algún lugar de España escondía un ejemplar de El rayo que no cesaEl rayo que no cesa El rayo que no cesa es el título de un libro de poemas escrito por Miguel Hernández y publicado por primera vez en 1936 por Ediciones Héroe.​ de Miguel Hernández, y a las bodegas del Santa Rosa los soldados bajaban unos calderos de café caliente y latas de leche condensada, para calmar el hambre y la ira de unos presos que aún no sabían de qué se les acusaba.



Capítulo 1

1
El Poeta era bajito. Lo traía esposado una pareja de la Guardia Civil y entre aquellos dos cipresesCipreses Ciprés: árbol. En esta ocasión es sinónimo de alto. con tricornioTricornio Sombrero de tres picos. parecía aún más pequeño.
Le habían prendido allí mismo, en La Laguna, a solo unos minutos a pie de aquel Cuartel de Artillería donde ahora estábamos, y no había tenido tiempo de asearse. Llevaba el pelo crespoCrespo Dicho del cabello: Ensortijado o rizado de forma natural. descuidado sobre la frente huidiza. Cabezón, encorvado, tenía uno de esos rostros indígenas de facciones gruesas, donde queda bien la seriedad pero mejor la sonrisa. Iba en camiseta, con pantalones grises de paño ligero y caminaba con esa apariencia de fragilidad que confiere el reumaReuma Se habla de reuma o de reumatismo para referirse al conjunto de dolores o molestias relacionados con el aparato locomotor.. Se le sospechaba el temor en la forma en que contaba con los ojos las baldosas del suelo, en la manera de entrecruzar los dedos de sus manos unidas por los grilletesGrilletes Sinónimo de esposas. a la altura del vientre, como si rezara.
–Pedro García Cabrera. Nacido en Vallehermoso, La Gomera. PortavozPortavoz Persona que tiene autoridad para representar a un grupo o a una colectividad y hablar en su nombre por haber sido elegida para ello. en el Ayuntamiento de Santa Cruz. Militante socialista –recitó uno de los guardias mientras el cabo comprobaba que el reo estaba en su lista.
El otro, mientras tanto, le quitó las esposas y lo entregó a uno de los soldados.
Cuando la pareja se hubo marchado, el cabo ordenó:
–Ponlo en la segunda, con el boxeador.
El soldado abrió la puerta y la volvió a cerrar tras darle un empujón.
El Poeta tardó unos momentos en acostumbrarse a la luz del calabozo. Después, al verme, no pudo evitar que un dejo de temor se le asomara al rostro. Siempre tuve un aspecto temible, con mi nariz rota, mis ojos profundos y oscuros, mis hombros anchos, mis brazos de estibadorEstibador Profesional encargado de la manipulación de mercancías, así como de la carga y descarga de las mismas en los muelles.. Él no sabía que yo era, como él, un preso político y debió de pensar que era algún reo común: un maleante, un ladrón, acaso un asesino. Casi instantáneamente sonreí y le tendí la mano para tranquilizarlo.
–Tú eres Pedro, ¿verdad? –le dije a modo de saludo–. Yo me llamo Salvador González.
En su rostro prendió una chispa de reconocimiento.
–¿El Tigre de San Cristóbal?
–El mismo: Boro González, el Tigre de San Cristóbal –contesté poniéndome en guardia para que reconociera la pose en la que solía aparecer en los carteles. Luego le sonreí y le di una palmadita jovialJovial Que es alegre de modo que resulta festivo y apacible. en el hombro–. Aunque, tal y como pintan las cosas, creo que tardaré en volver a boxear.
Le noté el alivio y aproveché para indicarle que se sentara en el poyetePoyete Repisa, generalmente de la ventana o balcón. de piedra donde yo había estado tumbado hasta ese momento.
–Me detuvieron a mediodía –le conté, sentándome a su lado–. Llevan toda la tarde trayendo gente.
–¿Qué gente?
Pensé un rato intentando recordar.
–Socialistas, comunistas, Izquierda Republicana, CNTCNT La Confederación Nacional del Trabajo es una confederación de sindicatos de ideología anarcosindicalista de España, que desempeñó un papel fundamental en la consolidación del anarquismo en España en el primer tercio del siglo XX.… Están en las otras celdas. Lo que no creo es que traigan a nadie de Acción Católica o de FalangeFalange Falange Española fue un partido político español de ideología fascista​​ fundado el 29 de octubre de 1933 por Rafael Sánchez Mazas y José Antonio Primo de Rivera..
–¿Y tú?
–CNT –me limité a contestar.
Mi pertenencia al sindicato anarquistaAnarquista Persona que rechaza la necesidad del Estado o de un poder público que gobierne sobre las personas. no nos situaba, aparentemente, del mismo lado. Sin embargo, yo ya sospechaba que todos los que teníamos ideas progresistas estábamos ese día en un mismo bando.
Pasamos casi toda la noche charlando. Conversamos sobre sus libros (yo había leído dos), sobre mis combates (él había visto uno), sobre Gaceta de Arte y Cartones (las revistas en las que él colaboraba), sobre mi trabajo como estibador en el puerto, sobre su Gomera natal, sobre mi infancia en Las Palmas. Hablamos de todos los temas imaginables, menos de lo que estaba ocurriendo, como si quisiéramos disimular ante nosotros mismos que ese era realmente el único asunto en el que pensábamos.
Únicamente al filo de la madrugada, cuando ya el cansancio, más que el sueño, estaba a punto de vencernos (en consideración a su reuma le había cedido el poyete para que se tumbara, mientras que yo me había acurrucado en un rincón del suelo), le escuché decir:
–Esto no puede durar mucho. Lo único de lo que pueden acusarnos es de ser de izquierda.
–Eso es más que suficiente.
Se hizo un silencio. Luego, el Poeta, preocupado, dijo:
–Firmé una petición en el Pleno del Ayuntamiento para que destituyeranDestituyeran Expulsar [expulsaran] a una persona de su cargo. a Franco.
–¿Y prosperó?
–¿A ti qué te parece?
Miramos a nuestro alrededor, a las sombras que dejaban adivinar los barrotes. Al instante, me di cuenta de la estupidez de mi observación. Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, soltamos una carcajada incontenible, que duró hasta que el cabo vino a ordenarnos silencio.
Compartimos aquel silencio y aquella oscuridad. Un silencio y una oscuridad que durarían ocho meses.


Capítulo 0

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Los cabecillas eran cuatro generales: José Sanjurjo, Emilio Mola, Francisco Franco y Gonzalo Queipo de Llano. El ejército se había sublevadoSublevado Sublevar: Incitar a una persona a que se enfrente a un poder establecido, utilizando la fuerza o las armas. en África, y Franco, el más joven de ellos, había iniciado desde Canarias un alzamiento contra el Gobierno de la coalición de izquierdas surgido de las recientes elecciones. Pero lo que las derechas y los militares denominaban el Alzamiento, no era más que un vulgar golpe de estado. Todo era desorden, cerrazón de puertas y ventanas, ruido de botas rompiendo el caluroso silencio de la mañana. Nadie sabía exactamente qué estaba ocurriendo, pero los «Alto a la Guardia Civil» o los «Les habla la Guardia de Asalto». Abran inmediatamente» se sucedían calle a calle, vivienda a vivienda, despacho oficial a despacho oficial. En pocas horas las cárceles quedarían tan abarrotadas que pronto serían inauguradas las prisiones flotantes y los temibles campos de concentraciónCampo de concentración Un campo de concentración o campo de internamiento es un centro de detención o confinamiento donde se encierra a personas por su pertenencia a un colectivo genérico en lugar de por sus actos individuales. Al contrario de lo que los cuatro generales esperaban, el golpe no triunfó en el primer momento. Era sábado, 18 de julio de 1936. Había comenzado la Guerra Civil Española.