Cap. 11

Irina no durmió bien aquella noche. La basura y las cucarachas que rondaban el abandonado lazareto le recorrían el cuerpo bañado en sudor, fruto de unas fiebres soñadas pero muy reales.

Y es que aquel lazareto se tuvo que recomponer a toda prisa para recibir a tanto enfermo como había en el barco que, finalmente, había fondeado en la bahía de Gando para ir trasladando a tierra a los enfermos en barquillos.

Muchas historias quedaron allí encerradas para siempre: enfermos, voluntarios, sanitarios y gente que quedó en el camino, bien fuera en el barco o en el lazareto.

—Muchas historias, amigos, que hoy, cien años después, se repiten con esta pandemiaPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. que estamos viviendo. El lazareto, gracias a una decisión acertada del alcalde de nuestra ciudad, y al trabajo de voluntarios que dejaron todo para ir al encuentro de aquellos pobres enfermos aún con la posibilidad de contagiarse y tal vez morir, salvó la vida a mucha gente —dijo Irina, a la que le quedaba solo el final para acabar su exposición.

Los chicos ya estaban a punto de redondear un excelente trabajo de aquel equipo que, a pesar de las adversidades, se lanzó a la aventura de aprender, extendiendo sus brazos imaginarios para tocarse el alma y crecer juntos.

—Bueno, Irina. Debes estar superorgullosa de «Desde las trincherasDesde las trincheras Nombre del grupo de trabajo.» —le dijo la indígena después de que la comunicación con el grupo se acabara por ese día—. ¡Vaya, cómo han crecido todos de la mano! La evolución de sus mentes ha sido bestial desde la primera aventura hasta ahora —continuó Gara—. El proceso evolutivo que he notado yo, que lo veo desde fuera…

—Vale, Darwin y la evolución de las especies, y tú, ahí andan… ¿No fue así como me llamaste la última vez? Pues ya te la devuelvo, te la puedes llevar. ¡Ja, ja, ja!

—¡Qué fuerte, Irina! Te repito que lo de la evolución y tú… a veces, como que no. Te he puesto en bandeja el final de la aventura, pero veo…

—¡Ah, sí! Lo tengo preparado. ¡Casi me olvido! Darwin, Humboldt y tú, ¡ja, ja, ja! Como el título de una canción hortera. Vale, vale, perdón. ¡Que no, que es broma! Allá voy.

 

Por ahora, hablo, pienso y sueño en el plan que he cocinado para ir a las Islas Canarias. Hace tiempo que tengo el deseo de ver paisajes y vegetaciones tropicales y, según Humboldt, Tenerife es un buen ejemplo de ellos.

[…] Tuvimos mar en calma por un día entre Tenerife y la Gran Canaria, y aquí experimenté por primera vez un gran placer: la vista era maravillosa…

 

—Estos son dos fragmentos de las cartas que Darwin escribió a cuenta de su viaje a las Islas Canarias —dijo Irina para acabar su parte de la tarea—. El 6 de enero de 1832, a bordo del Beagle, llegó el flamante científico al puerto de Santa Cruz, pero no pudo pisar tierra firme porque estaban obligados a cumplir una cuarentena de doce días a cuenta de una epidemia de cólera que se había desatado en la isla. Y se dieron media vuelta sin que Darwin cumpliera su sueño: visitar la isla.

Y con estas referencias a textos del gran científico la joven dio por concluida su intervención.

—Gara, me siento ahora mismo avanzando por el camino con Yauci, Darwin, Humboldt, Pepe, Manuela, Marco, Bernardino, Gilbert, Jonas, Reynald y, por supuesto, contigo. Y, si no cogidos físicamente de las manos, sí conectados con el corazón. Me siento protegida por todos ellos. También noto la cercanía de los enfermos del lazareto.

—Y mira detrás —dijo Gara—. Allá, a lo lejos, vienen cogidos de la mano también los mil cien presos políticos que fueron trasladados desde el campo de concentración de La Isleta hasta el lazareto de Gando.

—¡Sí, Gara, es verdad! Los fanatismos, las guerras y la falta de libertad también son epidemias. ¡Todos juntos a luchar! Como nuestro grupo del instituto. ¡Aprendiendo para mejorar este planeta!

—¡Efectivamente, amiga Irina! Ese es el secreto de la verdadera vacuna.

 

12 de junio de 2020


Cap. 10

El aplauso fue muy sonoro y largo, como también lo fue el tiempo de uso de la web que ellos utilizaban. Así que, de repente, se cortó la comunicación y se quedaron todos con la palabra en la boca y el aplauso en la mano.

Unos días más tarde le llegó el turno a Pepe. Todos estaban expectantes ante la posibilidad de que el muchacho hiciera algo especial, como era su costumbre, así que todos se vistieron elegantes para la ocasión. Marco añadió a su uniforme habitual, el pijama de Spiderman, una brillante corbata de pajarita.

El cantito con el que Pepe inauguró la exposición de su tarea no dejó indiferente a nadie. A los chicos se les puso la piel de gallina cuando el guapo rubio dejó oír las voces monótonas y un tanto espectrales de unas niñas que saltaban a la soga.

 

I had a little bird

And its name was Enza

I opened the window

And in-flew-Enza.

Luego se dejó ver en la pantalla con cara seria. Muy seria.  De repente, la música cambió. Ahora el canto se tornó triste y melodioso.

 Gilbert Mitchell se levantó muy temprano aquella mañana fría de principios de marzo. Su esposa Adelaida desayunó con él. No tenía buena cara. «No deberías trabajar tanto, Gilbert». Kansas, la capital mundial de los cowboys, como se le conoce hoy día, era donde se encontraba el campamento Funston, en la base militar Fort Riley. Gilbert trabajaba allí de cocinero.

En Wichita, cerca de uno de los márgenes del río Arkansas, en una humilde casa de madera, bien entrado el mes de marzo, Jonas White y su esposa lloraban la muerte de su hijo, el joven Reynald, quien disfrutaba de unos días de permiso otorgados por el ejército. A muchas otras familias también les fueron arrancados sus seres queridos a la fuerza cuando estaban empezando a vivir.

Y es que, cuando Gilbert llegó al campamento aquella mañana, la fiebre y el dolor de cabeza dieron con sus huesos en la enfermería. Cuando tenía que comenzar a servir la comida, al mediodía, la enfermería ya había registrado cerca de cien casos similares al del cocinero. A la semana siguiente, ya no cabía en aquel campamento tanto enfermo.

Dos años más tarde y tres oleadas después, la mal llamada gripe españolagripe española La pandemia de gripe de 1918, también conocida como gripe española o trancazo, ​​ fue una pandemia causada por un brote del virus de la gripe tipo A, subtipo H1N1.​ había dado la vuelta al mundo y, en su siniestro viaje, había matado a más de sesenta millones de personas. Algunos aseguran que bien se pudiera haber rondado los cien millones de víctimas.

Jonas cavó una tumba detrás del granero y depositó con mucho mimo el cuerpo de su hijo amado. Después de cubrir con tierra su ataúd, lanzó una furibunda y amenazadora mirada al cielo, se echó la pala al hombro y se fue a tratar de sobrevivir lo que le pudiera quedar, sin su amado hijo y sin ninguna esperanza.

Los muchachos ni parpadeaban. Pepe había empezado y su voz ocupaba todo lo que una voz haya sido nunca capaz de ocupar. Se podría haber oído hasta en el espacio vacío. Todos querrían haber interrumpido para preguntarle dudas, pero todos también sabían que estas se resolverían a lo largo de la exposición. Y si eso no ocurría, la lírica y el dramatismo que estaban viviendo no debería nunca ser interrumpido. Nunca…

Pepe siguió con su relato y la música siguió con su camino.

 La influenza era la mortal asesina. El virus de la gripe se cebó con mucha gente joven aquel 1918 y, desde Kansas para el mundo, mató a muchas más personas que las dos guerras mundiales juntas. Los jóvenes soldados que no sucumbieronsucumbieron Sucumbir: Rendirse o ceder ante una presión, dejando de oponer resistencia. ante tan poderoso e invisible enemigo fueron llevando el contagio allá por donde iban. Poco a poco, otros Estados informaron de brotesbrotes Un brote epidémico, y usualmente brote, es una clasificación usada en la epidemiología para referirse a la aparición repentina de una enfermedad debida a una infección en un lugar específico. parecidos, como Virginia, Alabama, Florida… 

Dos meses más tarde, el pequeño enemigo fue cansándose de Estados Unidos y puso pie, de la mano de los soldades americanos que iban a participar en la Primera Guerra Mundial, en las playas francesas. Y de ahí, inició un largo viaje, regado de muchachos que se rendían ante tal poderosa arma.

Bronquitis purulenta, muerte púrpura, fiebre de las moscas de arena o fiebre de Flandes fueron algunos de los nombres con los que se bautizó el mal.

Las trincherastrincheras Trinchera: Zanja excavada en la tierra dentro de la cual quedan los soldados protegidos del fuego enemigo o parcialmente cubiertos para poder disparar. se llenaban de muertos. Las de los dos bandos. No eran las balas las que dejaban a aquellos jóvenes con sus hermosas caras de color azulado por la cianosis o falta de oxígeno que el enemigo les producía al endurecerles los pulmones para matarlos asfixiados lentamente. No, no eran las balas…

La dama española… Otro de sus siniestros nombres. Quizás el más siniestro, y también quizás el más injusto. Y es que la gripe española, ‘influenza’ en inglés, lo único que tenía de española era el número de muertos de este país que se llevó por delante tras cruzar sobrevolando los Pirineos. Los contendientes de uno y otro bando veían a sus soldados sucumbir ante el mal. Ninguna de las partes quería hacer pública tal noticia cargada de desesperanza, que pudiera darle alas al enemigo, sin saber que el horror se cernía sobre las cabezas de todos. 

Los periódicos en España, país neutral en la guerra, sí que publicaban noticias acerca de la enorme cantidad de españoles que habían muerto entre mayo y junio en el país a causa de la gripe. Y esta información corrió, como el mismo virus, a todas las agencias de noticias del mundo. De ahí el nombre de gripe española: por ser los primeros que hablaron de ella.

En invierno de 1918 la gripe vuelve a Estados Unidos y alcanza hasta los pueblos indígenas de Alaska. Se agotaron los ataúdes, como Galdós cuenta en Una industria que vive de la muerte. Se convirtieron algunos tranvías en coches para llevar cadáveres a su última morada. Última morada que, a veces, se cansaba de esperar a aquellos que se quedaban abandonados en casa hasta que alguien los iba a buscar para acercarlos al destino al que no podían llegar por su propio pie. Todo fue un horror: lo que vivían los enfermos, las familias, el personal sanitario. Lo que vivían todos.

¿Que por qué mataba sobre todo a gente de entre veinte y cuarenta años? Los estudios no son concluyentes, pero algunos indican algo acerca de que esas generaciones propensas a enfermar y morir de la influenza habían sido expuestos, durante la infancia, a un virus con proteínas distintas a las del virus que nos ocupa. Es un tema de exposición a virus y creación de anticuerposanticuerpos Un anticuerpo es una proteína producida por el sistema inmunitario del cuerpo cuando detecta sustancias dañinas, llamadas antígenos. e inmunidadinmunidad Estado de resistencia natural o adquirida que poseen algunos organismos frente a una determinada enfermedad o al ataque de un agente infeccioso o tóxico.. ¡Ya sabes, Marco: para tu glosario, colega!

Como estamos viviendo, la historia se repite y nunca debemos bajar la guardia. «No hay enemigo pequeño», decía mi padre. Pero lo importante es ser estrictos en preservarnos, cumplir las normas de higiene que se nos indican y, sobre todo, prepararnos para poder servir a la humanidad, y no precisamente con las guerras, sino con la investigación científica, con la medicina, con la enfermería y con todo lo que hoy estamos viendo que puede servir para salir de estas pandemiasPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. que nos acechan. Y salir lo más victoriosos que se pueda. ¡Que sin fútbol se puede vivir, Irina, que sé que te apasiona, pero sin ciencia no!

 Aún hoy en día, los niños y niñas americanos cantan una melodía que acompaña a sus juegos, y que recuerda a aquel enemigo que vino volando. (Yo tenía un pajarito llamado Enza, abrí la ventana y entró volando).

I had a little bird

And its name was Enza

I opened the window

And in-flew-Enza.

 

Como cuando pierdes la conexión en videollamadas y se queda la imagen congelada… Pues así se quedaron todos, aunque, en este caso, con la conexión a full, como diría Marco.

Manu comenzó a aplaudir con una cadenciacadencia Sucesión regular de los sonidos o los movimientos que se va repitiendo en un período de tiempo determinado. lenta y continua a la vez que movía su cabeza, como afirmando parsimoniosamente. Le siguió Marco a todo gas, y luego Irina, quien comenzó una serie de reverencias «hechas con merecimiento», como ella misma le diría a Pepe.

El muchacho soltó el papel y, con un suspiro de alivio y de misión cumplida, se atrevió a articular un ‘gracias’ salido desde lo más hondo de las trincheras.

—¿Quién dijo que se acabaron las tareas en grupo por lo de la pandemiaPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.? ¿Quién dijo que no acercarnos nos iba a convertir en seres individuales, sin contacto con nuestros semejantes? ¿Quién dijo…? ¡Nada más! Creo yo… Aunque hubiera sido mejor tres ‘quien dijo’, como a veces hace Irina —sentenció Marco muy emocionado.

—¡Chaval! ¿Misión Imposible? ¡Cambia el título de la peli, Pepe, porque la has vuelto a liar! —le dijo Irina realmente sorprendida.

—Pepe, esa música, esa melodía, esas voces duras pero hermosas… Y ese guion tan bien hilvanado. Me quedo sin palabras porque todas las cogiste tú. ¡Enhorabuena! —concluyó Manuela.

El trabajo estaba llegando a su fin. Pasada la Semana Santa, el confinamientoConfinamiento Aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad. radical se iba a empezar a suavizar un poco. Nuestros chicos tenían otras preocupaciones, tal vez más importantes para ellos, como salir a pasear  —«a un centro comercial, ¡qué horror!», como diría Gara sobrecogida— ir a la playa, irse a Artenara —«Desde que pueda me llevo a esta panda de vacaciones a Artenara»—, ver a sus amigos, abrazarlos, volver al insti…

Pero eso estaba aparcado por ahora. La vida se les había quedado demasiado pegada y no los dejaba avanzar. Sin embargo, también habían sacado lo suyo de este contratiempo.

—A lo mejor hemos encontrado la fórmula para trabajar por la tarde en casa: el trabajo colaborativo a través de las redes. ¡Es fantástico! Y así nadie se escaquea de estudiar fuera de clase. ¡Como ahora no nos podemos acercar a menos de dos metros…! Gara, ¿tú sabes como cuando estás triste porque se te acaba algo chachi, pero a la vez estás alegre porque se te acaba? ¿Como cuando te alegras, pero te cae a la vez una loza encima del coco? ¿Como cuando…?

—¡Ya, ya, no sigas! Quieres decir que ahora tú qué vas a hacer para acabar tu parte después de que Pepe haya resuelto la suya de forma tan magistral, ¿no? ¡Venga, venga, que te voy a enseñar algo!

Gara llevó a Irina de viaje nuevamente. Se fueron hasta Telde. Sobrevolaron el lazareto de Gando en 1918. Era un edificio hoscohosco Que tiene un carácter cerrado, desagradable y que no gusta de relacionarse con los demás. y gris e impresionante. Se construyó pensando en un lugar aislado para tratar epidemias de las que, a cada rato, asolaban las islas y que entraban por mar para cabalgar sobre una ciudad a la que diezmaban sin piedad.

Así, este lazareto iba a tratar enfermedades infecciosas. Pero no tenía algo que era clave: un muelle para poder poner en cuarentena directamente, por ejemplo, a gente que llegara por mar con el amarillo y negro por bandera, que indicaba epidemia a bordoEpidemia a bordo Libro de Mercedes Arocha, publicado por Cam-PDS editores, que narra un episodio de Gripe Española en un barco que llegó a Gran Canaria.. El acceso por tierra tampoco era nada fácil.

—¡Madre mía, Gara, qué miedito da todo esto! ¿Y no será este lugar el campo de concentración en donde encerraron a los presos políticos? Algo de eso me contó el abuelo Antonio.

—Efectivamente, Irina. Eso ocurrió entre 1936 y 1939. Después de destinarlo a acoger a presos políticos entre esos años, se olvidaron de él hasta 1946, año en que pasó a manos del Ejército del Aire. Hoy, en tu tiempo, es simplemente un edificio en ruinas, eso sí, cargado de historia. No entiendo por qué no está restaurado y preparado para visitar. Guarda muchos secretos que solo unos pocos conocen. Y la historia no se debe olvidar, porque si no se corre el riesgo de repetirla. Algún día recorreremos estos edificios y sus entrañas, donde se guarda tanto. Pero a nosotros nos interesa 1918, cuando lo de la gripe de Pepe. Vamos a centrarnos.

—Gara, ¿qué te parece si bajamos y oímos?

—Primero nos acercaremos a escuchar el principio de la historia. Y esto ocurrió en la ciudad.

 

«¡Al Lazareto! ¡Los llevaremos al Lazareto! Es lo mejor. No podemos dejar que se mueran a bordo», dijo don Bernardino Valle, alcalde de Las Palmas. «Y, por supuesto, no podemos poner a la población de la ciudad en peligro llevándolos a los hospitales que, además, están hasta arriba de enfermos. Está claro que no los podemos dejar atracar, pero tampoco dejarlos morir».

El alcalde de la ciudad, de acuerdo con el presidente del Cabildo, José Mesa y López, que además de una calle, fue un personaje…, impuso su autoridad en una de las decisiones más difíciles que iba a tomar en su vida. El director general de Sanidad envió un telegrama a Las Palmas para que todos los viajeros procedentes de la Península afectados fueran desembarcados.

Y es que desde que el barco Infanta Isabel, que venía desde Vigo cargado de ilusiones para buscar fortuna en el Nuevo Mundo, se acercó a la bahía, dejó ver su bandera amarilla y negra, que indicaba a las claras que estaban en cuarentena porque una enfermedad se había apoderado del gigante marino. Enfermedad que también se estaba haciendo sitio entre una población canaria a la que, además, se la comía el hambre.

 

—Pero, Gara, en la ciudad se ve a mucha gente contenta alrededor del muelle.

—Claro, Iri. Cada vez que un barco llegaba a la capital todos veían una esperanza en ese atraque. La ciudad se llenaba de vida, negocio, trabajo e ilusión. Pero cuando se dieron cuenta de que, además, traía a bordo la gripe… les cambió el semblantesemblante Expresión que tienen las facciones de una persona y que revelan su estado de ánimo.. Ya había muchos enfermos de ese mal en la isla. Dos veces ese mismo año había hecho su aparición en Gran Canaria. Y la gente tenía mucho miedo.

—Madre mía, Gara. ¡Es verdad! Mira cómo se está despejando el muelle.

—Sí, Irina. Cuando el barco llegó a Las Palmas, camino de las Américas, solo habían pasado unos seis días de travesía y ya había ciento setenta atacados, como llamaban a los enfermos. Diecinueve estaban muy graves y nueve habían muerto. La enfermedad estaba propagándose a un ritmo terrorífico. Y esto fue solo el principio. Vámonos ya, que no trajimos mascarilla y nos podemos contagiar nosotras también.

—Calla… ¿Sí? ¡Venga ya! Te quieres quedar conmigo… —dijo cuando se dio cuenta de que Gara le estaba tomando el pelo.


Cap. 9

La Covid-19 estaba corriendo por el mundo de una manera exagerada. Varios millones de contagios se estaban produciendo en casi todos los países del mundo, y mejor ni hablar de fallecidos.

Esto se entiende por la gran movilidad de personas que hay actualmente por el planeta. No era así en las épocas a las que hemos hecho referencia, pero es que las ciudades canarias de la época, como la mayoría de ciudades, tenían un importante problema de salubridadsalubridad Característica o cualidad de lo que no es perjudicial para la salud.: mucha basura cerca de las zonas habitables, animales sueltos por las calles y, sobre todo, pocos medios para remediar estos problemas.

Como hoy, el aislamiento, los cordones sanitarios y la desinfección con lo que se tenía más a mano era lo único con lo que se podía hace frente a las epidemias. Hoy día, en los campos, cuando llega el verano, se sigue albeandoalbeando Albear: Blanquear o poner blanco algo. las cuevas con cal. Dicen que es un buen desinfectante.

—¡Irina, a cenar!

Fue poner un pie en tierra, en una habitación de la que parecía que no había salido, cuando oyó a su madre llamándola.

—¡Vooooy, jefa! ¡Tengo un hambre! ¿Habrás preparado algo contundente, verdad? ¡Di que sí! —Y agarró el tenedor y el cuchillo como lo hubiera hecho Obelix en cualquier episodio de la Galia que coincidiera con la hora de comer, que para nuestro personaje eran todos.

—Iri, ¡mírame! ¿A ti te han dicho en el insti que las esclavas se acabaron?

—Sí, madre. Pero yo todavía tengo una, ¡je, je, je! —Margaret se aproximaba más rápido que Speedy Gonzales cuando la joven señaló su muñeca—. ¡Mami, mami! ¡Atrás, vade retro! Mira, mi esclava, con nombre y fecha de nacimiento. Pero si me la regalaste tú… ¡Ja, ja, ja!

Y así fue como acabó otro día de confinamientoConfinamiento Aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad. severo, metidas de lleno en la Semana Santa y con el trabajo de Irina casi maqueadito, como ella misma le contó a su madre. Porque hasta ahí pudo contar. Lo otro… ¡Ni una palabra a nadie! Como siempre le repetía su amiga Gara.

—¡Base llamando a Tierra! ¡Base llamando a Tierra! ¡Houston, tenemos un problema! ¡Hasta el infinito y más allá! ¡Hakuna Matata…!

Marco intentaba, por todos los medios, que le hicieran caso en aquella nueva conferencia ‘Internetstelar’, como las había bautizado Pepe.

Unos y otros cogían la palabra, se mandaban besos y se saludaban como si el mundo estuviera llegando a su fin. Solo pararon cuando oyeron la expresión estrella de la peli El rey león: ¡Hakuna Matata!

—¡Chaval! ¿Y ese repertorio? —soltó Irina empleándose a fondo.

La muchacha tomó la palabra aprovechando aquel claro, ya que todos se quedaron calladitos, para contarles su parte. Después de haber hecho un recorrido desde la Canarias más antigua hasta el cólera de 1851, Irina se había quedado muy a gusto.

—Quien diga que no sabemos hacer trabajo cooperativo que nos lo pregunte a nosotros, que tenemos para contar lo que cabe en una enciclopedia, colega. ¡Somos lo más, primo! —Marco estaba exultante por pertenecer al grupo «Desde las trincherasDesde las trincheras Nombre del grupo de trabajo.» y a cada momento que tenía la oportunidad lo repetía—. ¡Vamos sobraos, loco!

—Es verdad, Marco, pero si lo repites tanto parece como que no te lo crees. Además, de cara a los demás grupos hay que tener tacto y ser solidarios con los menos capaces. Nosotros lo llevamos crema, pero no te farolees mucho, que queda feo —Irina siempre tenía presente el no dejar a nadie por debajo, sino ayudar en todo y a todos.

—¿La solidaria? —se quedó Marco pensando—. ¿Eso no es como que se te lo come todo y tú te quedas en nada? ¿Flaco como un espagueti? ¡Eso me contó mi padre una vez! O algo así…

Pepe, por no escupir al ordenador, apuntó a una pobre maceta que estaba al lado, cerca de la ventana, y la regó… pero con el refresco que tenía en la boca. Los demás le fueron a la saga y solo quedó una carita en la pantalla, la de Marco, que se quedó pescando, como le dijeron los demás.

—Eso es la solitaria, Marco. La tenia —le dijo Irina como pudo porque no paraba de reír.

—La tenía, será. ¡Con tilde! ¿No? —le contestó Marco, a quien ya no sabían si darle el título del más erudito con las palabras o quitárselo de por vida en ocasiones como esta.

—Voy a hablar de Don Benito. ¡Marcos, cállate! —le ordenó Manuela cuando el chaval estaba a punto de levantar el dedo otra vez.

—¡Vale, captado, amiga! ¡Punto en boca! —respondió Marco—. Pero ese es el pibe de antes, ¿no?

—¿Te acuerdas, Irina? Lo que hablamos: solo voy a aportar unos detalles del gran escritor y su relación con el cólera. Durante la primera epidemia de cólera del siglo XIX, le faltaban a Don Benito años para nacer. Fue en la segunda, en 1851, de la que tú diste muy buena cuenta ya, cuando la familia Pérez Galdós, huyendo de la epidemia en la ciudad, se trasladó al campo. Más concretamente, a la finca de Los Lirios, en El Monte, donde estuvieron casi seis meses. Su familia no sufrió ninguna baja, pero otras vieron partir a muchos de sus miembros. Durante esos meses de confinamiento, el niño Benito se ocupaba de sus cosas mientras se preocupaba de lo que oía y vivía también. Esto se vería reflejado en años posteriores en algunos de sus escritos, como en el Episodio Nacional titulado Zaragoza, en el que habla de los estragos de la epidemia.

—Perdón que te interrumpa, Manu —Irina quería dejar constancia de que parte de aquello que contaba Manuela era parte de aquello otro que ya ella contó—. ¿No estabas hablando de 1851? Es que acabas de nombrar Zaragoza, que trata de acontecimientos ocurridos muy a principios del siglo XIX, y Don Benito ni había nacido ni se le esperaba. ¡Ja, ja, ja! —Soltó de corrido, y muy sobrada, ante los ojos como platos de Pepe y Marco, que veían, por el tono que había empleado la muchacha, que la cosa se podría poner fea de un momento a otro.

—¿Podrías dejarme terminar? —sentenció Manu.

A su vez, Pepe cruzaba sus antebrazos y hacía un paraguas con el dedo índice de una mano sosteniendo la palma de la otra, ocupando su cuadrito de pantalla para pedir tiempo muerto, o cambio, ¡o no se sabe bien qué!, mientras Marco gritaba:

—No me digas que tendremos partidito de baloncesto, colega… ¿Ya se puede jugar?

—No, tranquilos, no pasa nada —reaccionó serena Manu—. Irina, has estado atenta. Tienes razón, Don Benito habló de la epidemia en la novela que trata del sitio de Zaragoza por parte de los franceses, y también en Un faccioso más y algunos frailes menos, donde describe hechos que no vivió directamente, ya que se relatan acontecimientos sobre la epidemia de cólera de 1834, pero sí que pudo valerse de sus recuerdos sobre cómo vivió esta experiencia en el 51.

»Más tarde, vio la luz un cuento titulado Una industria que vive de la muerte, que se publicó en prensa en 1865, año de otra terrible epidemia de cólera que entró por Valencia y alcanzó Madrid, haciendo que nuestro escritor tuviera que revivir aquel confinamiento que ya sufriera en El Monte Lentiscal. Por eso comenté que los recuerdos de su niñez en la epidemia que sí sufrió en Las Palmas, la que tú tan bien trabajaste, como ya te dije, seguro que le sirvieron de mucho para novelar, así que gracias, amiga.

Manu no quería problemas. Después de darle las gracias a Irina, para relajar la tensión, continuó con su exposición.

—También quería reseñar que, durante aquel confinamiento del 51, el pequeño Benitillo construyó la maqueta de una ciudad medieval o algo parecido, con su río que la rodeaba, su iglesia gótica, sus caminitos… La hizo pintando y recortando papelitos, con piedras, cartón, cristalillos… Hoy en día parece que se conserva en la citada casa del Monte Lentiscal.

—Pero ¿estamos seguros de que en el episodio Zaragoza se habla de cólera? ¿No será de fiebre amarillafiebre amarilla La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. o de gripe? —insistió Irina.

—Pues lo investigaremos, amiga. Yo he visto por encima que nombra la epidemia, pero referencias específicas al cólera no. Además, no he encontrado nada acerca de que en las fechas del sitio de Zaragoza hubiera tenido lugar alguna epidemia de cólera en España. De todos modos, habrá que leer ese episodio de Don Benito con detenimiento. Marco, ¿te atreves?

—¡Eh, eh, para mí no miren! ¿Estas dos se ponen a hablar de cosas raras y ahora tengo yo que solucionarlo? ¡Qué va, qué va! Tipo no veo bien de cerca. ¡Ja, ja, ja!

Todos los componentes de aquel peculiar grupo se tomaron un descanso y se echaron unas risas con la respuesta de Marco.

—¡Vaya, no perdió el tiempo! Claro, es que los genios no perdemos el tiempo nunca —soltó Pepe, muy ufanoufano Persona que presume de sí mismo o se muestra orgulloso de poseer cierta cosa o de ser algo.—. Lo digo por lo de la maqueta y eso…

—¡Vale, Eu-genio! ¡Ja, ja, ja! Suelta el premio Nobel un ratito, que te pareces a Russell Crowe en Una mente maravillosa, una peli que cuenta la historia del genial matemático John Forbes. ¡Que yo también sé de cine, coleguita! —replicó Irina a la vez que mandaba un besito volado al atónito Pepe.

—¡Levántate de la butaca, que acabó la sesión, Irina! ¿No ves que está exponiendo Manu? ¡Vaya fauna, Dios mío! —Pepe hizo ademán de sufrir lo que más bien le encantaba de aquel maravilloso grupo, para luego picarle el ojo a Irina ¡Se lo pasaba genial!

—Gracias, Irina y Pepe. Bueno, después de esta interrupción, por otro lado refrescante —dijo Manu con un deje chistoso, algo raro en ella—, he de decir que este trabajo de nuestro insigneinsigne Sinónimo de célebre. escritor me recuerda mucho a lo que hacemos en Tecnología con Silvia y Vero, ¿verdad?

¡Vaya que si era verdad! Habían aprendido hasta a atornillar y cortar madera, por empezar con los trabajos más duros, para acabar haciendo maquetas de ciudades con luces y, por supuesto, usando materiales reciclados, que, por cierto, era lo más que le gustaba a Irina. «¡Fuera consumismo y arriba con lo que le sobra a uno mismo!», había sido su lema en las tareas de Biología sobre medioambiente. Pero eso es otra historia.

Manuela continuó hablando de Galdós. Este había empezado ya a formar parte de su vida y ella se empeñaba en reivindicar su figura desde que encontraba un resquicioresquicio Abertura estrecha y alargada que queda entre el quicio y la puerta cuando esta no está cerrada del todo o cierra mal., por pequeño que este fuera. Siempre buscaba la manera de ponerlo en valor. ¡Es que es canario y uno de los mejores escritores de la historia de la humanidad!

—Otra epidemia entró por Valencia en 1865, como les estaba contando. Seguía sin saberse mucho de la enfermedad. Las mejores curas las proponían los que hacían sangrías para expulsar el mal del cuerpo; luego estaban los que proponían lavativaslavativas Lavativa: Enema, lavado, lavativa o clisma, es el procedimiento de introducir líquidos en el recto y el colon a través del ano. y teorías miasmáticasteorías miasmáticas Según esta teoría los miasmas, que eran el conjunto de emanaciones fétidas de suelos y aguas impuras, eran la causa de enfermedad., y, los ensalmadores, quienes mediante palabras mágicas, señales y frases, y previo pago, claro, decían curar la enfermedad —Manu seguía a lo suyo, captando otra vez con sus palabras la atención de sus amigos—. Marco, no había cambiado nada, como te podrás dar cuenta, desde la Antigüedad clásica —dijo dirigiéndose al muchacho en su brillante disertacióndisertación Escrito o exposición oral en que se diserta sobre un asunto.—. ¡Y mira que ha pasado tiempo desde la Edad Antigua, que tú trabajaste, hasta este siglo XIX! —siguió la muchacha, centrando su atención en Marco, quien asentía como si estuviera entendiéndolo todo.

Tal vez sí que lo entendía, pero las caras que ponía…  «¡Es que es flejeFleje En este caso es sinónimo de gran cantidad. gracioso!», pensaba Irina.

—Hasta que, en febrero de 1884, apareció Robert Koch, descubriendo el bacilobacilo Bacteria de forma cilíndrica alargada. causante del cólera. ¿Y a que no saben dónde lo descubrió? —preguntó Manu mientras Marco levantaba la mano—. ¡En las heces! —siguió la joven, ignorando la temida intervención de Marco que, sin embargo, se produjo.

—¿En las heces? ¿Como los canarios? En las zetas no, ¿verdad? ¡En las eses! Mejor me callo, ¿no? —e hizo señales de darse un punto de costura en los labios.

—Y llegó Jaime Ferrán, en 1885, quien ensayó una vacuna muy criticada por los políticos y los científicos de la época, como el gran Ramón y Cajal, quien negaba que introducir en el cuerpo lo mismo que producía la enfermedad pudiera ser efectivo. No se aprobó la vacuna hasta el verano de 1919 en un congreso en París. Entonces ya se reconocía la vacuna como medio para acabar con la enfermedad.

—¡Guau, Manu! El tema vacunas no había sido tratado en el trabajo. ¡Y es la clave! —dijo Irina, siempre atenta.

—Total, chicas —dijo Marco mirando al infinito como a una luz—. Por la vacuna es por lo que todos estamos en una carrera contrarreloj para poder volver a la vida normal con esta Covid-19. No es por fastidiarles la fiesta, no —continuó el muchacho—, pero ¿qué tienen que ver las vacas? Siempre me lo he preguntado, pero no lo hago en voz alta por si se ríen —comentó Marco.

—¡Como si a ti te preocupara preguntar por si se ríen! —le dijo Irina, comprensiva—. Pero como tú eres la bomba, te voy a decir que tienes toda la razón. Viene de vaca. Hay una serie de palabras clave que entrarían en los glosarios que tanto te gustan: Balmis, personas ordeñando vacas, inmunidadinmunidad Estado de resistencia natural o adquirida que poseen algunos organismos frente a una determinada enfermedad o al ataque de un agente infeccioso o tóxico. y vacuna. ¡Y la solución es que el grupo «Desde las trincheras» se encuentra orgulloso de que seas uno de sus miembros!

—¡Ay, colega! —dijo Pepe—. ¡Yo con esto hago una peli que te cambas la peluca! Las vacas sagradas de la inmunidad, sería el título.

—Vale —cortó Manu—. Ya tienes el título. Y como te va a quedar confinamiento para rato, vete buscando actores y financiacion. Y si sabes contar… no cuentes conmigo. ¡Je, je, je! ¡Efectivamente, Marco! ¿Te acuerdas de que te pregunté por qué Galeno, tan cerca que estuvo de la enfermedad en la Antigüedad, no enfermó? —le preguntó Manu a Marco.

—¡Hey, hey! Esa me la sé —saltó confiado Marco—. Como en esa época no se podía abrir cuerpos de personas, para su novelería y su formación, claro, realizó muchas disecciones de animales muertos. Parece ser que las vacas con viruela vacuna, que eran en vida frecuentadas por los que las ordeñaban y cuando llegaba Galeno, una vez muertas, las diseccionaba, transmitían ese tipo de viruela y ambos, ordeñadores y Galeno, quedaban vacunados contra la viruela. Unos y otro habían entrado en contacto con ese virus y ya estaban inmunizados. ¡Vacuna conseguida! O algo así… ¡Y de vaca! ¿Viste? —acabó Marco, mostrando su pulgar hacia arriba y picando un ojillo.

—Quisiera acabar rindiendo homenaje a Don Benito, quien este año 2020 hubiera celebrado cien años desde su nacimiento. Muchos actos se han suspendido por la pandemiaPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región., con lo cual nuestro escritor pasa, con este de la Covid-19, por su tercer confinamiento —acabó Manu su intervención hablando de su ídolo, el escritor Don Benito Pérez Galdós.

Así, se cerró brillantemente la videoconferencia de aquella mañana con la intervención de ‘la muchacha que hablaba de Galdós’, como la bautizó Pepe.


Cap. 8

Tardaron tres días en asomarse nuevamente a la ventana digital, como diría Pepe. Tocaba reunirse y ya no se podía posponer más. Las chicas no habían hablado desde que tuvieron el roce a cuenta del comentario de Manuela. Pepe pidió la palabra para tararear una melodía que le rondaba la cabeza y Marco trataba de hacer alguna gracieta para ver si las chicas enseñaban algo más que su pelo.

—Pepe, están enfurruñadas. En plan: ¿nos echamos unas horillas en la Play o nos organizamos una fiestuki los dos? —Marco hablaba sin parar a ver si las muchachas daban señales de vida—. ¡Cambio y corto! Pepe, me pierdo por el bosque a ver si me encuentro al lobo. Lo prefiero a estas caperucitas rabiosas.

—No, quédate, Marco. Empecemos, que queda poco tiempo —dijo Manuela colocándose las gafas y arreglándose el pelo, coqueta—. Irina, si en algo te ofendí, te pido perdón. No quería menospreciar tu trabajo, sino aportar lo que aprendimos juntas cuando trabajamos a Don Benito. Hay cosas interesantes y se podría enriquecer lo que tú tan bien hiciste.

—¿Cuándo trabajaron con Don Benito? Ese chaval ya no está en el insti, ¿verdad? ¿Y por qué lo tratan de ‘don’?  —preguntó Marco—. ¡Este grupo es más raro que una rana con pelo!

El resto no supo si lo dijo para romper el hielo o con toda su alma, pero consiguió el objetivo.

—¡Tú sí que eres raro! ¿No te acuerdas de Benito Pérez Galdós? —le preguntó Pepe.

—¡Pues ni con los apellidos, Pepe! ¡No me acuerdo, viejo!

—¡Marco! —dijo Manu con un tono cantarín que escondía un deje de resignación—. El texto que pusiste al final de la tarea… ¿Te acuerdas? Era del libro titulado Un faccioso más y algunos frailes menos, ¿no? Pues eso lo escribió Don Benito.

—¡Colega! Si es tan famoso, ¿cómo es que no coincidí con él? ¡Ji, ji, ji!

Los muchachos estaban a punto de rendirse cuando vieron resurgir, de su cuadrito de pantalla, aquellos dos hermosos ojos grandes de Irina, llenos de lágrimas por la risa. Se disculpó con Manuela por haberle respondido de forma tan impulsiva y quedaron aparte para trabajar juntas…

—Y con Don Benito, Manu. ¡Ja, ja, ja! —soltó Irina mientras miraba para Marco.

Las aguas volvieron a su curso. Aclarado el malentendido, volvió la calma. Pepe había empezado con su runrún particular. Ya había presentado su trabajo cual guion de cine y estaba a punto de darle a la claquetaclaqueta Una claqueta es un dispositivo utilizado en la producción de vídeo y cine. Asiste en la sincronización de imagen y sonido, y para identificar claramente qué escena o toma se esté grabando..

—Tengo que currármelo bien. Tengo que volver a hacer algo grande. Ya no quiero volver a hacer las tareas para salir del paso. ¡Y a Dios pongo por testigo que jamás…! ¡Ja, ja, ja! Me parezco a Vivien Leigh en el papel de Scarlett O’Hara en el final de Lo que el viento se llevó. Y aunque no es mi género, mi madre estaría orgullosa de mis palabras. O eso creo yo, ji, ji, ji.

Por otro lado, Manu se había metido de lleno en la cabeza de Don Benito para descubrir cómo vivió este las epidemias de cólera de su siglo, y Marco seguía dándole vueltas a la cabeza buscando qué más hacer. Había terminado su parte.

—Ahora solo me queda pulir mi texto para dejarlo to’ guapo y ver qué más puedo hacer. ¡Alucino con lo que se me viene al coco! Yo, el rey del copia/pega por el aire y a jugar con la Play, y ahora «pasando a mis palabras», como dicen los locos estos! ¿Me habrá dado algún mal?

La Semana Santa se acercaba a Irina a velocidad de colisión y el encierro le estaba afectando mucho. Todavía no tenía una idea clara de cómo continuar la tarea, pero tampoco se podía concentrar para aclararse un poco.

—¡Ay, Gara, ya no aguanto más! Yo tendría que estar preparando la mochila para subir a Artenara. ¡Y no puedo ni salir al parque un rato! ¡Yo rompo la cuarentena! ¡Te prometo que la rompo!

—¡Y yo te rompo la crisma! Irina, ¿con quién estás hablando? Mira a ver, que lo único que me faltaba es que te multaran por saltarte la cuarentena. ¡Venga, venga, a cenar! —dijo Margaret.

—¡Ja, ja, ja, jaaaaa! —se carcajeó Gara—. Tu madre no se deja caer nada al suelo. ¡Madre mía! Digo, madre tuya… ¡Fuerte oído y fuerte diligencia mental! Podrías aprender un poco de ella y dar con la clave de tu parte de la tarea, que te veo muy venida a menos.

—¡Yaaaaa! ¡Cállate!

—¿Cómo? —le gritó Margaret mientras iba dando zapatazos por el pasillo, directa a su habitación.

—¡A ti no es! Digo… ¡ya voy! Es que no sé qué me pasa, . Perdón, no era contigo.

—Ahora me dejas más contenta. ¿Estás hablando sola? ¿O tienes una amiguita invisible? —preguntó Margaret con retintín—. ¡Vaya con la señorita contestona! ¡Anda, anda! ¡A la cocina ya! —seguía hablando Margaret mientras volvía sobre sus pasos—. Y que sepas que el señor Sánchez va a pedir quince días más de confinamientoConfinamiento Aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad..

—Irina, tu madre tiene poderes. ¡Ella sabe lo nuestro! ¡Ay, Alcorac, yo me pierdo para mi cumbre, que tu cuarentena no es la mía!

—¡Cállate! —esta vez lo dijo con voz queda—. ¡Ella no ve nada ni tiene poderes! Y eso de «ella sabe lo nuestro» no significará nada más, ¿verdad? ¡Ja, ja, ja!

—¡Piérdete a cenar que yo me voy! Sé que no puedes salir, o no quieres, porque veo que ya se te ha olvidado la magia de nuestros viajes…

—¡Claro! ¡Grande, Gara! ¿Podemos, como hacíamos el verano pasado? ¿Las dos juntas? ¿Seguro? ¡Es que yo creo que…!

—¡Que no, que buscaré a alguien que me preste su confianza! ¡Tú ya estás perdiendo la ilusión y la imaginación! ¡Ya no me vales!

—¡Gaaaaraaaa! ¡Ceno y nos vamos!

Las muchachas tenían una relación a través de la línea del tiempo. Adelante y atrás, la recorrían. Era una historia de la que ambas eran protagonistas. Siempre había algo que aprender. Siempre había algo para olvidar. Siempre había algo que se repetía en el tiempo.

Irina comenzó años atrás a recibir a su amiga mágica. Esta le enseñaba su historia. Y había llegado el momento de emprender otra aventura que a Irina le iba a venir muy bien, pues serviría para aliviar el duro confinamiento mental que ya tenía encima.

—¡Guau, Gara! No hay ni un alma en la calle… ¡Mira, mira, Triana vacía! ¡Eh! ¿Y las playas? ¡Solo con las pisadas de las gaviotas! ¡Vamos, vamos a un centro comercial a ver si…!

—¡Eso sí que no, urbanita! ¿Llevas encerrada más de tres semanas y a donde primero quieres ir es a un centro comercial? Vaya con la madura e inteligente Irina… ¡No me lo creo!

—No, a mí no me gusta ir a pasear, comprar, ir al cine, merendar, quedar con los amigos, echarme unas risas… ¡en un centro comercial! —dijo Irina de corrido y sin respirar—. ¡No, no…! La próxima quedo con mis colegas en un museo… ¡Ja, ja, ja! —soltó, en modo irónico, la muchacha.

—Quedar en un museo no, pero en la playa, en un parque, en la avenida, al sol, no estaría de más. ¡Vaya nivelazo el tuyo y el de tus amigos! Y en un museo, ¿por qué no?

—Eso lo dices porque eres de las de antes. ¡Si en tu tiempo hubiera habido un centro comercial seguro que hubieras ido la primerita!

—Y a un local de hamburguesas y perritos, para no tener que sembrar y rogar que lloviera. ¡Venga, fuera lo absurdo, que a mí las personas absurdas se me resbalan de la mano en pleno vuelo espacio-temporal! Y lo de que soy de las de antes se te habrá escapado, que no nos llevamos mucho tú y yo…

—¡Mira, mira, Gara! En ese llano de casas se ve a un montón de gente reunida. Mira a aquella mujer llorando. Y a esa otra con dos chiquillos colgados a sus faldas y como implorando al cielo. ¡Ahí debe de estar pasando algo! ¡Y no bueno me da! ¡No te acerques más, por favor, que tengo miedo! —exclamó Irina sobresaltada.

Estaban sobrevolando la playa de La Aldea, por los Caserones. Un gran número de casas de piedra seca estaban ancladas en las márgenes de aquel hermoso barranco. En la puerta de algunas de ellas se había congregado bastante gente. Sus quehaceres habían quedado a un lado. Yauci estaba enfermo. Su madre y su hermana Yaiza también parecían tener el mal. Tres casas más allá, la hermosa Tayri no podía levantar la cabeza de su esterilla. Y así hasta treinta casos más, y solo aquel día.

Algunos hombres caminaban ladera arriba, hasta unas cuevas cercanas, llevando consigo a los difuntos para dejarlos en su último refugio antes de la otra vida. A otros los estaban enterrando en túmulostúmulos Un túmulos es el nombre que recibe el montón de tierra y piedras levantado sobre una tumba o varias, ​ y que se remonta a la época de las edades de Piedra, del Bronce y del Hierro. cerca de la playa.

—Irina, estás siendo espectadora de una de las primeras epidemias que asoló Gran Canaria. Parece ser que los historiadores de tu tiempo han llegado a la siguiente conclusión: la llegada de unos monjes mallorquines pudo haber sido la causa de tal contagio. No se sabe si fue gripe o peste. No hay mucho escrito y en mi tiempo no se sabía nada de tal enfermedad con aquellos síntomas.

—¿Y por qué se sabe que fueron los monjes? ¿Que trajeron los virus metidos en una caja de fósforos y los echaron al llegar? Lo digo porque como ellos no se enfermaron…
¡Qué casualidad! ¡No me lo creo! —contestó Irina muy ufana, como quien no se deja engañar—. ¡Tal vez sí se enfermara alguno! ¡O, como eran cristianos, los salvaron desde el más allá! O… mejor me callo, ¿no? Lo digo por la manera en que me estás mirando, ya que… ¡Punto en boca! ¡Te toca, crack! ¡Me callo, jefa!

—Te ha quedado bien lo de la caja de fósforos. Has estado sembrada. Charles Darwin se hubiera asombrado ante tal hipótesis, compa. Bueno, lo de compa… en este preciso instante… como que no. ¡Qué nivel! Y sí, ¡mejor te callas, que no hay que hablar todo el rato! ¡También se aprende escuchando!

—¡Vale, vale! Pero cuidadín, no vaya a ser que se te resbale mi mano, colega. Que ya antes te vi tentada a…

Desde antes de la conquista, las islas sintieron el azote de enfermedades para las que los indígenas no estaban inmunizados. Lo mismo pasó cuando la conquista de América. Aquellos indígenas también caían muertos por virus o bacterias que a los españoles no les ocasionaban daño alguno.

—Irina, nosotros estábamos aislados en las islas, como su nombre indica. Esas enfermedades llegaban por medio de corsarios, con la gente que venía a intercambiar productos, con los esclavistas que llevaban a cabo unas terribles raziasrazias Una razia​ o razzia es un término usado para referirse a un ataque sorpresa contra un asentamiento enemigo., y también con gente como los monjes mallorquines, que llegaron en el siglo XIV a evangelizar.

—¿Y esta fue la primera epidemia? ¿Cuáles fueron las siguientes? ¿Todas fueron tan letales?

Irina mostró cierto interés al tiempo que se dio cuenta de que en la puerta de la casa de Yauci, que resultó ser uno de los jefes de La Aldea, la mayoría había agachado la cabeza mientras un grito desgarrador salía desde las entrañas mismas de la tierra. Yauci no lo había conseguido…

—Calma, muchacha, que el wifi no llega a la playa de La Aldea. ¡Tantas preguntas para resolver! ¡Mi buscador es lentito! Y tranquila, que Yauci ya descansó. Muchos más murieron antes. Su hermana se salvó, pero la madre partió tras él a los pocos días. Y ahora a lo nuestro, que estos llantos ya cayeron en tierra hace años. Ya hablaste en la primera parte de la tarea de la modorramodorra Somnolencia o sopor intenso que a veces puede estar producido por alguna enfermedad.. ¿Te acuerdas? Finales del siglo XV, conquista de Tenerife, 5.000 muertos, Victoria de Acentejo…

—¡Yas, Gara, me recordaste a Manu hablando telegrama! ¡Ja, ja, ja! Pues claro que me acuerdo. Pero vamos a ver alguna más, porfi. Que parece que no, pero viendo las epidemias tipo real se te quedan más. ¡Y aunque la pena sea antigua, es pena, Gara! Si te metes en el problema real, más aprendes. Así que enséñame más cosas de nuestros antepasados.

—¡Oh, claro! Y si te enfermas podrás contrastar los síntomas… Venga, vamos, que te gusta más una novelería.

Las muchachas salieron por primera vez de Gran Canaria en uno de aquellos viajes en el tiempo. Fueron hasta Tenerife. La isla se había llevado la peor parte, en lo que respecta a epidemias y hasta la fecha, con la modorra, que acabó con la mitad de los guanches. Bueno, hasta la fecha, porque con la COVID-19 también han tenido que apechugarapechugar Cargar con una responsabilidad o con las consecuencias desagradables de una acción. con la parte más complicada, por desgracia.

Las muchachas estaban sobrevolando aquella hermosa isla con su imponente volcán apuntando al infinito.

—¡Yuos, aflojaAfloja Aflojar: Sinónimo de quitar tensión a algo., Gara! Lo de enfermarse… como que no. Pero ¿por qué hemos venido a Tenerife? ¡Vale, esto es Anaga! —exclamó Irina—. Lo sé porque mi familia viene mucho a Santa Cruz, sobre todo en Carnaval, y porque aquí se come…

—¡Ay, Alcorac! —exclamó Gara mirando al cielo—. Se me está durmiendo la mano que sujeta a un ser que no puede ser. ¡Que sí, que no la dejo caer! No sé yo si tiene interés el que sobreviva o no… ¡Es como un loro y yo no puedo más! Está bien, Alcorac. Por ti y solo por ti entonces.

—¿Y qué te tomaste? En plan: ¿con quién estás hablando, loco?

—Mira, Iri, estate calladita un rato, o por lo menos no hables sandecessandeces Sandez: Dicho o hecho necio, torpe o poco adecuado.. Y hazlo bajito, como para ti sola. Estamos sobrevolando Echeyde. Y parece ser que su morador está relajado, que si no… —Gara intentaba que la muchacha se callara un rato para así poder concentrarse y que sus ojos se llenaran de aquellas maravillosas vistas.

—¡Pero si eso es el Teide! Y ahí no vive nadie, que es un Parque Nacional en donde…

—Sí y siempre fue así. ¿No? ¡Parque Nacional…! Vaya con Irina, la historiadora. Escucha: los guanches llamaban al Teide tuyo Echeyde, que significa ‘lugar donde vive GuayotaGuayota Según cuenta la leyenda, nuestros aborígenes pensaban que ‘Guayota’, que era el ‘Maligno’, o el ‘Diablo’, vivía en las entrañas del gran volcán, el Teide, al que ellos llamaban Echeyde, y que para demostrar su presencia y su poder expulsaba por su boca lava, roca y cenizas. el Maligno’. Este secuestró a Magec y lo llevó al interior de su morada, por lo que toda la isla se sumió en la más profunda oscuridad. Los guanches, desolados, pidieron ayuda al dios Achamán, quien derrotó al maligno, liberó al Sol y taponó la boca de Echeyde para que no pudiera escapar otra vez el mal. Eso que se ve desde Gran Canaria, la punta blanca del Teide, como ustedes lo llaman, o ‘pan de azúcar’, como lo llaman algunos en esta isla, es ese tapón del que habla la leyenda.

—¡Vamos, un volcán! —resumió, tajante, Irina.

—¡Pues sí! ¿Ves cómo a partir de la leyenda has dado con el fenómeno? ¡Chica lista!

—Y lo de ‘desolados’ es porque les quitaron el Sol. ¡Ja, ja, ja! Sin sol, desolados. En plan juego de palabras. Y la punta no es más que el último cono del estratovolcánestratovolcán Un estratovolcán es un tipo de volcán cónico y de gran altura.. Y …

—¡Ya! ¡Que no hace falta pasarse! La virtud está en el término medio. ¡Humboldt, baja del pedestal de la ciencia, a la vez que del Teide, que sube Irina! ¡Deja lo que estás haciendo con los pisos de vegetación, que ya ella se encarga de acabar tu trabajo! ¡Ji, ji, ji!

—¿Quéééé? ¿De qué pisos hablas? Si aquí no se puede vivir. Y… Humboldt, ¿quién es? ¿Hum-boldt-can? ¡Ya te columpiaste…! O peor, ¡te chiflaste! Pero ¡no me sueltes! ¡Y menos encima de la casa del diablo! ¡Ah, no, que ya yo sé que es una leyenda! ¡Qué lío!

—¿Ves, Irina, como no se puede ser tan fantasmilla y pretender hacer ver que todo lo sabes? Y con respecto a Humboldt: ¡busca información, que ya te dije que mi buscador mental es lento! Un brote de peste se desató en Gran Canaria poco después de finalizada la conquista por parte de los españoles, allá por el año 1506. La enfermedad, de origen bacteriano, pronto se extendió por Fuerteventura y Lanzarote para llegar a Tenerife. Fue aquí, en Anaga, donde más mortal fue la epidemia. Duró dos años en la isla y mató a muchos guanches que aún residían en esta zona.

—Pobres, entre la modorra, la peste y la conquista, los guanches debieron de sufrir muchas bajas…

—Pues sí, Irina. Y a esto hay que sumarle un nuevo brote en 1582 que se llevó por delante entre seis y siete mil personas. ¡Fíjate que en la isla no había más de veinte mil habitantes en esa época!

—Y todo llegaba por mar. Algunos traían consigo la enfermedad, ¿verdad?

—Pues claro, todavía no había aeropuertos. ¡Ja, ja, ja! Venga, bajemos a descansar aquí, en Las Cañadas. Este es un lugar con mucha historia. Yacimientos arqueológicos descubiertos en tu tiempo lo demuestran. Caminos que perviven desde el pasado y que eran muy importantes para comunicar el norte y el sur de la isla pasan por aquí. Conocer el territorio, sus cañadas, como ya te he dicho, y los lugares donde había agua era muy importante para los pastores. ¡Mira, mira, por allí viene un rebaño! ¿Lo ves? Y, mira, dos pastores dirigen a los animales. ¡Qué alegría! —exclamó Gara muy ilusionada.

—¡Ah, sí, ya los veo! Pero ¿y esa alegría? No estamos en Gran Canaria, te recuerdo, y ese no es tu novio Ergual. ¡Ja, ja, ja! ¡Y no me digas que me calle, que me pueden oír, que ese chiste es viejo también! ¡No nos pueden oír, que no estamos sino observando desde fuera del tiempo!

—¡Fuerte muchacha boba! ¿Qué novio? Ni Ergual, ni nada. ¿A ti qué te pasa?

—No. Qué te pasa a ti digo yo, que estás colorada como un tomate…

La indígena se quedó callada. Es verdad que se puso nerviosilla cuando vio aparecer a los pastores en Las Cañadas. ¿Algo de novios y jóvenes? Pues tal vez, pero esa era su intimidad y, a lo mejor, será otra historia.

Antes de abandonar Achinech, las chicas sobrevolaron el Barranco del Infierno, en Masca. Esta vez Irina se estuvo calladita cuando recordó el nombre del barranco, no sea que fuera…

Cuando llegaron nuevamente a Gran Canaria, las muchachas se pararon en el Real de Las Palmas. Allí la indígena le contó que, durante todo el siglo XVI, hubo varios episodios de peste en la isla.

—Fíjate, Irina. Mira aquel grupo. Sí, cerca de los niños que juegan con el barro. Están levantando una ermita al Cristo de la Vera Cruz porque parece ser que les ayudó a que desapareciera la epidemia. O por lo menos eso es lo que ellos creyeron.

—Mi abuela me cuenta que en Artenara hacían algo con un santo cuando no llovía. Parece ser que lo amenazaban con desriscarlodesriscarlo Desriscar: Precipitar algo desde un risco o peña. si no traía la lluvia. Vamos, que lo tiraban al barranco. ¡Qué cosas! San Matías creo que se llamaba. ¡Fuerte historia! —contó Irina muerta de risa.

—Pues sí. En mi tiempo, para pedir la lluvia, bajaban desde la cumbre hasta la costa con ramas de pino y, al llegar al mar, sacudían sus aguas con esas ramas que portaban. Había otros métodos, pero a mí ese me encanta. Lo pasábamos bien todos juntos. Lo peor era subir después desde Agaete hasta Artenara.

—Yo he visto hacer eso alguna vez a gente de mi tiempo. Pero no me acuerdo de… —dijo Irina pensativa—. ¡Ah, sí! En la Rama de Agaete. La última vez solo se metieron en el agua para hacer el rito del que hablas unas cinco personas de Artenara. La gente ni se fija. Después de pasar toda la noche de fiestuki, están todos mascados. ¡Ni se enteran! Yo lo sé porque me lo explicó mi tía.

—Pues es una pena, porque esas tradiciones vienen de muy atrás. ¡Un día te cuento esa historia! Y es que un año la viví de cerca con unas sacerdotisas que vivían en la Cueva de los Candiles, en Artenara. Pero sigamos, que nos liamos.

—Bueno, Gara, yo creo que voy bien servida con lo que hemos visto hoy. Ya estamos cerca de lo que trabajé en la tarea. ¿Te acuerdas? La peste de 1851, el barco que vino de Cuba, la lavandera de San José… ¡Ahora me recordé yo misma a Manu hablando a lo mínimo! ¡Ja, ja, ja! Por cierto, ¿qué será de los chicos? ¡ Los echo tanto de menos!

—Si estás cansada me lo dices, pero que hables de echar de menos a nadie, que solo llevamos dos horas de tu tiempo viajando… Además, el salto es muy grande entre las fechas que me has señalado. Porque desde mil quinientos y pico hasta 1851… ¡mira que ha llovido! Creo que deberías comentar un poquito lo que pasó en 1600 antes de pasar al siglo XIX.

—¿Y qué pasó en 1600? —preguntó Irina un poco mascada, como ella misma diría.

—En 1600 faltaba un año para que un barco que venía de Sevilla introdujera la peste otra vez en Tenerife. Le prohibieron la entrada, pero desobedeció y el bicho corrió como el fuego por la isla. Y desde ahí pasó a Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote.

—¿Y esa gracia de 1600 si el año era 1601?

—Pues para ver si estabas atenta, ¡ja, ja, ja! Porque, perdona, pero te veo ya pensando solo en la cena. Venga, lo dejamos por hoy.

***

Cap. 7

En aquella primera videoconferencia en la que cada uno iba a mostrar al resto las pautas de cómo iban a afrontar su parte de la tarea, Marco se atrevió a leer el principio de su trabajo, dejando de piedra, como algo a lo que se hacía referencia en su texto, a todos los compañeros.

—Ocurrió en As Pontes, Galicia. Así, se quedó a la intemperie en el parque municipal, frente al ayuntamiento.

—¡Marco! ¿Qué estás hablando? ¿Tú sabes de qué va este trabajo? ¡Ay, mi madre…! —saltó Irina, desesperada—. ¡Manu, ¿tú qué le contaste al muchacho este?

Marco miraba a Manu. Manu miraba a Marco. Y esperaban…

—¡Chacho, chacho! —exclamó Pepe— ¡Si parecen el niño y el robot de la serie Perdidos en el espacio cuando uno sabía lo que pensaba el otro!

—¡Lo que me faltaba ya! El tiempo caminando, dos en estado catalépticocataléptico La catalepsia es un trastorno repentino en el sistema nervioso caracterizado por la pérdida momentánea de la movilidad (voluntaria e involuntaria) y de la sensibilidad del cuerpo. y otro hablando de telepatía. No, si te digo yo que de esta la palmopalmo El palmo era una antigua unidad de longitud antropométrica: la medida entre el extremo del dedo pulgar y el extremo del meñique con la mano extendida., y no precisamente del virus.

—Tenía una inscripción latina —continuó Marco, como quien sienta cátedra— y se relaciona con otras piedras con mensajes idénticos. Se cree que el emperador romano Caracalla, en el 212, preocupado por su salud, fue visitando santuarios para rezar a los dioses. Y también estuvo en el de Apolo de Claros, en la actual costa turca, antes Asia Menor, y parece ser que el oráculooráculo Mensaje o respuesta que las pitonisas y sacerdotes daban en nombre de los dioses a las consultas y peticiones que los fieles les formulaban. de ese santuario difundió ese mensaje, como siempre hacía, y previo pago. Es como si tú vas y le pones una vela a la Virgen del Pino.

Todos se partieron la caja, como ellos mismos decían, ante tal exposición.

—Lo bien que iba y mira cómo acaba —dijo Pepe—. Me hizo recordar al de La guerra de las galaxias, Jar Jar Binks, con su típico ‘mi no sepo’, a la vez que le daba a uno de los Jedi la idea que los salvaría de la desaparición. ¿Se acuerdan, la ciudad subacuática donde refugiarse de los malos? ¡Ja, ja, ja! Tanto subir para tirarse en plancha. ¡Este Marquillo…!

Irina abandonó la casa virtual y se fue a llorreír. «Voy a sufrir más que los anacoretasanacoretas Anacoreta: Religioso que vive solo en lugar apartado, dedicado por entero a la contemplación, la oración y la penitencia. en el desierto, como dicen que decía mi bisabuela», pero Gara atrajo su atención.

—¡Chacha! ¡Qué nivel! Es espectacular lo que está haciendo Marco. ¿Ustedes por qué se ríen? ¡Es un maestro del suspense!

—No, en verdad es todo un maestro, pero del suspenso, ¡ja, ja, ja! ¡Vaya rollo! Entre él y Pepe, dale unos años, llenarán la alfombra roja de artistas de cine… y hasta saldrán volando con ella —dijo Irina con la voz entrecortada porque la risa y las lágrimas la tenían asfixiada perdida y al borde del colapsocolapso Paralización o disminución importante del ritmo de una actividad..

—Otra teoría es que los legionarios romanos grababan súplicas en aras de piedra —continuó Marco—. Textos similares a los que se atribuyen a la petición del emperador Caracalla han aparecido no solo en As Pontes, sino en Marruecos y hasta en el límite norte del imperio, en el mismísimo muro de Adriano. Como cuando uno raya en una piedra: «Marco y …» dentro de un corazón.

—¡No, Marco, ibas genial! ¡No te tires al barro otra vez, colega! —le dijo Pepe muerto de risa.

Marco seguía a lo suyo, explicando que lo que parece ser que fue viruela, en el siglo II y en el poderoso Imperio romano, fue la primera pandemiaPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. global que asustó hasta al propio Galeno, médico al que llamaban el príncipe de la medicina, quien huyó aterrorizado de Roma ante la muerte y la desolación que salpicó a todo el imperio. De ahí las piedras de súplica que han aparecido en distantes y distintos puntos de la Roma clásica.

—¡Siete millones de víctimas! —dijo Marco, dándole un aire de solemnidad que, ahora sí, hizo rendir a sus pies a los compañeros—. Siete millones de almas, entre las cuales se contaron personas del noroeste de Hispania también. La zona de los castros gallegos. Lo que les dije de As Pontes. Sí, hombre, As Pontes… ¿No les dije antes? As Pontes significa ‘los puentes’. Pero puentes no de fiesta, sino…

—¡Que sí, Marco! Que se entiende. No se explica eso. ¡No la encharques!

—¡Lo cogí! ¡Tirarme al barro, encharcarse…! Ya me enteraré de lo que me están queriendo decir. ¡Déjenme un poco más de tiempo, que yo lo saco!

Era sorprendente el nivel de la tarea de Marco, a quien Manu había dedicado solo un poquito de su tiempo. El muchacho no necesitaba que le explicaran cómo hacer la tarea, necesitaba creer que él podía hacerla. Y su compañera le dio la seguridad que no tenía.

—En el año 249, en época del emperador Cipriano, otra pandemia hundió la economía del imperio, cuya sociedad estaba muy venida a menos por la anterior enfermedad. Esta vez los síntomas, que han aparecido en las fuentes, indican que pudiera tratarse de ébola. Y sí, yo me pregunté lo mismo: ¿primero aras de piedra y ahora fuentes? ¡Que no, que es broma! En plan juego de palabras. ¡Ji, ji, ji!

Y esta vez fue Manuela la que comenzó a aplaudir a Marco exageradamente. Nadie sabía por qué. Solo ella se dio cuenta de que Marquillo había utilizado su ‘en plan’ de manera correcta.

—«En plan juego de palabras» —dijo Manu, que se fijaba mucho en lo que los demás hablaban—. ¡Sí, señor!

—Y en el año 541 apareció la peste justiniana: el primer brote bubónico letal. Y hasta aquí puedo leer. ¡Ah! Y sin copia/pega. Bueno, un poco, porque no iba a hacer un resumen de los grabados de piedra y los copié tal cual. ¡Ja, ja, ja! Por no hacerle un feo a los que grabaron en la piedra, ¡ji, ji, ji!

Todos los compañeros hacían aparecer y desaparecer sus cabecitas del cuadro de la videoconferencia en señal de reverencia hacia el ‘dios romano de las pandemiasPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.’, como lo bautizaron, y al aprendiz de primero de recreo de los juegos de palabras.

—Para eso te falta un poco, Marco: para captar los juegos de palabras. Pero has hecho un trabajo bestial, colegui —le dijo Irina mientras Pepe y Manuela asentían.

—A mí me sorprendió que Galeno de Pérgamo, uno de los más destacados médicos de la Antigüedad y que sentó las bases de la medicina para los estudios de las culturas posteriores, huyera aterrorizado. Y que, habiendo estado en contacto con tanto enfermo, no se contagiara —dijo Manuela—. Deberías estudiar esos dos aspectos un poco más.

—¿Cómo? ¿Qué? Eso no me lo sé, Manu. Pero me pongo a ello.

Aquí acabó la videoconferencia. Marco había crecido porque habían creído en él. Y el resto se planteaba ahora que mucho tenían que trabajar para mejorar lo que acababan de oír.

—¡Irina, alucinante lo del Marco este! Y guapo que es el pibe —le decía Gara mientras Irina se perdía en ensoñaciones de lo que pudo ser la preparación de la tarea por parte de Marco con el asesoramiento de Manu.

—Pues sí que es guapo. Si no, pregúntale a Manuela. ¡Ay, Gara! ¿Y yo qué voy a hacer para mejorar esto? ¡Porque se salió del todo! ¡La tarea está cremita total! Y lo otro… Lo de Marco y Manu…

—Mira a ver si ahora vas a coger el teléfono embalada para preguntarle a Manu qué, cómo y si… —Las dos chicas se miraron, sonrieron y con la vista señalaron al supermóvil de Irina—. ¡Claaaro! ¡Llámala!

—¿Y ahora quién es la novelera, loco? ¡Ja, ja, ja!

Irina cogió el móvil, con la disculpa de pedirle asesoramiento con la tarea que iba a tratar de la gripe de 1918 en Canarias, para noveleriar sobre ella y Marco. Ni que decir tiene que Manu la escuchó, pero no soltó prenda.

—Pídele a Marco el librito de Epidemia a bordoEpidemia a bordo Libro de Mercedes Arocha, publicado por Cam-PDS editores, que narra un episodio de Gripe Española en un barco que llegó a Gran Canaria.. Tal vez te pueda ayudar. Métete telemáticamente en el Archivo Histórico y busca en los periódicos de la época. Con respecto a qué voy a hacer yo para mejorar el trabajo, estoy en ello. Hay opciones. Y para lo que de verdad era esta llamada, no te puedo ni quiero ayudar. Gracias.

Y se acabó la conversación, de tal modo que Irina y Gara decidieron no volver a incomodar a Manu, porque tal vez tuviera una reacción que ninguna de las dos querría provocar.

—¡A ver si se va a rayar y nos deja colgados, con lo buena que es! Gara, nos hemos columpiado con Manu…

 

…si miro a la puerta me parece que entra en figura de gente, si miro a la ventana me parece que entra con el aire, con el sol y con el polvo de la calle. No como, por miedo a que entre en mi cuerpo con la comida, ni duermo temiendo que me coja en sueños y me lleve antes del despertar.

 

—Esto es un cachito de la novela Un faccioso más y algunos frailes menos, escrita y publicada en 1879. Entre otras cosas, como por ejemplo intrigas políticas, habla del cólera asiático que se declaró en Madrid en 1834 y de la matanza de unos frailes, a quienes se acusó de envenenar las aguas y producir la enfermedad. Imagínense que hablamos del siglo XIX y no del siglo II, siglo que yo trabajé. El miedo de la gente, ante la poca idea que se tenía de la enfermedad, hacía que todos estuvieran horrorizados. Buscaban culpables (esta vez le tocó a los frailes) y trataban de huir de los focos de contagio, con lo que generaban más contagio. Galeno, por muy médico y filósofo que fuera, estaba también muertito de miedo y salió por patas —sentenció Marco.

—¡Yuos, Marco! ¡Qué poco glamour al final, chaval! Eso es lo que pasa en algunas pelis, que empiezan de maravilla y luego el director se la lía y acaba en plan ‘the end’ porque es lo único que vas a recordar del final de la peli. ¡Tristeza de peli que solo se te viene al coco: The end! ¡Ja, ja, ja! —replicó, como no podía ser de otra manera, el cineadicto Pepe—. Y si no, vean Salvation, la serie. Y no les digo más, que me meto en terreno spoilerSpoiler Explicación de algún aspecto importante de una película, libro, etc., que a una persona que lo desconozca le puede resultar molesto que se lo desvelen..

Manu levantó su dedo índice, que aparecía manchado de tinta como siempre. Había escuchado pacientemente a Marco y se le había revelado algo que podía ser útil para su propia tarea.

—Irina, voy a completar tu tarea sobre la epidemia de cólera. Benito Pérez Galdós tiene mucho que contarnos, como ya dijo Marco.

—Gracias, colega. ¡Yo también te quiero! O sea, que mi trabajo estaba incompleto. ¿Y por qué no me lo contaste en su momento? ¿O solo estás para ayudar a unos sí y a otros no? —protestó Irina con tono de resentimiento.

Manuela se quedó observando a sus amigos. Irina había desaparecido de la pantalla, aunque la oían hablando con alguien. Pepe no sabía qué pensar y Marco estaba en Belén con los pastores.

***

—¡Hasta mucho tardaron en picarse! —sentenció Margaret cuando Irina le contó lo que había pasado.

Tres semanas aislados del mundo natural y conectados sin presencia física estaban haciendo mella en los chicos.

—¡El pelo de Irina me encanta, la raya está rectita y la trenza bien hecha! ¡Tú, Manuela, estás un poco más despeluzada! —habló Marco para romper el hielo.


DE LETRA EN LETRA

Cap. 6

Cuando Irina soltó la noticia de que la seño Ester le había escrito un correo, se tuvo que tapar los oídos, porque Marco y Pepe habían chillado como cuando se ganó el mundial de Sudáfrica. Lo de Pepe se entendía, porque se había esforzado sobremanera para presentar la peste en la Edad Media, pero lo de Marco… Manuela, sin embargo, no perdió la compostura. Se había pintado un poquillo los ojos y los labios, pero ni se le veían, porque solo miraba abajo, seguro que a su libreta, y no a la cámara.

—¡A ver, chicos, cállense! Pepe, ¡que esta peli no ha empezado todavía! Y tú, Marco, te recuerdo que entre el sastre de Tarzán y tu persona no sé quién se lo curró más en el trabajo. Llegaste tarde, lo sabemos, pero, atento, que ahora podrás emplearte a fondo.

—¡Pero mi parte, mi canción, Procession…! —replicó Pepe justificando su alegría por el trabajo bien hecho.

—Y yo puse el glo… ¡No sé qué más! Tú sabes a que me refiero, Irina, y sin…

—A ver, Marco, glosario y ‘sin copia/pega’. Pero, por favor, ¡apaga los micros de todos! Bueno, el de Manuela… ¡creo que no tiene! ¡Ja, ja, ja! ¡Perdón, Manu, es bromita!

Y vuelta a las risas. Estas conferencias eran una locura. Todos querían hablar a la vez. ¡Excepto Manuela! La espigada muchacha, como ya dijimos, apareció con unos brillos inusuales en su carita. Irina se dio cuenta. Y si antes no se le oía, ahora casi ni se le veía. «¿Qué estaría pasando?», pensó Irina. «Después la llamo a ver qué me dice… Bueno, ¡a ver si me dice! ¡Ja, ja, ja!».

La seño Ester le escribió a Irina para decirle que habían hecho un buen trabajo y que les iba a ofrecer continuar con las investigaciones. La alternativa que le propuso no fue del agrado de Irina, aunque tenía que consultarlo con el resto del grupo.

—Consulta con tus compañeros —dijo Ester—. Tienen ya muy buena nota. Pero echo en falta algunos temas para que estuviera pro, como diría Lucas. Estoy firmemente convencida de que pueden hacer algo de sobresaliente para arriba. Si lo dan por acabado, tendrán que repasar los temas dados en la primera y segunda evaluación, como el resto de compañeros. A través de la plataforma iré enviando los repasos y las pruebas correspondientes a cada uno de los temas estudiados hasta ahora. Pero si deciden continuar, les tengo algunas propuestas para que sigan investigando.

Irina no tuvo que acabar de contar el mensaje de la seño. Todos apostaron por seguir profundizando en las pandemiasPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. globales, en las que estaban metidos de lleno.

—¡Imagínense! —dijo Marco—. ¡Como la seño empiece desde la prehistoria, pasando por Egipto, Mesopotamia, Grecia, Roma, la Edad Media…!

—¡Eh, frena, loco! Por las notas que has ido sacando se ve que lo único que te estudiaste fueron los títulos —dijo Irina—. Por cierto, Marco, recuérdame de qué trataba el libro que te leíste y que dijiste que tenía que ver con las epidemias.

—Bueno, leer lo que se dice leer… Solo que por la página que quedó cuando cayó al suelo decía algo de los zares y de una tal Irina. No lo leí, lo siento, culpa mía, ¡cuuuulpa mía!, lo reconozco.

—¡Culpa mía dice! ¿Trataba de zares y ‘zar-irinas’? ¿Sería eso: zar más Irina? O ‘¡Bah, zares!’, ¿rusos? ¿No serían bazares chinos? ¡Ojo con estos últimos! Que ahora con la Covid-19… —dijo Pepe con el ceño fruncido, como quien está resolviendo un complicado enigma, y con cara de pillo.

Irina tuvo que cortar esta cadena de despropósitos en que se estaba convirtiendo el diálogo absurdo entre Marco y Pepe. Pidió calma y atención porque Manuela había puesto el dedo índice al lado de su carita para, de pronto, desaparecer y dejar en su lugar un folio escrito en donde se podían leer los apartados que creía ella que mejorarían el trabajo.

Nunca un silencio calló tanto ruido.

—Marco, ya que estás on fire, como tú dices, con los Romanov y con el librito de Epidemia a bordoEpidemia a bordo Libro de Mercedes Arocha, publicado por Cam-PDS editores, que narra un episodio de Gripe Española en un barco que llegó a Gran Canaria., que para tu conocimiento fue escrito por Mercedes Arocha, de la serie Episodios Insulares, no estaría mal que empezaras por leerlo. Pero como también hiciste una relación de los temas del curso, ¿por qué no buscas algo sobre epidemias en las civilizaciones clásicas? Por ejemplo, en la antigua Grecia y Roma.

—Me gusta, Manuela. ¡Eres una crack! En el sentido guay de la palabra, no modo ironía, sino en plan: ¿después me lo explicas un poquito mejor? O me lo escribes y yo resumo… —le dijo Marco con carita de cordero degollado. «Las mismas caritas que ponen los guapitos para agradar», pensó Irina —. Me imagino que será Roma-Romanov… ¡Digo yo! ¿O no? ¡Ay, mi madre! ¿Metedura de pata? ¿Otra vez? ¡Glub!

Sorprendentemente, Manuela asintió y quedaron para hablar después y así explicarle a Marco mejor su idea, a ver si a él le parecía bien, para que pudiera empezar a trabajar.

Irina lo entendió todo. No hizo falta más. «Manuela acepta hablar después con Marco. Se puso brillo. Estaba anotando lo que él podría hacer… ¡Uy, uy, uy! Miracles exist, don’t you see it? Bonito verso para una canción. ¡Ji, ji, ji!».

Así fue cómo nuestros cuatro amigos comenzaron esta nueva aventura, cada uno en su casa y trabajando a través de unas redes mágicas que acercaban sus pensamientos y que cada día los unían si no más, sí de otra forma.

Algo había cambiado. La tecnología de Irina ya había superado la fase de zapatófonozapatófono Teléfono que llevaba en su zapato el Superagente 86 (ficción). del Superagente 086, Maxwell Smart, como le dijo Pepe ante el asombro de todos sus compañeros, ya que hablaba de una tecnología y de un agente que se perdió en la historia de los tiempos para nuestros chicos. Pero claro, un buen cinéfilo como él debe saber de historia del cine.

La seño Ester no era precisamente de las que se conformaban con poco. Siempre fue muy exigente y no le gustaba que sus alumnos se acomodaran o que hicieran sus tareas para salir del paso y a otra cosa, como ella misma decía.

—Colegas, esto es un reto muy importante. La seño Ester nos ha dicho que el trabajo estaba bastante bien. Y eso es mucho decir por su parte, ¡con lo que se frena para poner una nota guay! Vamos a hacer que se rinda a nuestros pies. Así que, manos a la obra. ¡A currar 24/7!

—¡Arriba «Desde las trincherasDesde las trincheras Nombre del grupo de trabajo.»! —gritaron todos.

—Eso que dijiste de la seño lo dice mi padre: «Salir del paso y meterte en lo llano». Como cuando haces algo para echarte a descansar al momento.

Y esta fue la primera gran ovación que Marco se llevó desde que era componente del equipo. A todos les gustaban los juegos de palabras y estaban siempre pendientes… Se refería a salir de El Paso y meterse en Los Llanos de Aridane. Marco se puso muy contento, aunque no sabía bien por qué. Pero eso no contaba. «¡Se ve que me han aceptado! ¡Creo que ya soy uno de ellos!».

El muchacho tuvo que llevar a cabo una revolución en su cerebro para comprender que el trabajo cooperativo, tal y como lo entendían en el grupo del que ahora formaba parte, significaba más que ser el responsable de aportar la cartulina o imprimir información (copia/pega) para que el resto la resumiera y compusiera el mural, el Word o el PowerPoint mientras él contaba la fiestuki del finde o presumía de que se había viciado con la Play «¡hasta las tantas, colega!».

Manuela le dio unas cuantas indicaciones para que trabajara en la misma línea que lo llevaban haciendo ellos estas dos últimas semanas.

—Mira, tú haces copia/pega y luego lo lees. Cuando entiendas de lo que va, lo escribes como si se lo contaras a un niño pequeño. Busca anécdotas, eso siempre queda guay, y no te metas en la primera página que te encuentres y ya… —le explicó Manuela, a la que se le iba la voz de cuando en cuando, como quien está nerviosilla.

—¿Qué te pasa en la voz, compa? —Fue lo primero que acertó a decir Marco—. ¿Y qué niño chico busco yo para explicarle este rollo? Mi hermana Alba ya es grande… ¿Y no dicen que nada de copia/pega…? —preguntó Marco aturdido a más no poder.

—A ver, tacha lo de la presencia física del niño chico, súmale el copia/pega para luego resumir y resta lo de mi voz, que estoy bien. ¡Hasta mañana! —le respondió la muchacha, resignándose a su suerte con Marco.

***

Aquellos días habían acercado a Irina y a Margaret muchísimo. Al principio, saltaban chispas por cualquier cosa. La muchacha estaba demasiado irascibleirascible Persona que es propensa a irritarse.. El acercamiento se tradujo en roces a cada rato. Los roces se multiplicaron hasta que se pegaron tanto que se fundieron en un abrazo lleno de magdalenas al horno, espaguetis a la carbonara, queques y lasañas de verdura fabulosas. De tanto obviarse, se alejaron tanto que se conectaron por el otro lado como nunca antes. No, no es que se acabaran las discusiones. No. Pero ahora no había problemilla que no acabara solucionándose con una buena serie de cualquier plataforma digital o una divertida jornada de cocina donde siempre, una u otra, o las dos, acababan pringadas de harina o salsa de tomate.

También compartían entrenadora de cardio y hasta profesor de yoga en el pequeño salón de aquella bonita casa llena de plantas cuidadas por un hermoso gato de Angora, llamado Toulouse, que las rozaba con mucho mimo. Era increíble, pero las dos veían cómo los días se les quedaban cortos con respecto a una planificación que siempre se hacía durante la cena del día anterior.

Aquella mañana la joven se levantó temprano. Su cabeza le había dado muchas vueltas a cómo afrontar la parte de tarea que le había tocado desarrollar. Pepe se había encargado de la penúltima gran pandemiaPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región., la del siglo XIX, la gripe españolagripe española La pandemia de gripe de 1918, también conocida como gripe española o trancazo, ​​ fue una pandemia causada por un brote del virus de la gripe tipo A, subtipo H1N1.​, y ella iba a desarrollar los acontecimientos que habían sucedido en Canarias con esta terrible enfermedad. De repente, mientras se ponía el chándal de turno, el de colorines, que nunca se debe perder el glamour, notó una presencia que siempre la cogía por sorpresa aunque se estuviera volviendo habitual.

—¡Gaaara! —exclamó Irina asustada—. ¡Haz algún ruidito, amiga! ¡Cualquier día de estos se me para la máquina!

—¡Vaya, compañera! ¡Tú y tus recibimientos a lo grande!

—¡Pero es que no me das tiempo para desenvolver la alfombra roja! Precisamente ayer le estuve quitando la pelusa por si a la estrella le daba por aparecer.

—En fin, es como si me tuviera que creer que en esta casa reina el silencio y que tú no te pasas el día como si te hubieras tragado un micrófono. Aquí, quitando al gato, la paz… ¡Se encuentra en Bolivia! ¡Ja, ja, ja!

—¡Guau, qué elocuente!

—¡Sí, mi niña! Y lo cuente como lo cuente…

—¡Basta ya, Gara, que ese jueguito de palabras está ya pasado, tronca! ¡Me alegro de que hayas venido! ¿No te lo había dicho?

—Pues no. Me has dicho de todo menos eso. Se ve que se te cayó la primera hoja del libro de recibimientos. ¡Je, je, je! Pero vamos a lo que vamos: ¿qué tal la nota de la tarea?

La muchacha puso al día a su compañera Gara, la amiga, invisible para el resto del mundo, que había llevado a Irina por caminos de ida y vuelta a lo largo de la línea fina del tiempo. Mucho había crecido con esa compañía que solo le pertenecía a ella. Y ahora la tenía cerquita otra vez para seguir con ese aprendizaje que la conectaba con el pasado de su tierra y la preparaba para el futuro de la misma también.

—Pues manos a la obra, Iri. ¿No será mejor empezar por ver lo que tiene pensado hacer Pepe?

—¿Ver? A mí me da que ese rubio nos va a sorprender otra vez con su ‘trabajo global’, como dice él, muy ufanoufano Persona que presume de sí mismo o se muestra orgulloso de poseer cierta cosa o de ser algo.. Seguro que la banda sonora no le va a faltar. Y no te quiero ni contar lo que puede salir de la cabecita de Marco —dijo Irina tapándose los ojos mientras se sonreía.

—Pero eso es estupendo, amiga. Un grupo heterogéneo y muuuy imaginativo.

—¡Demasiado a veces! Y yo no hago más que darle vueltas a la cabeza para organizar este lío, como te comenté antes.

—¡Deja de darle tantas vueltas a la cabeza, que vas a parecer la niña del exorcista! ¡Y cuidado, que se te puede desenroscar! ¡Ja, ja, ja! Tampoco creas que todo puede estar bajo tu control y ahora menos, que no se pueden reunir como quisieran. Deja que cada uno vaya organizándose y verás que todo fluye.

—¡Vaya, entre mi madre con los chakraschakras Según la doctrina hinduista,​ los chakras​​ son centros de energía inconmensurable (no medible) situados en el cuerpo humano. y tú con que todo fluye… y nada influye, te faltó, solo necesito un collar de flores hawaiano y una varita de sándalosándalo Su aroma dulce, suave y amaderado induce a la relajación y a la calma, favorece el pensamiento positivo, la claridad, ayuda a la concentración y potencia la memoria., y paz y amor hermanos! Deja que empiece Marco, que verás cómo te comes las flores y hasta el sándalo ardiendo…

—En 1975, mientras hacían una excavación antes de derruir un templo para agrandar una mina, la encontraron… Allí estaba ella. Se escondió, escuchando, sin hacer ruido, al mundo seguir su camino. Pasó mucho miedo y se quedó de piedra. Veinte siglos después estaba casi como el primer día.


Cap. 5

Irina se quedó alucinada con la interpretación de Marco a lo Charles Chaplin. No supo qué decir y miró para Gara antes de soltar algo de lo que luego tuviera que arrepentirse. Le hizo un gesto de incredulidad a la indígena, a la vez que tapaba el sonido de su móvil para que no oyera el ataque de risa que le dio.

—Mira, Irina, si el mundo se fuera a acabar y no tuviera mucho espacio en mi trinchera, a Marco le haría un hueco.

***

—¡Iriiiiiiiina! ¡Que tu nombre sale en Epidemia a bordoEpidemia a bordo Libro de Mercedes Arocha, publicado por Cam-PDS editores, que narra un episodio de Gripe Española en un barco que llegó a Gran Canaria.! ¡Mira, mira! Eres una hija ilegítima del último zar ruso, que acabó muerto junto con toda su familia. La tal Irina logró escapar porque…

Ese era Marco. Desde que lo aceptaron en el grupo del instituto «Desde las trincherasDesde las trincheras Nombre del grupo de trabajo.», iba a full, como él mismo decía. No sabía cómo agradar y creía, además, que tenía que correr mucho si no quería que su ingreso en ese grupo «de sapiencia infinita», como lo había bautizado Pepe, se viera desmerecido.

Por otro lado, Pepe estaba que ni dormía, después de los halagos de sus compañeras cuando les contó su parte de la tarea y les hizo escuchar su música.

Irina había recuperado sus medios técnicos: la vecina del sexto le había dejado un ordenador que le sobraba y ¡tenía cámara! ¡Por fin!

Eso fue lo mejor del primer día de prórroga del estado de alarma, y lo peor también. Marco estaba todo el santo día proponiendo ideas y, por qué no decirlo, la mayoría «un tanto descabelladas, Marco, tienes que reconocerlo», como le diría Irina. Se había dado de alta en una web de videoconferencias y se pasaba el día invitando a reuniones a diestro y siniestro.

—Marco, ¡no! Estoy limpiando mi cuarto. Ahora no me puedo conectar. ¡Fuerte perreta te ha entrado! ¿Y eso de un zar ruso?

—¡Sí, Irina, el último! Hizo algo mal.

—¿Hizo algo mal, Marco? Te refieres a los Romanov. Pero ¿a cuento de qué viene todo esto? ¡Te dejo, que mi madre me ha dado instrucciones precisas y ya sabes que me quita todos los permisos del taponazo! Además, nos reuniremos mañana para…

—¡Escúchame! Es importante. Tiene que ver con el trabajo. Ha llegado a mis manos un libro…

—¿Cóóóómo? ¡Esa sí que es buena! ¡Ya me lo creí! ¡Ja, ja, ja! ¡Ya me engañaste! ¿Un libro tú? Más difícil que encontrar una vacuna para el coronavirus.

—En verdad cayó en mis manos cuando mi hermana Alba estaba limpiando el polvo. Se llama, como te dije, Epidemia a bordo y es chiquitito. Y está to’ guapo. Lo abrí y… ¡me saliste tú!

—A ver, Marquillo, solo te falta que me digas que no pesa nada. Poco científico todo, ¿no? Ya que te cayó en las manos, y menos mal que es chiquitillo y está to’ guapo, ¡je, je, je! ¿Por qué no te sientas a leerlo y mañana nos cuentas? Pero, por favor, tómate tu tiempo. Leer un libro es flejeFleje En este caso es sinónimo de gran cantidad. importante para que tus neuronas se aireen y tu intelecto se llene de lo más preciado que un integrante del grupo «Desde las trincheras» tiene que poseer, a no ser que quiera…

—No sé lo que has dicho, pero… ¡comprendido, jefa! Más tarde me lo repites, pero más despacio. O no… ¡Ah, ya!, que mañana nos conectamos. ¡Vale, te dejo! Hasta mañana entonces. ¡Pero mira…!

Irina cortó la comunicación con aquel mundo raro en el que Marco se movía con una excelente soltura y con una cintura, para las fintasfintas Finta: Ademán o amago que se hace con intención de engañar., alucinante. Se puso los auriculares y continuó barriendo su cuarto y dándole vueltas a todo lo que, como un jarro de agua fría, había caído en su mundo con el asunto del bicho que se había colado bien adentro en sus vidas.

Ya llevaban quince días sin salir de casa y se presentaban ante sus ojos otros quince, más duros aún. «Esto no puede estar pasando. Mi madre me está rayando y ahora los profes nos están cayendo encima, tipo como si el mundo se fuera acabar mandando trabajos. ¿O se irá a acabar el mundo? Pepe ya habría elegido la película y en este preciso minuto estaría diciéndonos cómo acaba».

Habían puesto mucho de su parte para acabar la tarea que la seño Ester les propuso y… ahora no quería encender el maravilloso portátil que Loly, la vecina, le había prestado y que Sergio, un buen amigo de la familia, le había configurado a lo Bill Gates: «¡Qué pasada, muchacho, cómo dominas!». Y es que si le daba al on corría el riesgo de ver la lista de actividades del instituto. ¡Y… como que no!

Terminó de barrer y recogió la basura con una parsimoniaparsimonia Calma o tranquilidad ceremoniosa con que se hace algo. que exasperó a su madre, quien la observaba apoyada en el quicio de la puertaquicio de la puerta Se llama quicio a la parte del marco, en los dos extremos de una puerta o ventana, que generalmente es vertical y en el cual se fija por medio de pernios, bisagras (u otro sistema) la hoja de la puerta..

—¡Iriiiinaaa! —le gritó Margaret—. ¿Se te perdió algo en la basura o qué? ¡Date prisa, muchacha! ¡Tienes que sentarte a estudiar!

—¡Chacha, qué susto! ¡Casi se me para el corazón, loco! ¡Escucha, escucha!

—Se te va a parar no, que ya está parado, loco. ¡Vaya forma de hablar! En todo caso, loca, ¿no? ¡Espabila si no quieres que me vuelva loca de verdad y te diga de bajar las cajas que están encima del ropero y que todavía no hemos…!

—¡A sus órdenes, mi sargento! —la interrumpió la muchacha—. ¡Tranqui, jefa! No se hable más: ¡todo recogido! ¿Manda más la señora o puedo romper filas?

—¡Irina, no te pases que…!

—¿Que te dejo sin salir, por ejemplo? O tal vez que te quito el móvil. O mejor, ¡escucha esto!: te quedas sin ordenador. ¡Ja, ja, ja! No puedo salir y sería el momento ideal para confiscarme móvil y ordenador. Encantada de la vida. Así no puedo seguir las clases del insti. Pero entiendo que mi mal comportamiento merece un castigo. ¡Toda la razón, madre! —se reía Irina mientras cruzaba las manos por las muñecas, ofreciéndole a su madre la posibilidad de esposarla.

—Verdaderamente, nada de eso debo hacer, ¡pero una buena alineación de chakraschakras Según la doctrina hinduista,​ los chakras​​ son centros de energía inconmensurable (no medible) situados en el cuerpo humano. con el palo del cepillo en vez de con las piedras…! ¡Quítateme de delante y siéntate a estudiar, muchacha! ¡Rompan filas te digo yo a ti…! —siguió hablando Margaret, pasillo adelante, con tono de enfado, pero ligeramente sonriente, mientras pensaba: «Qué bien se porta la chiquilla para lo que está viviendo. Bendita Ester, que la tenía chiflada con la tarea de las epidemias».

La situación no era sencilla. La pandemiaPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. se extendía por el mundo y en España se comportaba de forma muy virulentavirulenta Enfermedad que es maligna y se presenta con una gran intensidad.. El confinamientoConfinamiento Aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad. se endureció y la educación en casa tuvo que reglarsereglarse Establecer las normas sobre cómo debería darse.. Ya no bastaba con acabar la tarea que la seño de Historia había mandado para, pasados los quince días y cuando se volviera a clase, entregarla…

La plataforma del instituto se había comunicado con las familias. Las clases online estaban por comenzar y la entrega de tareas iba a ser un ir y venir por las enmarañadasenmarañadas Sinónimo de enredadas. redes invisibles de Internet. Al principio fue un poco agobiante para todos, pero según pasaban los días, profes y alumnos fueron cogiendo el tranquillo a esa nueva manera de aprender.

—¡Noticias frescas, grupo! La seño Ester ha revisado nuestro trabajo y se ha quedado encantada, como la serpiente. —Fue lo primero que Irina comunicó a sus amigos Marco, Pepe y Manuela cuando empezaron la videoconferencia.

—¿Una serpiente? ¿Eso qué significa? ¡Ah, claro, como yo empecé a trabajar con ustedes más tarde…!

Las risas los dejaron casi sin respiración.

—Marco, perdona, no hay serpiente. ¿Te suenan los encantadores de serpientes? Fue como un juego de palabras —le explicó Irina.

—¡Ok, ahora sí! La seño estaba como adormecida por la flauta de los…

—¡Maaaarco, que los juegos de palabras no se explican! Tranqui, tronco, que ya nos irás cogiendo el rollo —le dijo Pepe ya fuera de sí por tener que aclarar todo—. En El hombre que sabía demasiado, Alfred Hitchcock, su director, eligió una plaza de Marrakech, Jemaa el-Fna, que es famosa, entre otras cosas, por sus encantadores de serpientes. Aunque más famosos son los encantadores hindúes. «El hombre que sabía demasiado», Marco. ¿Lo pillas…? —recalcó Pepe con cierto retintín.

Marco no dijo ni . Había muchas cosas que tenía que aprender.

Pero sí que manejaba de informática. ¡Mucha experiencia en busca/copia/pega! Así que se encargó de preparar las conexiones por videoconferencia y ya estaba enfrentándose a la primera. Los había invitado uno por uno. Cuando les envió la ID y la contraseña, lo hizo como si fuera el presidente de algún país a punto de apretar el botón que le haría tener todo el poder del planeta. O mejor, del universo entero.

—Atención, atención: aquí jefe de comunicaciones de «Desde las trincheras». Envío ID y contraseña. ¡Fuera micros! Quien quiera tomar la palabra hace una señal. Paso el micro a Irina. Todo el mundo bien vestido, nadie puede presentarse en pijama. ¡No quiero vacilones ningunos! Tenemos cuarenta minutos para resolver si no queremos que…

—¡Yuos, mi madre! —dijo Pepe muerto de risa—. ¡Marco, te pareces al jefe de seguridad de la Casa Blanca! Morgan Freeman y tú ahí andan. En la peli…

—¡No, no, Pepe, por favor! —saltó Irina tapándose la cara—. ¡O sí, bueno, va…! ¡Pero no nos cuentes el final!

Todos estallaron en carcajadas mientras Marco los observaba, muy metido en su papel, serio y con el dedo preparado como si la acción de poner y quitar micro pudiera regir los designiosdesignios Designio: Propósito, intención o plan para realizar algo. del mundo.

Y allí estaban los cuatro, repeinados ellos y ellas, y con brillo en los labios la amiga Manuela. Gesticulaban todos a la vez y pedían la palabra, o la cogían directamente sin pedirla, como queriendo salir de la pantalla y tapar la boca al compañero.


JUEGO DE LÓGICA

Con las siguientes instrucciones resuelve el problema de lógica completando la tabla que verás a continuación.

Quien investiga sobre la epidemia de 1918 es IRINA.
Quien se encargará de la epidemia de 1851 lo hará sobre la CÓLERA MORBO.
Quien investiga sobre la epidemia de 2020 lo hará en los informes de la UNESCO y lo hará sobre COVID-19.
Quien investiga en YOUTUBE lo hará sobre la GRIPE ESPAÑOLA y no es MANUELA.
PEPE investiga sobre el CÓLERA MORBO y no lo hace en la BIBLIOTECA, como MARCO.
Quien investiga en la epidemia de 1839 lo hace sobre la FIEBRE AMARILLAfiebre amarilla La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. y no se llama GARA como quien investiga en la UNESCO.

Cap. 4

El año de mil trescientos cuarenta y ocho, a la ciudad de Florencia, la más hermosa de las ciudades de Italia, llegó la mortífera peste que fue enviada sobre los mortales por la justa ira de Dios para nuestra corrección. Algunos años antes habíase dejado sentir esa plaga en diversas comarcas de Oriente, causando numerosísimas víctimas. Sus estragos se extendieron hasta una parte del Occidente…

…Y decían que ninguna medicina era mejor ni tan buena contra la peste que huir de ella…

Así comenzó su tarea Pepe: citando el inicio del Decamerón, obra cumbre de uno de los más grandes escritores de todos los tiempos, Giovanni Boccaccio.

—Grupos de personas huyeron al campo pensando que así lo hacían también de la epidemia, y fueron a agotar sus días en medio de grandes fiestas desenfrenadas, fomentando relaciones extraconyugales y hasta la prostitución —continuó Pepe.

La enfermedad se manifestaba con inflamación de nódulos linfáticosnódulos linfáticos Nódulos linfáticos: Estructura en forma de frijol que forma parte del sistema inmunitario. Los nódulos linfáticos filtran las sustancias que el líquido linfático transporta y contienen linfocitos (glóbulos blancos) que ayudan a combatir infecciones y enfermedades., supuracionessupuraciones Supuración: En el campo de la medicina, líquido que sale del cuerpo. y mucha fiebre, y tenía una gran capacidad de transmisión y de resolución. Aquellos pobres que la contraían morían en pocos días.

Por todos lados se veían muertos, hogueras para quemar cadáveres y dolor, mucho dolor. Se pensaba que la transmisión era de humano a humano. Los miasmasmiasmas Miasma: Efluvio dañino que desprenden cuerpos enfermos, materias en descomposición o aguas estancadas., es decir, el aire corrupto por la emanaciónemanación Liberación de sustancias contaminantes, molestas o peligrosas. de los cuerpos en descomposición transmitía la enfermedad a través de la respiración o por la piel…

No fue hasta el siglo XIX, durante otra epidemia de peste, que se dejó atrás la creencia en un origen divino, astrológico o, en general, sobrenatural de la peste, y la ciencia se fue abriendo paso.

Dos científicos de la época, Kitasato y Yersin, cada uno por su lado, pero casi coincidiendo en el tiempo, descubrieron que la enfermedad era producida por la bacteria Yersinia pestis (le pusieron el nombre en honor a Yersin), que afectaba, entre otros roedores, a las ratas negras, y se transmitía, por ejemplo, a través de las pulgas que parasitaban a esas ratas que, por otro lado, proliferabanproliferaban Proliferar: Multiplicarse [algo] con rapidez. por la gran falta de higiene de la época. A su vez, estas pulgas picaban a los humanos y les introducían el bacilobacilo Bacteria de forma cilíndrica alargada.. Por eso, aunque huyeran a lugares con menos gente, como el campo, no podían huir de la enfermedad, sino que lo que conseguían era propagarla. Llevaban la muerte en sus alforjasalforjas Alforja: Tira de tela fuerte o de otro material que forma dos grandes bolsas en sus extremos, se echa al hombro o a lomos de caballería y sirve para transportar cosas..

Imaginen esas ciudades medievales, llenas de pobres y marginados malviviendo en unas calles en las que la basura convivía con las personas y los animales. Hogueras prendían aquí y allá para deshacerse de los cadáveres y del contagio.

Los lamentos desde las ventanas abiertas de casas en donde se abandonaba a los enfermos a su suerte, por el miedo al contagio, eran la siniestra música de cada día. Y a esto había que sumar las bandas de penitentes que iban por aquellas calles siniestras golpeándose la espalda con sus flagelosflagelos Un flagelo es un apéndice móvil con forma de látigo presente en muchos organismos unicelulares y en algunas células de organismos pluricelulares.​, convencidos de que el fin del mundo estaba cerca y que había que ganarse la salvación con torturas y flagelaciones. Se completaba así el dibujo de un siniestro y desolador panorama…

Muchas veces, las procesiones de estos fanáticos acababan con persecuciones a los que ellos pensaban que eran los culpables de la enfermedad: los judíos. Como dijo Irina un día en clase, las personas diferentes eran los chivos expiatorioschivos expiatorios Un chivo expiatorio es la denominación que se le da a una persona o grupo de personas a quienes se quiere hacer culpables de algo con independencia de su inocencia, sirviendo así de excusa a los fines del inculpador.. Miles de ellos fueron quemados en hogueras y expulsados de las ciudades.

Pero ellos, los judíos, también se contagiaban y morían. Las iglesias no daban abasto a recibir cadáveres y se cavaron fosas comunes. Sin embargo, a la mayoría los tiraban a la calle directamente. Y es que el 60 % de la población europea murió.

La peste negra del siglo XIV partió de Oriente y llegó a Florencia en 1348. Miedo y muerte iban de la mano abriéndose paso por aquellos burgos y pueblos de una Europa que había empezado a recuperarse económicamente, y que ahora era testigo de cómo sus hijos arrastraban los cadáveres de hermanos, padres e hijos, mientras la sangre de los fanáticos flagelantes caía aquí y allá, dando un toque de color dantesco al paisaje, ante los ojos horrorizados de los vecinos.

Aquella tarde Margaret prestó a Irina su teléfono para que pudiera hacer un ZOOM con Manuela y Pepe. Y… después de escuchar y ver a Pepe, como pudo, a través de la pantalla estallada como una pitaestallada como una pita Rota. de su mamá, las muchachas se quedaron de piedra. No sabían qué decir.

—¡Coleeegaa! —exclamó Irina—. ¿Y te quedas tal cual? ¡Steven Spielberg se partiría la cara con quien fuera por hacer una peli con lo que acabas de soltar por esa boquita maravillosa! Enhorabuena, mi rubio favorito. ¡Que viva la madre que te parió!

Pepe sacó su mejor sonrisilla y enmarcó su carita con una mano debajo de la barbilla y la otra sobre la cabeza, como un bonito cuadro, luego hizo una reverencia. Los dos esperaban la reacción de Manuela… ¡Y llegó!

—Enhorabuena, amigo. ¡Impresionante! Pero le falta algo.

—¿Cómo? —dijeron Irina y Pepe al unísono.

—¡No es justo, Manu! —dijo Irina—. ¡Tía, yo creo que…!

—¡Qué manía con no escuchar! Lo que le falta a Pepe es adjuntar la partitura de esta maravillosa banda sonora que pasea por tan hermosa película. Y sé, Pepe, que como eres un gran músico sabes que es necesario.

—Bueno, yo… Esto… ¡Ok! Te la envío por correo y así le echas un vistazo tú también. Y de paso mira a ver si la armonía y los arreglos te parecen adecuados.

—Pues venga, al turrón —dijo Irina—. Sería maravilloso.

—Pásame el midimidi En este caso hace referencia a un sonido musical. también. Pero no pienso tocar tan hermosa melodía —dijo Manuela a la vez que se despedía porque tenía cosas que hacer.

Irina miró a Gara y esta le señaló la habitación de los libros confinados. Acto seguido, comenzaron a buscar información para completar la tarea.

—¡Gaaara! ¿Viste? ¡Pedazo compañeros tengo! Son flejeFleje En este caso es sinónimo de gran cantidad. listos.

—Sí, pero más lista eres tú por contar con ellos. Has creído en los dos, cosa que los demás no han hecho. Han crecido y te han hecho crecer. Así que suelta la caña y vamos a por tu parte. Que mucho vas a tener que implicarte o creo yo que…

—¡Calla! ¿Con quién te crees que estás hablando? De epidemias sé yo más que…

—A ver si vas a decir que ¡el doctor Simón! ¡Ja, ja, ja!

—Pues a ver si sabes quién le enseñó a él todito lo que sabe… ¡Je, je!

Y allá, no muy lejos, a la habitación del fondo del pasillo, se fueron las dos muchachas a revolver en los libros viejos del abuelo Antonio.

Irina encontró verdaderas joyitas entre aquellas páginas. Se sentó a echar un ojo a aquellos libros antiguos, encontrando cosas maravillosas.

—Y lo más guay, Gara, son las anotaciones de mi abuelo. ¡Qué gracioso!

La muchacha encontró, al fin, algo interesante. Ella se iba a centrar en el cólera morboCólera morbo El cólera-morbo es una enfermedad que proviene del delta del Ganges y se manifiesta en sus primeros estadios con diarrea y vómitos biliosos , la lengua se cubría con una costra blanquecina. de 1851 en Canarias. Encontró mucha información y datos interesantísimos.

—Mira, Gara, aquí dice que uno de los principales focos de infección eran los barrios de la parroquia de San Francisco. Dicen las crónicas que la epidemia entró por la caleta de San Telmo y se propagó por San Lázaro y San Nicolás hasta llegar a Triana. Mucha gente huyó al interior de la isla, como hicieron durante la peste negra medievalpeste negra medieval La peste negra o muerte negra fue la pandemia de peste bubónica más devastadora de la historia de la humanidad, que afectó a Eurasia en el siglo XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353.​. Y lo que consiguieron fue llevar el contagio hasta los campos. La ruina cayó sobre las cabezas de todas las industrias y los oficios artesanos.

—¡Qué horror, Irina! La economía a pique, como está pasando ahora. ¡Vaya, la historia se repite siempre! Pero mira, mira lo que he encontrado. Pasado el tiempo, se hizo un homenaje. ¿Y sabes qué?, se colocaron en lo alto del ayuntamiento cuatro estatuas de mármol, cada una de las cuales simbolizaban la agricultura, la industria, el comercio y la marina.

—¡Yuos! ¡Eso sí que está genial para el trabajo! ¡Guau! Pero ahora escucha y… ¡sorpréndete más si puedes…!

—A ver, te escucho, ministro Illa. ¡Y ya que estoy aquí! ¡Ja, ja, ja!

—¡Qué graciosa! Y ya que viniste, podrías haber aportado algo más, ¿no? ¡Atenta! 1837: gripe; 1839: fiebre amarillafiebre amarilla La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados.; 1845: epidemia de viruelaepidemia de viruela El brote se esparció por las islas del Caribe y en 1520 llegó a México a través de un ejército de 1.000 indígenas que llevó desde Cuba el comandante español Pánfilo de Narváez, quien tenía la misión de apresar al conquistador Hernán Cortés por desacuerdos con la Corona española.; 1846: hambrunahambruna La hambruna es la peor situación de inseguridad alimentaria posible, tanto por su gravedad como por el impacto que tiene. Se produce cuando un gran número de personas muere debido a la falta de alimentos o cuando se combina la escasez de alimentos con las enfermedades.; 1847: fiebres; 1851: cólera morbo; 1918: gripe españolagripe española La pandemia de gripe de 1918, también conocida como gripe española o trancazo, ​​ fue una pandemia causada por un brote del virus de la gripe tipo A, subtipo H1N1.​. ¿Cómo se te queda el cuerpo? ¿Contagiada?

—No, pero creo que tú sí que te has contagiado un poco de soberbia. ¿Que no te he ayudado esta vez? Pues prepara el caballo que empieza la carrera:

 

En este tiempo, por el año de mil y cuatrocientos y noventa y cuatro, ahora fuese por la permisión divina, ahora fuese que los aires, por el corrompimiento de los cuerpos muertos en las batallas y encuentros pasados, se hubiesen corrompido e inficionadoinficionado Sinónimo de infectar, infeccionar., vino una grande pestilencia, de que casi todos se morían, y esta era mayor en el reino de Tegueste, Tacoronte y Taoro, aunque también andaba encarnizada y encendida en los demás reinos.

 

—¡Soooo, caballito, sooo! ¿Y eso compañera? ¡Vaya nivel! ¿De dónde sacaste…?

—Así describe Fray Alonso de Espinosa en su crónica un episodio que ocurrió durante la conquista de Tenerife. En este episodio se habla de una infección llamada modorramodorra Somnolencia o sopor intenso que a veces puede estar producido por alguna enfermedad., cuyos síntomas eran la fiebre y la letargialetargia Estado patológico caracterizado por un sueño profundo y prolongado , propio de algunas enfermedades nerviosas , infecciosas o tóxicas..

—¿La letar… qué? ¡Ay, mi madre, que ya empiezas con el diccionario!

—Sin diccionario: la letargia es como una falta de energía y abatimiento general, síntomas estos a los que se sumaban complicaciones respiratorias. Dicen que desde las filas de los conquistadores se pensaba que fue un castigo divino a los guanches por la matanza de Acentejo, la cual fue una gran victoria de los nuestros, por cierto. También que fue por beber agua de pozos envenenados. Como quiera que sea, fue una epidemia que diezmó a los guanches en Tenerife y que ustedes hoy en día, todavía, no han podido catalogar fielmente.

—¡Madre mía! ¿Y soy yo el doctor Simón? Gracias, Gara, y perdona por dudar de ti.

—Pues de nada, jefa. Yo me voy despidiendo ya, que eso de estar encerrada en casa… «¡Para este viaje no necesitaba albardaalbarda Pieza almohadillada del aparejo de las caballerías que se pone sobre el lomo para que no les lastime la carga.!», como decía tu abuela Sofía. Les ha quedado un trabajo bien chulo.

—Y como siga este bendito confinamientoConfinamiento Aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad., Manu escribe un libro y Pepe hace una peli. ¡Bendita sea la seño Ester!… Bueno, tampoco es para tanto, que me vengo arriba y no está bonito… ¡Ja, ja, ja!

Cuando estaban a punto de despedirse y antes de que Margaret llamara al Servicio Canario de Salud no para informar de un posible coronavirus, sino por los desvaríos de una hija que hablaba sola, sonó el teléfono ‘poco listo’ de Irina.

Era Marco.

—Hola, me he quedado sin grupo. Discutí con Alba. ¿Me aceptarían en «Desde las trincherasDesde las trincheras Nombre del grupo de trabajo.»?

—¿Ahora, Marco? ¿Después del curro que los tres nos hemos pegado? —miró a Gara a la vez que se encogía de hombros—. Es difícil. ¿Tú qué podrías aportarnos a estas alturas?

—‘¿Qué significa?’ ¡Con tus palabras, claro! ¡Sin copia/pega!

—Y… ¿eso? —le dijo Irina echándose manos a la cabeza.

—Pues el trabajo puede incluir un apartado para que se explique qué significan los siguientes términos o expresiones: estado de alarma, coronavirus, desescaladadesescalada Descenso o disminución graduales en la extensión , intensidad o magnitud de una situación crítica , o de las medidas para combatirla ., confinamiento, disneadisnea La disnea es la dificultad respiratoria o falta de aire. Es una sensación subjetiva y por lo tanto de difícil definición., pandemiaPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región., PCR… —Y como no oyera nada al otro lado de la línea, siguió hablando el guapillo Marco—. Hice lo mismo cuando el incendio del año pasado: pavesapavesa Partícula pequeña y ligera de materia inflamada que se desprende de un cuerpo en combustión y que acaba por convertirse en ceniza., conatoconato Comienzo de algo que no continúa., cortafuegocortafuego Un cortafuegos es un espacio de terreno que no posee ningún tipo de combustible, de esta forma los incendios forestales no se pueden esparcir., pirómanopirómano Persona que tiene una tendencia patológica o enfermiza a provocar incendios.

—Glosario… —dijo la muchacha con una voz chiquitita, como la propuesta que el muchacho le estaba haciendo.



FECHAS Y ACONTECIMIENTOS

Cap. 3

Llegaron días inciertos y raros. Muy raros. El lunes mismo, segundo día sin clase, los profesores ya habían organizado una ofensiva de tareas que irían llegando a casa a fin de no perder el ritmo de clases y seguir como si no hubiera pasado nada durante esos pocos días que se había medio paralizado la sociedad.

—¡Qué pereza! —dijo Irina cuando su madre le leyó el mensaje del instituto.

A fin de no perder el ritmo de trabajo, comenzarán a llegarle, a través de la plataforma que ya ustedes conocen, una serie de actividades que se entregarán a la vuelta de estos quince días en los que el Gobierno ha paralizado la actividad lectiva. Rogamos a todo el alumnado que aproveche al máximo para repasar todos los contenidos…

—Bla, bla, bla. No dejan ni respirar. Se acaba el mundo y yo tengo que seguir con… ¡la tarea! ¡La tarea de la seño Ester! Pues ni tan mal. Voy a llamar a mis colegas para empezar a trabajarla. Será como un trabajo de periodista. Solo se va a tratar de contar lo que vaya pasando cada día.

Pero ese mismo sábado la cosa adquirió otro nivel. No había manera de controlar al bicho. La gente se contagiaba y moría en un número difícil de aceptar, y el presidente del Gobierno, en una comparecenciacomparecencia Acción de presentarse ante una autoridad o persona, jurídicamente puede ocurrir personalmente o mediante apoderado, según el caso, sea para acudir a un llamamiento o para hacerse parte en un asunto. de las que hacía tiempo que este país no era testigo, declaró el ESTADO DE ALARMA.

—¡Gara, que no vamos a poder salir ni de casa! ¿No viste a los militares controlando las calles? ¡Ay, qué fuerte es todo esto! ¡Colega, esto es la guerra!

—No te escondas en las trincherastrincheras Trinchera: Zanja excavada en la tierra dentro de la cual quedan los soldados protegidos del fuego enemigo o parcialmente cubiertos para poder disparar., Irina. No es momento de ponerte histéricahistérica La histeria es un término que se usa coloquialmente para referirse a un exceso emocional. como una niña chica. Además, tienes un montón de tareas que organizar. Es como si tuvieras insti, pero sin insti. ¡Es hasta una oportunidad si la aprovechas! Además, no está tu madre para disgustos.

—Es verdad, a mi madre le han reducido su horario. Ahora solo trabajará cuatro horas y ganará la mitad. Un ERTEERTE Un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) es un procedimiento administrativo por el que el empresario puede suspender o reducir el contrato de trabajo de sus trabajadores de forma temporal. o algo así se llama.

—Pues ya ves. Bastante disgusto tiene ya la pobre para que tú estés todo el día perdiendo el tiempo y enredando a su alrededor. ¡Ponte las pilas!

Irina hizo caso a su amiga del pasado y empezó a pensar en futuro. Llamó a Manuela primero y a Pepe después, y les contó su idea para la tarea de Historia. Pronto estuvieron de acuerdo.

—Compi, Irina, nos hacemos una videollamada y hablamos los tres a la vez. Hasta en la peli El mañana nunca muere, de James Bond, de ¡1997!, Pierce Brosnan, el Agente 007, ya tenía un smartphone con huella dactilar y tú todavía…

—¡Calla, que no quiero saber el final…! No tengo teléfono inteligente ni ordenador. Y ahora no es el momento de comprar nada. Ya sabes lo de mi madre, así que a buscarnos la vida. Hablé con Manuela y, si tú estás de acuerdo, te vas a encargar de la primera parte de la tarea. Se trata de la epidemia más bestia que ha vivido la humanidad. ¡Hasta ahora! O eso creo: la peste negra del siglo XIV. Manuela se va a centrar en la COVID-19 y yo he elegido un siglo en Canarias que, en asunto de enfermedades, fue bastante jugoso. ¡Je, je, je! El siglo XIX. Ya veré cómo lo hago, porque los medios que tengo son del Paleolítico medio…

—¡De acuerdo, jefa! A mandar. Me pongo a ello. Me recuerdas a Judi Dench, la jefa M en GoldenEye. Primero parecía tenerle manía a James Bond y al final…

—¡Chacho, Pepe, cállate! ¡Cambio y corto! ¡A currar!

Con Manuela fue mucho más sencillo: Irina hablaba y Manuela asentía. Y sus opiniones eran cortas y certeras. Hablaba en telegrama, como decía Irina.

—¿Y yo cómo me lo monto, Gara? —La joven cayó como un plomo en el sillón después de hablar con sus amigos—. ¿Cómo voy a hacer el trabajo sin ordenador?

—Deja de lloriquear, muchacha. Estás viviendo una auténtica pandemiaPandemia Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. global, con gente muriendo, hospitales saturados, sin medios ni conocimiento del enemigo, con gente que se ha quedado sin trabajo, y tú estás triste porque no tienes ordenador ¡con ese mueble lleno de libros que tienes delante de tus narices! ¡Venga ya!, no me lo creo.

—Pero es que encima no puedo salir de casa. Acuérdate, en la tarea anterior recorrimos museos, plazas, el archivo…

—Algo podremos hacer. ¿Te olvidas de nuestra magia? Además, tu madre sí tiene un móvil y a lo mejor un rato al día te lo…

—Calla, calla, que el móvil de mi madre tiene más cortadas que la cara de un pirata malo. Si me oye Pepe me dice la peli y hasta el final… Y esa biblioteca, Gara, es más vieja que el hilo negro. No sirve de mucho. Fíjate que nos mudamos hace tres años, la rellenamos de libros y aún quedan dos cajas con libros embalados…

—¿Sí? Pues vamos embaladas a ver si entre esos y estos de la biblioteca encontramos algo. ¿Tú no dices que tu abuelo Antonio era un loco de la historia de Canarias? Pues arranca, quítate esa modorramodorra Somnolencia o sopor intenso que a veces puede estar producido por alguna enfermedad. y empieza.

Y así fue como el equipo «Desde las trincherasDesde las trincheras Nombre del grupo de trabajo.», nombre que ellos eligieron, comenzó a elaborar la tarea para una vuelta que se fue retrasando hasta la exasperación para todos los habitantes del planeta.

Con días más alegres, horas de enorme decepción y tiempos desesperantes y convulsosconvulsos En este caso sinónimo de mucha actividad., las personas se fueron haciendo con una situación difícil de asimilar para los que no habíamos vivido esto más que en las ya no tan exageradas pelis de ficción con las que nos atormentaba Pepe.

No se sabía nada.

Nadie podía explicar el comportamiento del virus a ciencia cierta. Todo eran posibilidades. Pocas certezas tenían los científicos, que daban palos de ciego en muchas ocasiones.

Manuela se ponía las pilas desde muy temprano, empapándose de noticias de todos los medios que fue capaz de abarcar. Empezó por los periódicos locales y terminó traduciendo informes médicos que surgían de las mentes más brillantes del planeta. ¡Porque encima sabía idiomas la muchacha! También tuvo que coger el escalpeloescalpelo Bisturí de mango fijo y hoja estrecha y puntiaguda, con filo por uno o ambos lados, que se usa principalmente en disecciones y autopsias. de cirujana para cortar y un aspirador para succionar los fakesfakes noticias falsas., que surgían como surgen las flores chiquititas en una explosiva primavera. Las tesis conspiranoicasconspiranoicas El término «conspiranoia» es adecuado para referirse a la tendencia a interpretar determinados acontecimientos como una conspiración. le atraían un montón, pero la realidad científica parecía ir por otro camino.

No podía salir a la calle a pasear y a oír lo que se cocía en el barrio, que es lo que más gustaba a la espigada Manuela. Pero las redes sociales le ayudaron a comprender a una sociedad que empezó con millones de risas y ocurrencias las primeras semanas, para ir aflojando a medida que el estrés se apoderaba de todos.

También hizo un estudio sociológico acerca de los aplausos de las siete de la tarde, las ocho en el resto de España. Para ella era un momento de hermandad, un alto en la monotonía y una bocanada de esperanza que, aunque duraba poco, unía un montón y recargaba las pilas más todavía.

Manuela le cogió el pulso a la sociedad confinada como si de una gran experta se tratara y dibujó un futuro basado en realidades. No cayó en Los mundos de Yupi, pero tampoco se dejó arrastrar por el cataclismo del Día del Juicio Final.

Como solía hacer, para acabar la tarea, caricaturizó a algunos científicos geniales que se fueron convirtiendo casi en su familia.

—¡Genial, Manu! Como siempre, ¡has estado genial!



Cap.2

Irina se fue a su cuarto dando bocinazos y resoplando como para embestir, y dio tal portazo que… ¡vuelta los sismógrafosSismógrafos Un sismógrafo es un instrumento para medir el movimiento de la tierra. a despertar de su suave arrullo! Margaret hizo lo propio, pero sin resoplidos ni bocinazos. A ella se le escapó la puerta…

—¡Hola, hola! ¿Y esa tonga de ropa revuelta? ¿Y esa tonga de niña de pelo revuelto?

—Hola, Gara. Espera, que voy a peinarme.

La amiga indígena de Irina había regresado desde el pasado. Lo hacía a cada rato desde aquella primera vez que nuestra joven necesitó información sobre la historia de los antiguos canarios y su tía estaba muy ocupada y no la pudo ayudar. Fue de esta forma cómo comenzaron una serie de recorridos en el tiempo que se habían continuado por el respeto que las dos muchachas tenían a las normas de este tipo de viajes.

Ni que decir tiene (bueno, lo tengo que decir yo, porque a Irina se le olvidó mencionarlo líneas atrás, cuando nombró el éxito con la tarea de Don Benito) que Gara fue una pieza clave en la consecución de la matrícula de honor que Manuela e Irina se llevaron. Pero claro… las normas de los viajes mágicos habían de ser cumplidas.

—No esperaba flores de frangipaniflores de frangipani Frangipani supuestamente proviene del noble italiano, Marqués Frangipani. El creó un perfume utilizado para perfumar guantes en el siglo XVI el cual tenía una fragancia muy similar a la flor de plumeria. Por esta similitud la gente comenzó a llamar frangipani a la flor de plumeria formando un bonito collar hawaiano. Pero este recibimiento, como si acabaras de merendar conmigo… ¿Sabes que frangipani es la palabra más cool, como dirían los guais de tu tiempo, en inglés urbano? Eso le oí a tu vecina, la inglesa fashion del piso de abajo. ¿Significa algo así como la felicidad total? No sé. Esto que estoy haciendo es hablar sin decir nada para que las chicas inútiles como tú… ¿Compa, estás ahí?

—¡Me quedé sin ordenador! —dijo mirando al infinito.

—Pues yo pensé que estabas ante el fin del mundo.

—Algo así…

Irina tuvo que hacer un ejercicio de orientación espacio-temporal cuando se percató de que su amiga del alma había regresado desde el pasado y que su conexión con el futuro, su ordenador, estaba k.o.

Le contó que tenía que hacer un trabajo que precisaba buscar mucha información y que ni siquiera tenía un móvil inteligente, porque…

—Mi madre, que tengo claro que es una espía rusa del KGB, me lo requisó cuando la engañé diciéndole que estaba en la biblio cuando en realidad me fui a la playa de Las Canteras con los colegas.

—Irina, deberías saber que tu teléfono inteligente (el teléfono, no tú por lo que oigo…) tenía habilitado algo para localizarte. ¿Te acuerdas de las risas con Margaret cuando en su teléfono, para echarte el pisto a lo Bill Gates y reírte de ella, «que no te enteras de nada, mami», le instalaste una aplicación para saber dónde estabas en cada momento? Si es que…

—¡Vaya, Gara! ¡Ni me acordaba! Mi madre no será del KGB, pero tú tienes que ser la presidenta del Servicio de Inteligencia más listo del mundo. ¡Chiquita memoria! Por cierto, ¿qué me estabas contando antes de la vecina inglesa y no sé qué de una flor?

—¡Nada, nada, disparates intercalados con alguna burla por ver si me estabas escuchando! ¡Ja, ja, ja!

Cuando puso al día a su amiga sobre la tarea que el grupo tenía por delante, ambas se sentaron a la mesa de la cocina y comenzaron la planificación que al día siguiente presentaría a sus amigos Pepe y Manuela.

Pero no hubo día siguiente…

No había pasado ni una hora desde que Margaret había salido de casa para hacer la compra cuando Irina oyó un ruido de llaves lanzadas como de lejos y a su madre dando zapatazos y voces, hablando no sé qué de colegios cerrados, confinamientoConfinamiento Aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad. y cosas que a Irina le sonaron a chino.

—¡Mujer, relájate! ¡Mamá!, ¿qué pasa? ¡No me asustes! No te entiendo nada. ¿Ese idioma es chino o qué?

—Iri, enciende la tele y ven aquí a mi ladito. Hablando de chino…

Margaret estaba muy nerviosa y todavía no había soltado ¡la bolsa de libros que Irina tenía habitualmente en su pupitre, en el instituto!

—¿Esos no son mis libros? ¿Fuiste al insti? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué…?

 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acaba de informar, desde Moncloa, que a partir de mañana se suspenden las clases. La epidemia del coronavirus, que asolaasola Asolar, con el significado de arrasar o destruir un lugar., sobre todo, a la capital de España, puede extenderse a más comunidades, por lo que hasta nuevo aviso se cierran colegios, institutos y universidades.

 

—¡Bieeeennnnnn! —gritó Irina. ¡Colega, que no hay instituto! ¿Es broma? ¿Dónde está la cámara oculta?

Margaret miró a Irina y ni siquiera le recriminó su estupidez. Ya hacía unos días que se habían cerrado colegios en Madrid y muchos pensaban que era una medida transitoriatransitoria Que tiene una duración limitada, que no es para siempre., para poco tiempo. Pero las cifras de contagios y muertos subían como la espuma en todo el país y Canarias no era ajena a este nefastonefasto Que causa desgracia o va acompañado de ella. espectáculo del enemigo invisible.

A todos, y como algo ajeno, nos sonaba la COVID-19 desde principios de año. Las noticias, como una ficción, llegaban desde China y en Europa nadie las tomó en serio: «Esos chinos son unos exagerados», pensó.

—¡Ay, mamá! ¡Perdón! Es serio, ¿verdad? Hoy estuvimos hablando con Ester, la profe, de este tema. Pero para no haber clases debe de ser algo muy bestia, colega.

Margaret estuvo un buen rato callada, sin escuchar a Irina y cambiando de canal como una posesaposesa Que está poseído por un espíritu, especialmente por un espíritu maligno o demoníaco.. ¡Ojalá que todo esto…!

—Tranquila, . Ya verás que todo se arregla. Y yo te ayudaré en casa. Mira, si quieres arreglo los roperos y coloco los libros de las cajas que, desde que nos mudamos, están aletargadosaletargados Sinónimo de adormilados.. También puedo…

—No, mi amor, tú tendrás que estudiar como si fueras al instituto. Así que te levantarás temprano y a repasar. ¿No comentaste algo de un trabajo? Pues a adelantar para que en unos días, cuando vuelvan a clase, estés al día.

—Ya decía yo, ¡qué poco dura la alegría en casa del pobre!, como dices tú. ¡Ja, ja, ja!