Irina se fue a su cuarto dando bocinazos y resoplando como para embestir, y dio tal portazo que… ¡vuelta los sismógrafosSismógrafos Un sismógrafo es un instrumento para medir el movimiento de la tierra. a despertar de su suave arrullo! Margaret hizo lo propio, pero sin resoplidos ni bocinazos. A ella se le escapó la puerta…
—¡Hola, hola! ¿Y esa tonga de ropa revuelta? ¿Y esa tonga de niña de pelo revuelto?
—Hola, Gara. Espera, que voy a peinarme.
La amiga indígena de Irina había regresado desde el pasado. Lo hacía a cada rato desde aquella primera vez que nuestra joven necesitó información sobre la historia de los antiguos canarios y su tía estaba muy ocupada y no la pudo ayudar. Fue de esta forma cómo comenzaron una serie de recorridos en el tiempo que se habían continuado por el respeto que las dos muchachas tenían a las normas de este tipo de viajes.
Ni que decir tiene (bueno, lo tengo que decir yo, porque a Irina se le olvidó mencionarlo líneas atrás, cuando nombró el éxito con la tarea de Don Benito) que Gara fue una pieza clave en la consecución de la matrícula de honor que Manuela e Irina se llevaron. Pero claro… las normas de los viajes mágicos habían de ser cumplidas.
—No esperaba flores de frangipaniflores de frangipani Frangipani supuestamente proviene del noble italiano, Marqués Frangipani. El creó un perfume utilizado para perfumar guantes en el siglo XVI el cual tenía una fragancia muy similar a la flor de plumeria. Por esta similitud la gente comenzó a llamar frangipani a la flor de plumeria formando un bonito collar hawaiano. Pero este recibimiento, como si acabaras de merendar conmigo… ¿Sabes que frangipani es la palabra más cool, como dirían los guais de tu tiempo, en inglés urbano? Eso le oí a tu vecina, la inglesa fashion del piso de abajo. ¿Significa algo así como la felicidad total? No sé. Esto que estoy haciendo es hablar sin decir nada para que las chicas inútiles como tú… ¿Compa, estás ahí?
—¡Me quedé sin ordenador! —dijo mirando al infinito.
—Pues yo pensé que estabas ante el fin del mundo.
—Algo así…
Irina tuvo que hacer un ejercicio de orientación espacio-temporal cuando se percató de que su amiga del alma había regresado desde el pasado y que su conexión con el futuro, su ordenador, estaba k.o.
Le contó que tenía que hacer un trabajo que precisaba buscar mucha información y que ni siquiera tenía un móvil inteligente, porque…
—Mi madre, que tengo claro que es una espía rusa del KGB, me lo requisó cuando la engañé diciéndole que estaba en la biblio cuando en realidad me fui a la playa de Las Canteras con los colegas.
—Irina, deberías saber que tu teléfono inteligente (el teléfono, no tú por lo que oigo…) tenía habilitado algo para localizarte. ¿Te acuerdas de las risas con Margaret cuando en su teléfono, para echarte el pisto a lo Bill Gates y reírte de ella, «que no te enteras de nada, mami», le instalaste una aplicación para saber dónde estabas en cada momento? Si es que…
—¡Vaya, Gara! ¡Ni me acordaba! Mi madre no será del KGB, pero tú tienes que ser la presidenta del Servicio de Inteligencia más listo del mundo. ¡Chiquita memoria! Por cierto, ¿qué me estabas contando antes de la vecina inglesa y no sé qué de una flor?
—¡Nada, nada, disparates intercalados con alguna burla por ver si me estabas escuchando! ¡Ja, ja, ja!
Cuando puso al día a su amiga sobre la tarea que el grupo tenía por delante, ambas se sentaron a la mesa de la cocina y comenzaron la planificación que al día siguiente presentaría a sus amigos Pepe y Manuela.
Pero no hubo día siguiente…
No había pasado ni una hora desde que Margaret había salido de casa para hacer la compra cuando Irina oyó un ruido de llaves lanzadas como de lejos y a su madre dando zapatazos y voces, hablando no sé qué de colegios cerrados, confinamientoConfinamiento Aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad. y cosas que a Irina le sonaron a chino.
—¡Mujer, relájate! ¡Mamá!, ¿qué pasa? ¡No me asustes! No te entiendo nada. ¿Ese idioma es chino o qué?
—Iri, enciende la tele y ven aquí a mi ladito. Hablando de chino…
Margaret estaba muy nerviosa y todavía no había soltado ¡la bolsa de libros que Irina tenía habitualmente en su pupitre, en el instituto!
—¿Esos no son mis libros? ¿Fuiste al insti? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué…?
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acaba de informar, desde Moncloa, que a partir de mañana se suspenden las clases. La epidemia del coronavirus, que asolaasola Asolar, con el significado de arrasar o destruir un lugar., sobre todo, a la capital de España, puede extenderse a más comunidades, por lo que hasta nuevo aviso se cierran colegios, institutos y universidades.
—¡Bieeeennnnnn! —gritó Irina. ¡Colega, que no hay instituto! ¿Es broma? ¿Dónde está la cámara oculta?
Margaret miró a Irina y ni siquiera le recriminó su estupidez. Ya hacía unos días que se habían cerrado colegios en Madrid y muchos pensaban que era una medida transitoriatransitoria Que tiene una duración limitada, que no es para siempre., para poco tiempo. Pero las cifras de contagios y muertos subían como la espuma en todo el país y Canarias no era ajena a este nefastonefasto Que causa desgracia o va acompañado de ella. espectáculo del enemigo invisible.
A todos, y como algo ajeno, nos sonaba la COVID-19 desde principios de año. Las noticias, como una ficción, llegaban desde China y en Europa nadie las tomó en serio: «Esos chinos son unos exagerados», pensó.
—¡Ay, mamá! ¡Perdón! Es serio, ¿verdad? Hoy estuvimos hablando con Ester, la profe, de este tema. Pero para no haber clases debe de ser algo muy bestia, colega.
Margaret estuvo un buen rato callada, sin escuchar a Irina y cambiando de canal como una posesaposesa Que está poseído por un espíritu, especialmente por un espíritu maligno o demoníaco.. ¡Ojalá que todo esto…!
—Tranquila, má. Ya verás que todo se arregla. Y yo te ayudaré en casa. Mira, si quieres arreglo los roperos y coloco los libros de las cajas que, desde que nos mudamos, están aletargadosaletargados Sinónimo de adormilados.. También puedo…
—No, mi amor, tú tendrás que estudiar como si fueras al instituto. Así que te levantarás temprano y a repasar. ¿No comentaste algo de un trabajo? Pues a adelantar para que en unos días, cuando vuelvan a clase, estés al día.
—Ya decía yo, ¡qué poco dura la alegría en casa del pobre!, como dices tú. ¡Ja, ja, ja!