Capítulo V

Un juego de niños nos salvó la vida. Y me gustaría decir que estuvimos protegidos el resto de la contiendaContienda Lucha, enfrentamiento o discusión., pero no fue así. Aquella experiencia fue solo el primer encuentro que tuvimos con el dolor, la rabia y la desolación que acompañan a las guerras en general, y a las guerras civiles en particular. Las luchas fraticidasFraticidas Fraticida: persona que mata a su hermano son especialmente intensas y devastadoras, y el tipo de cicatrices que dejan son muy duras y difíciles de curar.
Aquel día entendí por primera vez lo que significaba ser parte de una familia. Me enorgulleció ser partícipe de un amor tan extremo por el que en ningún momento ninguno de nosotros dudó en poner el bienestar de los demás antes del propio. No se habló de tener razón, ni de cuestionar la ideología del otro. Solo contaba poner a salvo a nuestro hermano. Y eso hicimos: ni más, ni menos.
Durante lo más cruentoCruento Que produce o muestra derramamiento de sangre. de los enfrentamientos posteriores, en las batallas en la península, mientras esperaba el amanecer agazapadoAgazapado Agazapar: permanecer al acecho, estar en alerta o aguardar para sorprender a alguien. en las trincherasTrincheras Una trinchera es un surco cavado por soldados para protegerse de los ataques enemigos., medio ateridoAterido Que está paralizado o entumecido a causa del frío. y casi paralizado por el miedo, o cuando me sentía solo y asustado, sin saber si vería el mañana o a mis seres queridos de nuevo, me bastaba con recordar que mis hermanos estaban ahí, en algún lugar, pensando en mí. Eso era suficiente para seguir adelante, para sacar fuerzas de flaqueza y resistir un poco más.
Porque siempre supe que éramos muy afortunados. En nuestra familia, gracias a los valores transmitidos por nuestros mayores, pesaba más la fuerza de la sangre que la tinta de los idearios. Y eso jamás lo olvidamos.




FICHA DE LECTURA


Capítulo IV

Martín se puso en marcha y habló con el compañero de mismo grado encargado de ir ese día al Gobierno Militar a buscar la Orden. Solicitó de él ese favor diciéndole que aprovecharía para unas gestiones particulares. No tuvo ningún problema y a las tres en punto uno de los coches del consulado nos recogió en la puerta del cuartel de La Isleta. Íbamos de uniforme, él con la valijaValija Saco de cuero usado para transportar correspondencia. oficial y yo con mi petatePetate Petate / Mochila militar pensado para viajes, expediciones, travesías, etc..
En el coche nos esperaba un paquete con un uniforme y complementos de sobra de Martín y los demás enseresEnseres Conjunto de muebles, ropas o instrumentos que son propiedad de una persona o que se usan en una profesión. solicitados a su madre. Tan pronto como comprobé todo lo metí en mi saca y nos dispusimos a repasar todo el plan para que no fallase absolutamente nada.
Llegamos muy pronto hasta las inmediaciones del Gobierno Militar. Bajamos del coche y sin dirigirnos la palabra, él seguro abriendo camino y yo en la retaguardia, en pocos minutos nos plantamos en la puerta. Uno de los centinelas nos saludó reglamentariamente, nos pidió la identificación y preguntó el motivo de la visita. Martín explicó al soldado que íbamos en busca de la Orden para el RegimientoRegimiento Unidad militar que por lo general agrupa a varios batallones, normalmente entre dos y cuatro, y es mandado por un coronel. de Artillería Nº3. En primera instanciaPrimera instancia En primera instancia: en primer lugar. nos dejaron pasar, pero cuando llegamos al portón principal el sargento de guardia nos saludó y me pidió que abriera el petate para comprobar qué había en el interior. Yo pensé que había llegado el final del plan pues la facilidad con la que había resultado todo hasta el momento me había hecho coger confianza en las posibilidades. Martín reaccionó inmediatamente y dirigiéndose al suboficial le dijo amablemente que yo era su asistente y que llevaba una muda de ropa para lavar. De todas formas yo abrí el petate y el militar metió sus manos para comprobarlo. Luego, dijo que el despacho donde se entregaba la Orden estaba en la planta alta y que allí solo podía subir Martín, pero que yo podía esperarlo en el patio interior sentado en una bancada de madera.
Se abrió el portón y dimos unos pasos adelante para que se cerrara detrás de nosotros. Ya estábamos dentro y no estábamos solos. Allí había más de sesenta personas entre civiles y militares. Inmediatamente nos dimos cuenta de que se trataba de prisioneros, pues ocupaban la zona central y muchos de ellos estaban sentados en el suelo, otros hablaban entre sí en pequeños corros y en su derredorDerredor Espacio que rodea una cosa. Alrededor. varios soldados los mantenían vigilados. Ambos localizamos con rapidez el retrete que estaba situado en una de las esquinas laterales y, sin mediar palabra alguna, Martín dejó de mi mano la primera fase de la operación y subió pausadamente la escalera. Yo busqué entre todos aquellos hombres a Étienne sin fortuna. Pasados unos cinco minutos vi que Martín estaba en una de las ventanas del piso superior y con la cabeza me hizo señas hacia el fondo derecho del patio. Allí estaba sentado, cabizbajoCabizbajo Que tiene la cabeza inclinada hacia abajo, por abatimiento, melancolía, etc., el otro gemelo. Me levanté del banco y lo miré, estaba ensimismado en sus pensamientos. Luego, pasados unos minutos levantó la cabeza y me vio. La expresión de su rostro cambió y unas lágrimas bajaron por sus mejillas. Con disimulo miré hacia la planta alta.
Él levantó la mirada y entendió que yo no estaba solo. Se levantó del suelo y comenzó a caminar. Entonces le señalé con mi cabeza el baño donde tendríamos que entrar. Mientras estuve a la espera comprobé cómo varios prisioneros entraban y salían a realizar sus necesidades sin control alguno; eso me tranquilizó.
El tiempo pasaba lentamente. Cuando llegó el momento pactado, quince minutos de espera, observé cómo Martín iniciaba el descenso por la escalera. Entonces, me dirigí hacia él y le pedí permiso para entrar al retrete y él se quedó fuera. Étienne se percató de la presencia de su hermano y finalmente entendió todo. Martín también se fue al mismo lugar y a los pocos minutos ya estábamos dentro los dos. Esperamos con impaciencia que la puerta se abriera. El baño era grande y tenía varias dependencias donde poder realizar la operación. Cada vez que se abría la puerta esperábamos con ansiedad que fuera él. A los dos o tres minutos Étienne entró junto a un guardia civil. Cuando nos quedamos solos nos abrazamos y comenzamos rápidamente con el cometido. Dentro de uno de los aseos Étienne se afeitó y se vistió con el uniforme. Yo metí su ropa en mi saca. Vestidos con el uniforme de teniente eran dos gotas de agua. Ambos sonrieron cuando se vieron. Cuando le planteamos que tenía que salir primero conmigo por la puerta principal se negó rotundamente, pues entendía que si fracasaba el intento el perjudicado iba a ser su hermano. Estuvo a punto de desistir hasta que Martín le pidió que lo hiciera por su madre. Entonces, Étienne, convertido a todos los efectos en el teniente Martín Blanco, con su documentación en el bolsillo y la valija en su mano, y yo, con la saca, salimos del baño y nos dirigimos a la puerta de salida. Tocamos con los nudillos y un soldado nos abrió. Saludamos militarmente y cuando llegamos al portón notamos cómo el aire fresco del Parque de San Telmo nos dio en la cara y nos supo a gloria, pues la operación empezaba a ser un éxito y con ello las tensiones comenzaban a bajar.
En el coche esperamos más de cuarenta y cinco minutos sin que Martín llegara. Por fin lo vimos llegar caminando pausadamente. Nos explicó que esperó un buen rato dentro del baño para no levantar sospechas y que luego aprovechó para salir por la puerta trasera, acompañado de otro oficial que había conocido en la Academia y con el que coincidió en el patio. Al final tuvo que ir a tomar un café y eso le llevó más tiempo de lo esperado. El abrazo de los tres en el coche no podré olvidarlo en mi vida, ni tampoco el del matrimonio Blanc y mis padres cuando llegamos a la mansión de Ciudad JardínCiudad Jardín Ciudad Jardín es un barrio residencial ubicado en pleno centro de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, entre los barrios de Alcaravaneras y Arenales.. Aquel fue el juego de la ruse más importante de nuestras vidas.


Capítulo III

En la mañana del día diecinueve, Martín recibió la orden más inesperada y amarga de su vida. Tendría que acercarse hasta la calle hoy rotuladaRotulada Rotular: poner los nombres en mapas y planos. como Domingo J. Navarro y sitiarSitiar Poner cerco a un lugar para lograr su rendición. con un cañón de artillería el Gobierno Civil a fin de exigir la rendición de las autoridades allí presentes. Se aproximó para compartir conmigo la novedad y pude constatar que sus palabras salían atropelladamente y denotandoDenotando Denotar: representar [un símbolo o signo] algo, tener un determinado valor. mucha preocupación, pues era consciente de que su hermano estaría dentro del recinto. Inmediatamente me brindé para acompañarle pero, tras agradecérmelo, declinó el ofrecimiento, pues entendía que con uno de la familia que estuviera en tan preocupante tranceTrance Momento o situación muy difícil o apurada de la vida de una persona. era suficiente.
Desde mi situación observé cómo la pieza desmontada era subida a lomos de cuarenta mulas que esperaban en la plaza de armas, colocadas en formación. La maniobra se realizó en un tiempo récord, pues era muy usual hacer esta operación en las prácticas de cada día. Cuando las bestias estuvieron preparadas, los arrierosArrieros Arriero: persona que se dedica al transporte de mercancías por tracción animal. iniciaron el tiro de las mulas para ponerlas en camino a la vez que una docena de artilleros con uniformes de campaña, armados reglamentariamente, siguieron a Martín en formación. Corrí hacia las alambradas para seguirlos con la mirada. Los vi abandonar el cuartel pasando bajo el arco de la salida. La comitivaComitiva Grupo de personas que acompaña a un lugar a otra, normalmente más importante, o que lleva la representación de una comisión. iba despacio por el camino de tierra que llegaba hasta las primeras casas. Finalmente los perdí de vista, los ojos se me nublaron y el estómago comenzó a dolerme cuando la empinada calle de La Isleta se los tragó.
Durante el recorrido, algunos chicos los siguieron hasta que dejaron la barriada. Las calles de la capital estaban vacías. Una hora más tarde llegaron a su destino. A la orden del teniente, la pieza fue bajada de las mulas y montada, en menos de cinco minutos, sobre el suelo de la calle Domingo J. Navarro. Su posición no ofrecía dudas pues estaba dirigida hacia la fachada del Gobierno Civil, situado más abajo en la calle Mayor de Triana y a unos doscientos cincuenta metros. Para ello los artilleros aplicaron los cálculos aportados por Martín y, tras corregir el ángulo de tiro, cargaron el cañón del diez y medio y esperaron órdenes. En el Castillo de Mata estaba destinada una guarnición también de artillería que estaba a la espera de aportar el tendido telefónico que serviría de recurso para contactar con la institución civil, pero Martín dirigió sus pasos hacia el Cine Wood, situado a pocos metros del emplazamiento de la pieza, y solicitó el teléfono a un empleado que, al igual que otros muchos en la calle, estaba a la puerta del establecimiento viendo lo que ocurría. Martín me dijo que en aquellos momentos él era consciente de que tenía que aparentar tranquilidad ante sus hombres, pero no podía olvidar la situación a la que se estaba enfrentando y las posibles consecuencias que aquella actuación podría acarrear, no solo en su familia. Sentía su corazón latir con fuerza. A los pocos segundos levantaron el teléfono y solicitaron que se identificara. Martín cumplió con la petición y requirió hablar con el Gobernador Civil. Tras un par de minutos de espera, el mandatario se puso al teléfono y con voz firme le exigió una respuesta sobre lo que se pretendía. El teniente Blanco se volvió a identificar y le explicó que, cumpliendo órdenes de sus superiores, tenía el edificio encañonado y que daba a todos los ocupantes cinco minutos para entregarse en el Gobierno Militar, pues en caso contrario procedería al bombardeo. Tras la conversación, Martín regresó con paso firme junto a sus subordinados y esperó con ansiedad el devenir de los acontecimientos.
Mientras tanto, dentro del Gobierno Civil la noticia corrió como la pólvora. Étienne oyó el nombre de su hermano y corrió hacia la ventana del primer piso para dirigir su mirada calle arriba hasta donde habían dicho que estaba emplazado el cañón. Tras comprobar que se trataba de un hecho real, trató de distinguir en la lejanía a Martín, pero le fue imposible. Su semblante cambió de color y una gran amargura recorrió su cuerpo. Las preguntas sobre el porqué de aquella manera de actuar se sucedieron en su mente pasando a la vez, con la velocidad del viento, las imágenes de toda una vida dedicada a compartir los valores familiares del respeto a las ideas de los demás.
Cerró la ventana y con los ojos nublados bajó a la planta principal donde ya se habían reunido todos sus jefes y compañeros de trabajo. Allí estaba también el sargento que mandaba a los agentes de la guardia civil y de la guardia de asalto que velaban por la seguridad del edificio y de sus ocupantes. No tenían alternativa. Estaban sitiados y no había otra salida a aquella situación tan preocupante más que entregarse a las autoridades militares a fin de evitar una masacreMasacre Matanza conjunta de muchas personas, por lo general indefensas. sin necesidad. El propio Gobernador Civil, a punto de cumplirse los cinco minutos, llamó por teléfono al Mando Militar y comunicó su decisión. Unos minutos después, el teniente Blanco respiró profundamente cuando un emisarioEmisario Persona enviada a un lugar para llevar un mensaje, tratar un asunto o mediar en una situación. procedente del Castillo de Mata le comunicó el desenlace final. Solo entonces mandó retirar la pieza y que fuera montada en las mulas para proceder al retorno al cuartel de La Isleta.
La salida de los ocupantes del Gobierno se hizo de manera ordenada. Los mandos con cargos y los funcionarios lo hicieron en primer lugar, entre ellos Étienne quien se negó a hacer valer su condición de hijo de diplomáticoDiplomático Persona a la que se asigna la función de representar a un Estado ante otro sujeto de derecho internacional, a fin de conducir y mejorar sus relaciones mutuas. y con disposición de extranjero de nacionalidad francesa. Caminando lentamente se acercaron hasta el Gobierno Militar donde fueron retenidos en el patio hasta nueva orden, según les comunicó el mando militar que les recibió. Los guardias civiles, mandados por el sargento, ocuparon el centro de la calle Mayor de Triana y, en formación, desfilaron hacia el mismo destino y suerte que los civiles, para una vez allí hacer entrega de sus armas.
La noticia de la toma del Gobierno Civil y el arresto de sus ocupantes llegó a la mansión de Ciudad JardínCiudad Jardín Ciudad Jardín es un barrio residencial ubicado en pleno centro de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, entre los barrios de Alcaravaneras y Arenales. apenas media hora después del hecho. La preocupación se apoderó de la familia. Monsieur Blanc ordenó que el coche del consulado se preparara para acercarse hasta el Gobierno Militar con la intención de traerse a casa a su hijo Étienne, pensando que la doble condición del joven podría sacarlo del problema en el que se había metido. Tras más de dos horas de espera en la puerta sin poder reunirse con el abogado y sin ser recibido por la máxima autoridad militar, comenzó a entender que la situación se le presentaba muy complicada. Finalmente le comunicaron que en aquellos momentos no podían atenderle. Monsieur valoró la posibilidad de que los altos mandos militares no quisieran comprometerse recibiendo a diplomáticosDiplomáticos Un diplomático es un servidor público, sea de carrera o por designación política, que ejerce la representación del Estado en las relaciones internacionales.. Y es que, ciertamente, pudo ver la actividad frenéticaFrenética Que tiene o muestra rabia, furia o enfado de manera exagerada. y el desconcierto que reinaban en la entrada y alrededores del recinto, por lo que supuso que en su interior el desbarajuste tendría que ser mucho mayor. Se marchó de allí mucho más preocupado de lo que había llegado, sin haber podido aclarar nada y sin saber cómo iba a recibir la noticia su esposa.
Martín llegó a La Isleta e informó a sus superiores de lo acontecido, y acto seguido me buscó hasta encontrarme haciendo guardia en los polvorines. Se abrazó a mí y lloró desconsoladamente, pues estaba muy preocupado por la suerte corrida por su hermano. Jamás de niño había visto a Martín llorar, y eso, más que cualquier otra cosa, fue lo que me dio la verdadera magnitud del peligro que Étienne podía sufrir. Después de un rato de conversación y de tratar de hacerle entender que él había obrado en consecuencia, pues cumplía órdenes, Martín se disponía a abandonar el lugar cabizbajoCabizbajo Que tiene la cabeza inclinada hacia abajo, por abatimiento, melancolía, etc. y prácticamente igual de apesadumbradoApesadumbrado Que muestra tristeza, aflicción y disgusto., cuando recibimos la noticia de que se nos requería en la entrada. La emotiva visita de sus padres y hermana menor fue como un bálsamoBálsamo Medicamento compuesto de sustancias comúnmente aromáticas, que se aplica como remedio en las heridas, llagas y otras enfermedades.. Martín, entre los brazos de Madame y María pareció encontrar el consuelo y la absoluciónabsolución Absolver: eximir a un acusado de una pena o de una condena pecuniaria mediante una resolución judicial. que buscaba.
Ellos fueron los que nos pusieron al tanto del ambiente tan movido que reinaba en el Gobierno Militar. Y en el preciso momento en el que su padre comentaba que, a su juicio, nadie parecía tener muy claro lo que sucedía o a quién obedecer, vi iluminarse los ojos de Martín con un brillo que hacía años que no veía, y supe, de forma inmediata, sin necesidad de que me lo explicara, lo que teníamos que hacer para solucionar el problema.
Martín sonrió, y con aplomo, le pidió a su madre que le preparara el otro uniforme de diario, una navaja de afeitar y unas tijeras de buen tamaño y, por las dudas, la vieja cédula de identificación de Étienne, aquella que Madame guardaba por motivos sentimentales y en la que figuraba el nombre de Esteban Blanco.
A esas alturas, sus padres adivinaron lo que nos proponíamos, y las reacciones fueron diversas. María, mi valiente María, desde un principio se mostró de acuerdo con la idea, mientras que Monsieur, aterrado, se negó tajantemente. Era lógico que no quisiera arriesgar a un hijo para salvar a otro, ya que al fin y al cabo, él era un hombre que confiaba en la diplomacia y el diálogo para solventar cualquier problema. Si nos descubrían, y por supuesto que participaríamos los dos –de ningún modo iba yo a abandonar a los gemelosGemelos Individuos que han sido alumbrados en un mismo parto. en tan difícil trance como ese–, podíamos enfrentarnos a cargos de traición. Monsieur era inflexible. No teníamos su beneplácitobeneplácito Aprobación o permiso de alguien para hacer una cosa.. Ni los serios argumentos de Martín sobre el futuro que pudiera esperarle a Étienne, ni incluso lo que sucedería si descubrían el carnet del partido comunista francés que este portaba, hicieron doblegarse a su padre. Yo me temía que no pudiéramos hacerlo cuando Madame, los ojos arrasados en lágrimas, miró a su hijo mayor y le pidió que protegiera a Étienne de la misma manera que había hecho en nuestra infancia.
Eso decantó la balanza a nuestro favor, y en menos de diez minutos nuestro plan tomó forma. Volvíamos, muchos años después, a representar la ruse.



Capítulo II

Durante los años en que los gemelosGemelos Individuos que han sido alumbrados en un mismo parto. estuvieron fuera de casa los echábamos mucho de menos y añorábamosAñorábamos Recordábamos con pena la ausencia, privación o pérdida de una persona o cosa. constantemente su vuelta. El hogar estaba vacío, los jardines carecían del jolgorioJolgorio Diversión o fiesta animada y bulliciosa. de siempre y las bromas y carcajadas, tan comunes en todo momento, habían desaparecido. Los días, meses y años se hicieron mucho más largos y más tristes.
Así que fue muy natural, sin sospechar lo que tendríamos que vivir, que esperáramos con mucha ilusión el verano de 1936 por las novedades que traería para la familia. Martín vendría con su despacho y por consiguiente con su uniforme de teniente de Artillería, y Étienne con su togaToga Prenda de vestir larga y amplia semejante a una túnica abierta, con mangas anchas, que se lleva sobre otras prendas. negra de estreno y su barba incipiente que le proporcionaba un aspecto de bohemioBohemio Que lleva un tipo de vida libre y poco organizada. parisino, dispuesto a resolver todos los problemas de los desfavorecidos del mundo. Yo también estrenaba carrera, pero mi edad me había llevado obligatoriamente a ingresar en el ejército para realizar la mili. Recuerdo que mi llegada en septiembre del año anterior al RegimientoRegimiento Unidad militar que por lo general agrupa a varios batallones, normalmente entre dos y cuatro, y es mandado por un coronel. Nº 3 de Artillería en La Isleta supuso un fuerte inconveniente, pues había terminado el curso con ganas de incorporarme al mundo de las finanzasMundo de las finanzas El mundo de las finanzas consiste en saber administrar dinero, estudiar las situaciones y condiciones para obtenerlo. de la mano de mi futuro suegro. Además, aquella situación también supondría demorar en el tiempo mis deseos de contraer matrimonio con María. Solo me quedó el consuelo de que a través de una recomendación de Monsieur Blanc mis superiores me concedieron un pase pernoctaPase pernocta Documento que permitía salir del acuartelamiento militar para pasar la noche fuera de él. que aliviaba mi situación desde las tres de la tarde, cuando tocaba correr cuesta abajo las calles de La Isleta hacia el Castillo de La Luz para coger la guagua hacia Ciudad JardínCiudad Jardín Ciudad Jardín es un barrio residencial ubicado en pleno centro de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, entre los barrios de Alcaravaneras y Arenales., hasta las seis de la mañana del día siguiente, momento en el que el chofer de la familia me dejaba de nuevo en la puerta del Regimiento.
Con la llegada de los primeros días del mes de julio volvió la normalidad y con ello la alegría a la mansión de los Blanc. Los chicos regresaron de sus destinos y lo celebramos con una gran fiesta a la que asistieron todos los amigos y amigas de la familia.
Muchas autoridades civiles y diplomáticosDiplomáticos Un diplomático es un servidor público, sea de carrera o por designación política, que ejerce la representación del Estado en las relaciones internacionales. de otros países hicieron acto de presencia. Entre ellos se encontraba un alto cargo del Gobierno Civil quien en una animada conversación con Étienne le ofreció su primer trabajo como letradoLetrado Es sinónimo de abogado. en su gabineteGabinete Despacho de abogados.. El joven abogado se comprometió al instante y dio palabra de estar al día siguiente en su nueva ocupación, olvidándose incluso de su idea inicial de disfrutar de unos días de vacaciones, muy merecidas por el esfuerzo realizado con los estudios. Aquella noche permanecerá en mi mente grabada mientras viva. Habíamos tomado unas cuantas copas de vino y nos encontramos los dos gemelos y yo en una pequeña glorietaGlorieta Plaza en un jardín con un cenador en el centro. de madera en el jardín, donde siempre acostumbrábamos a sentarnos para planear nuestras correríasCorrerías Conjunto de aventuras y peripecias que experimenta una persona en uno de esos viajes cortos.. Durante un buen rato no nos molestó ninguna inoportuna visita, por lo que pudimos vivenciar nuestra infancia y lo felices que habíamos sido. Reímos a carcajadas con los recuerdos y terminamos apretujados en un abrazo interminable prometiéndonos amistad y ayuda entre los tres hermanos hasta que dejáramos este mundo. Fue muy emocionante y aún, pasada una vida, lo rememoroRememoro Rememorar: Evocar, recordar algo percibido, aprendido o conocido. con la misma intensidad.
Por su parte, Martín se incorporó a su destino en el Regimiento de Artillería donde yo mismo estaba sirviendo, así que ya no tuve que pasar más por la locura de la salida en tropelTropel Conjunto numeroso de personas, animales o cosas que avanzan o se mueven de forma rápida, ruidosa y desordenada. por las calles para tomar la guagua ni volvería solo, pues a partir de ese momento ya tenía compañía y medio de transporte que nos trasladaba, tanto a la ida como a la vuelta. La presencia de mi amigo entre los superiores pensaba que me otorgaríaOtorgaría Otorgar: Conceder o dar una cosa, generalmente como mérito o recompensa. además la ventaja de poder disponer de algún que otro anhelado permiso. Asunto mal calculado por mi parte, pues un hecho inesperado vino a evitarlo el día dieciocho de julio y además con toda seguridad el teniente Blanco no se hubiese prestado a aliviar la estanciaEstancia Permanencia durante cierto tiempo en un lugar determinado. de su cuñado, teniendo en cuenta su corta antigüedad y experiencia en el cargo.
El día diecisiete de julio, estaba preparado para salir del Regimiento cuando se recibió una orden del Gobierno Militar ordenando el acuartelamientoAcuartelamiento Lugar donde se encuentran las tropas.. Aquello suponía la anulación de todos los permisos. Pensé que podría tratarse de una maniobra a la que normalmente nos tenían acostumbrados, pero mi preocupación fue en aumento cuando se formó a toda la tropaTropa En muchas fuerzas armadas una tropa es equivalente a una sección o pelotón., suboficiales y oficiales con armamento y munición y se nos ordenó reforzar las guardias y mantenernos en estado de alerta. No sabía lo que pasaba y esperaba con ansiedad hablar con Martín, pues estaba preocupado por aquella situación tan inesperada. Serían las diez de la noche cuando pude hablar con él. Me hizo saber que la orden había llegado de instancias superiores y que no tenían conocimiento de lo que estaba sucediendo. No pudo aliviar mi congojaCongoja Angustia o sensación física de agobio., más bien fue en aumento cuando comprobé por su cara que él también estaba muy preocupado por lo que estaba ocurriendo.
La noche pasó muy lentamente. Me tocó un turno de guardia en el Faro de La Isleta. Nos llevaron en mulas, pues la carretera estaba sin terminar. Desde allí se veía buena parte de la capital y sobre todo el mar; un correílloCorreíllo Tipo de buque destinado a las comunicaciones interinsulares de Canarias, transportando correo postal, carga y pasaje. se acercaba lentamente al puerto. Parecía todo muy tranquilo. Con la madrugada arreció la humedad y me protegí como pude en el interior de la garita. Solo se oían las voces de los centinelas cantando las alertas. Era un sonsonete que rompía el silencio de las montañas cada quince minutos. Luego, a la vuelta, me tocó descansar sentado en la plaza de armas. Solo pude dormir una media hora.
Con la aurora llegó la noticia: las tropas de África se habían levantado en armas y el General Franco, Gobernador Militar de Canarias, se había puesto al mando de la sublevaciónSublevación Rebelión de un grupo numeroso de personas que pueden ser tanto civiles como militares contra la autoridad.. No tuve mucho tiempo de pensar en las consecuencias, ya que el recinto se convirtió en un ir y venir del personal. Todo el perímetro del Regimiento fue fortalecido con piquetes de soldados. Según fue amaneciendo comenzaron a escucharse gritos en contra de los militares y pistoletazos de escopetas de caza que procedían de las azoteas del barrio de La Isleta. Sentía mi corazón latir atropelladamente.
A las diez de la mañana pude hablar con Martín.Estuvo conmigo un par de minutos. Trató de tranquilizarme diciendo que todo se arreglaría muy pronto y que en un par de días podría volver a casa. Yo sabía que no era así. Media hora más tarde me llamaron para que formara parte de una pequeña partida que tenía como objetivo ir a buscar el pan a la IntendenciaIntendencia Cuerpo del ejército encargado de proporcionar y organizar todo lo que necesitan las fuerzas armadas o campamentos para funcionar de forma adecuada. Militar, situada en la calle León y Castillo, muy cerca de la Plaza de la Feria. Mi asombro fue en aumento cuando comprobé que el pelotónPelotón Un pelotón, en el ámbito militar, es una pequeña unidad militar mandada típicamente por un sargento. lo formábamos tres militares: un cabo, el conductor del carro y yo como artillero. Cuando la mula comenzó a bajar el camino de tierra miré hacia atrás en busca de mi amigo, pero solo comprobé que nos íbamos alejando del lugar mientras escuchaba la voz de mi compañero de viaje que me decía que montara el armaMontara el arma Montar el arma:  en sentido estricto significa retirar los seguros que impiden el disparo. por si nos veíamos en apuros.
Las calles de La Isleta eran un hervidero de gente asomada a las puertas y hablando en corrillos. Notaba cómo nos miraban a hurtadillasA hurtadillas Indica que algo se hace de manera secreta para no ser visto por otras personas. y luego apartaban las miradas. El movimiento de coches era muy escaso lo que nos posibilitó llegar a la calle Albareda sin tropiezo. El recorrido hacia Las Palmas lo hicimos con tensa tranquilidad. No hablábamos. Yo sujetaba el mosquetónMosquetón Fusil de menor tamaño. entre mis manos y a la vez lo estrechaba entre las partes interiores de mis rodillas para que descansara sobre el suelo del pescantePescante Asiento delantero en el exterior de un carruaje en el que va el cochero y desde donde gobierna las mulas o los caballos.. Las cartucheras iban tan llenas de munición que su peso me hacía daño en los riñones, pero lo peor era el sudor frío que caía por debajo de la gorra y comenzaba a empapar el cuello de mi guerreraGuerrera Chaqueta de uniforme ajustada y abrochada hasta el cuello.. Cerca de una hora tardamos en llegar a nuestro destino. Intendencia tenía la entrada de carromatos por la calle Canalejas. Tuvimos que hacer cola. Nos bajamos del carro y nos serenamos comiéndonos unos chuscosChuscos Pedazo de pan que se reparte como ración a los soldados. que nos aliviaron los estómagos, pues no habíamos desayunado, y que nos proporcionó un soldado de Infantería conocido del cabo, que ya iniciaba el recorrido de vuelta a su cuartel. Los comentarios eran para todos los gustos, si bien nadie sabía exactamente qué era lo que estaba pasando en la isla y en el resto de España.
Hicimos el mismo recorrido a la vuelta con el carruaje cargado de pan. La ciudad no tenía mucha vida. Cuando llegamos a Los Arenales un grupo considerable de manifestantes iba en dirección a Las Palmas gritando consignasConsignas Orden que se da a los subordinados o que se transmite de unas personas a otras en una misión. en contra del golpe de estado y a favor de La República. Los tres nos miramos y no supimos qué hacer. El cabo dijo que mantuviéramos la calma y que yo estuviera preparado por si hubiera que actuar. Llevaban palos, banderas y alguna escopeta de caza. Como abarcaban desordenadamente todo el ancho de la calle León y Castillo paramos el carro y esperamos acontecimientos. El corazón se me iba a salir por la boca. Sentía mucho miedo. Llegaron hasta donde estábamos aparcados, algunos nos miraron pero definitivamente siguieron su camino sin darnos la menor importancia. Respiré hondo y miré a mis acompañantes quienes sonrieron cuando vieron el suspiro que salió de lo más hondo de mi ser. Después, proseguimos nuestro camino, no sin antes mirar hacia atrás por si hubiesen cambiado de opinión.
No tuvimos más inconvenientes durante el resto del camino. Cuando cruzamos el arco de entrada del cuartel observé cómo Martín, delante del despacho del comandante, apuraba un pitillo desesperadamente. Exhaló el humo que le quedaba en su cuerpo y asintió con la cabeza dándose por satisfecho con mi vuelta. Yo le correspondía con un gesto de tranquilidad acompañado de una leve sonrisa, mientras la carreta dirigía su camino hacia el economatoEconomato Establecimiento organizado en forma de cooperativa donde ciertas personas pueden adquirir productos a un precio más económico que en otros comercios..
Como supe posteriormente, Étienne recibió la noticia de madrugada. Su padre lo despertó para comunicárselo, pues el teléfono del consulado no dejó de sonar desde las primeras horas de la mañana. Sufrió una fuerte impresión pero ello no evitó el que se preparara para marcharse cuanto antes al Gobierno Civil, que estaba situado por aquel entonces en la calle Mayor de Triana, para acompañar a sus compañeros y comprobar por sí mismo el alcance y desarrollo de los acontecimientos.
Cuando el conductor quiso pasar por delante del Gobierno Militar fue parado por una patrulla que realizaba la labor de impedir el paso a todos los vehículos y desviarlos fuera de los límites del edificio. El conductor mostró su credencial consular y dijo que iban a realizar unas gestiones en el Gobierno Civil. Luego pidieron a Étienne que se identificara. Este sacó su documento de identidad francés y dijo ser hijo de diplomáticoDiplomático Persona a la que se asigna la función de representar a un Estado ante otro sujeto de derecho internacional, a fin de conducir y mejorar sus relaciones mutuas.. Los militares hablaron entre ellos y dijeron que esperaran hasta que consultaran a un superior la situación. Con posterioridad vieron cómo el soldado se acercaba y pedía a sus compañeros que se apartaran para permitir el paso del auto. Cuando el abogado dio los primeros pasos por la calle de Triana en dirección a su trabajo, miró hacia atrás y comprobó que el Gobierno Militar estaba totalmente custodiado por soldados en actitud vigilante.
Dentro del Gobierno Civil la preocupación de todos sus ocupantes era mayúscula. Iban conociendo las noticias que llegaban continuamente a través de los teletiposTeletipos Aparato telegráfico que permite transmitir directamente un texto , por medio de un teclado mecanográfico, e imprimirlo en la estación receptora . y del teléfono del Gobernador. A esas horas de la mañana ya se sabía que algunos generales de zonas militares del resto de España habían hecho causa común con el General Franco y se habían sumado al levantamiento militar. La situación era tan preocupante que decidieron mantenerse dentro del recinto para esperar acontecimientos. Étienne, según fue conociendo las noticias, se hizo la firme promesa de luchar y entregar su vida si era preciso antes de abandonar el lugar.




 

Capítulo I

Dicen que un hombre es afortunado en la vida si puede contar con un buen amigo. Si ese es el caso, entonces yo he sido doblemente afortunado.
Desde la atalayaAtalaya Lugar elevado desde el que se puede observar gran extensión de terreno o de mar. de mis noventa y dos años y con la perspectiva que me dan las experiencias vividas, puedo asegurar que ahora ya pocas serán las cosas que me lleve cuando llegue mi hora final. Siento que ha llegado el momento de compartir un secreto que he guardado durante cerca de sesenta años. Tengo la esperanza de que esta decisión sirva como ejemplo de que, aun en tiempos de guerra, la fuerza de la sangre debería pesar más que la propia conciencia.
Me llamo Pablo Gómez y nací en Telde, Gran Canaria, allá por el año 1916. Mi padre, un hombre de campo, tenía cierto don con las plantas y su periciaPericia Habilidad para resolver con acierto, facilidad y rapidez algo que entraña cierta dificultad. corrió de boca en boca entre las gentes acaudaladasAcaudaladas Personas que tienen mucho dinero o muchos bienes.. Durante un par de años, trabajó cuidando los jardines de varios caserones en San Francisco, pero en el año 1920 fue contratado en exclusividad como jardinero de una gran mansión en Ciudad JardínCiudad Jardín Ciudad Jardín es un barrio residencial ubicado en pleno centro de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, entre los barrios de Alcaravaneras y Arenales., un barrio acomodado de la capital. Puesto que el salario acordado incluía trabajo como ayuda del hogar para mi madre y alojamiento para toda su familia, mis padres y yo, hijo único, nos trasladamos a Las Palmas de Gran Canaria.
Monsieur Blanc era un caballero francés, diplomáticoDiplomático Persona a la que se asigna la función de representar a un Estado ante otro sujeto de derecho internacional, a fin de conducir y mejorar sus relaciones mutuas. de profesión y de carácter, que había renunciado a un porvenir brillante en las colonias francesas de ultramarUltramar Hace referencia a un país o un lugar situado al otro lado del mar o del océano desde el punto de vista del hablante. por amor a Madame Blanc, de soltera María Eugenia Bravo y del Castillo. Se conocieron en París cuando él era un joven emprendedor y ella, una colegiala de un exclusivo internado suizo que estaba en viaje de estudios con sus compañeras.
Monsieur, como miembro del Ministère des Affaires ÉtrangèresMinistère des Affaires Étrangères Ministerio de Asuntos Exteriores., fue uno de los encargados de atender a los visitantes foráneosForáneos Que son o proceden de otro lugar. durante las terribles inundaciones de 1910 en la capital francesa. Madame siempre recordaba entre risas cómo su caballero de brillante armadura, en lugar de descender de un caballo blanco, hizo su entrada triunfal bajando de una lancha a las puertas de los salones del antiguo Hôtel Lancaster, en la Rue de Berri, a pocos metros de los Campos Elíseos. Primero hubo miradas; luego, conversaciones debidamente supervisadas por institutricesInstitutrices Mujeres que tienen por oficio educar, enseñar o instruir a uno o más niños en la casa de estos.; con posterioridad, largas cartas; y en poco tiempo Monsieur Blanc comenzó a desplazarse regularmente a Berna. Luego pidió la mano de su amada a sus suegros y se casaron en París. Pasados unos años solicitó destino y aceptó un alto cargo en el Consulado Francés en Gran Canaria para cambiar así las grises aguas del Sena por las azules del Océano Atlántico, y la permanente tristeza de Madame por la alegría de estar en su tierra.
Antes de que nos trasladáramos a la casa grande, mi padre me había hablado de las ocurrenciasOcurrencias Dichos o hechos graciosos e ingeniosos que se le ocurren a una persona. de los hermanos Blanc, pero había olvidado mencionarMencionar Nombrar o citar a una persona o una cosa. dos hechos extremadamente interesantes: el primero, que solo eran cuatro años mayores que yo, lo que me otorgabaOtorgaba Concedía o daba una cosa, generalmente como mérito o recompensa. muchas posibilidades de pasármelo bien en un mundo novedoso para mí; y el segundo que se trataba de gemelosGemelos Individuos que han sido alumbrados en un mismo parto., algo nada usual entre mis amigos. Probablemente el que pasara por alto estos detalles se debiera a que siempre los veía de espaldas, escapando tras cometer alguna fechoríaFechoría Acción mala o delictiva.. Años después completaría la familia María, una pequeña muy linda y de ojos azules, que aumentó la alegría de la casa y que con el paso de los años jugaría un papel muy importante en mi vida.
A pesar de las reticenciasReticencias Desconfianzas o cautelas que inspiran ciertas personas, actos o dichos. de mis padres y sus esfuerzos por mantener las distancias protocolariasProtocolarias Que se hacen solamente por cortesía o por cumplir unas determinadas reglas o costumbres., Esteban, Martín y todos los de la mansión pronto me acogieron como un hermano sin tener en cuenta la diferencia de edad, un detalle de agradecer pues los chicos lo mirábamos con lupa, así que no tardé mucho en darme cuenta de que Madame no hacía distinciones entre los tres a la hora de repartir unos merecidos coscorronesCoscorrones Golpes dolorosos, aunque no muy fuertes, dados en la cabeza con los nudillos de la mano cerrada. o algunas galletas recién horneadasHorneadas Cocciones rápidas a las que se somete un alimento en el horno., si ese era el caso. Y pronto la chiquillería de la casa comprendió que en ella siempre teníamos un compincheCompinche Persona que es compañera o cómplice de otra, especialmente en acciones delictivas o censurables. dispuesto a escuchar nuestras aventuras y a ayudar con las consecuencias de las correríasCorrerías Conjunto de aventuras y peripecias que experimenta una persona en uno de esos viajes cortos. por el barrio. El mismo efecto, pero a la inversa, se produjo en mi madre, con más lentitud eso sí, pues los gemelos aprendieron a tener el mismo sano respeto por su zapatilla que siempre tuve yo.
Martín era el típico hijo mayor. AudazAudaz Que es capaz de emprender acciones poco comunes sin temer las dificultades o el riesgo que implican., decidido, acostumbrado a que su hermano y yo le siguiéramos en toda ocurrencia sin demasiada oposición, pronto quedó claro que era el líder de nuestra reducida pandilla. Esteban, en cambio, era el alma sensible del grupo, el idealista, siempre con la cabeza en las nubes e interesándose por las causas difíciles y, aunque él no lo pidiera ni lo reconociera, sí que necesitaba de la protección de su hermano en momentos comprometidos. Yo tenía mayor sentido práctico que cualquiera de los dos, así que las tareas que requerían algo de mano izquierdaMano izquierda Habilidad que tiene una persona para manejar o resolver un asunto con tacto. caían irremediablemente en las mías, ya que la vehemenciaVehemencia Con vehemencia: Ardiente y lleno de pasión. de uno y las ensoñaciones del otro los hacían virtualmente incapaces de resolver con eficacia. Esto se traducía en largas disputasDisputas Conflictos, debates o controversias entre ellos a cuenta de todo y por nada, puesto que era muy difícil convencerlos para considerar el punto de vista contrario o para centrar cualquier asunto.
Esta incapacidad mental de ponerse en el lugar de su hermano no se traducía en una imposibilidad física, puesto que nuestro juego preferido era que suplantaranSuplantaran Ocupasen con malas artes el lugar de otro. sus identidades en lo que acostumbrábamos llamar la ruse. Llegaron a tener tal maestría en ella que en más de una ocasión consiguieron engañar incluso a nuestras madres, ya que la interpretación de los papeles incluía expresiones particulares y ticsTics Movimientos (tics motores) o sonidos (tics vocales), breves, rápidos, repetitivos, estereotipados, no rítmicos y carentes de objetivo. característicos, además de cierto estado mental en el que eran capaces de defender con soltura y pasión los gustos e ideas del suplantado.
Este juego, que ocupó muchas de nuestras horas de infancia, quedaba sin embargo limitado a las épocas del año en las que Esteban se encontraba bien de salud. Él era un chiquillo enfermizo, con mañaMaña Habilidad para hacer una cosa bien o con facilidad. para debilitarse a causa del asma, lo que le obligaba a reposar más que a Martín. Por eso pasaba temporadas en el Hotel Santa Brígida, donde el clima de El Monte Lentiscal le hacía recuperarse con facilidad. Sin embargo añorábamosAñorábamos Recordábamos con pena la ausencia, privación o pérdida de una persona o cosa. estar siempre juntos, pues el Ciudad Jardín de aquellos años era un campo de juego inmejorable para poner en práctica los entretenimientos que nos vinieran a la cabeza por muy descabelladosDescabellados Que van contra la razón, la prudencia o la sensatez. que parecieran, ya fuera entre los jardines de sus preciosas mansiones o en su costa, donde zonas de playas de suaves arenas se alternaban con el litoral de rocas y en los que nadar, tomar el sol, pescar o mariscar era una delicia. En definitiva, fuimos tan felices durante nuestra infancia y juventud que estas pasaron con la velocidad del rayo y pronto nos vimos en puertas de tomar decisiones como jóvenes adultos.
Como decía, la disparidadDisparidad Diferencia o desigualdad de una cosa respecto de otra. de caracteres separó nuestros gustos más si cabe. Recuerdo especialmente las conversaciones interminables, en un idioma creado por espontaneidad intermedio entre el francés y el español, al que ya nos habíamos acostumbrado –aunque a decir verdad la lengua oficial de todos los habitantes de la mansión, incluido yo mismo, era el francés–, por los estudios a seguir y por la nacionalidad de los gemelos. Ellos habían nacido en Francia, y eran hijos de un francés y una española, por lo que gozaban de doble nacionalidad, hasta que a los dieciocho años tuvieron que decidir. Martín, como se preveía, quiso dedicarse a la carrera militar y optó por la nacionalidad española. Luego se embarcó rumbo a Cádiz para ingresar en el Real Colegio de Artillería en el Alcázar de Segovia, con su flamanteFlamante Que brilla o resplandece. cédula de identificación en la que constaba como Martín Blanco Bravo. Esteban, por su parte, conservó la nacionalidad francesa. Esta decisión conllevó el que su nombre apareciera en su Carte d´identité como Étienne Blanc. Posteriormente optó por estudiar abogacía en La Sorbona y, para ello, se trasladó a casa de sus abuelos paternos en la capital francesa. Allí comenzó a frecuentar las reuniones estudiantiles de la izquierda francesa para terminar militandoMilitando Figurando en un partido político o en una agrupación. en el Partido Comunista francés.
Yo, sin embargo, siempre tuve clara mi afición por los números, así que de acuerdo con los dos matrimonios de la mansión, decidí estudiar perito mercantil en la antigua Escuela Superior de Comercio de las Palmas por lo que, tratado como un hijo más en aquella gran familia, desempeñaría, pasados los años, los papeles de administrador de los negocios de ultramarinos y propiedades de los Blanc y también el de yerno al casarme con aquella niña de los ojos color cielo, cuando se convirtió en una hermosa y cautivadora joven.