Páginas 16-19

Margaret se quedó pasmada con la salida de tono de su hija. No supo bien si darle un guantazo o un grito… No supo. Miró para ella, con sus bonitos ojos color miel, y vio los de su hija muy abiertos y llenos de lágrimas, y… no supo.

Llegaron a casa en silencio. La una todavía en shock por la salida de tono de la otra, que miraba sin mirar. Tal vez ni parpadeara en todo el camino.

Esa noche aquellas dos personas no hablaron más. No hubieran sabido ni qué contarse. Todo era muy raro. No era cotidiano, no.

Así acabó el día y el descanso nocturno se llenó de manifestación, escritores, barcos, calles que cobra- ban vida de novela y polvo en el camino. Mucho polvo…

—Vayan eligiendo tema para trabajar en Litera- tura —decía la profesora de Lengua—. Recuerden que lo pueden hacer a mano o en un Word. Puede ser individual o en parejas. La fecha tope es el último viernes de enero. Tema libre, ya saben. Elijan autor o autora de reconocimiento internacional e inda- guen en su biografía y obra. Algo clarito, ¡y sin copia/ pega!, porque si no…

—¡Porque si no se llevan un cero del tamaño del rosetón de Santa Ana! Lo sabemos… —respondie- ron al unísonounísono Que tiene el mismo tono o sonido que otra cosa. los alumnos de aquella clase del insti- tuto llena de alegrías y ganas de echarse unas risas en cualquier momento del día.

—¡Pérez Galdós! ¡Pérez Galdós! —se oyó una voz al fondo de la clase que repetía, como en tranceTrance Trance: Momento critico y decisivo por donde pasa alguien., ese nombre—. ¡Pérez Galdós…!

—Seño, que Irina va a hacer el trabajo sobre el nombre del instituto, ja, ja, ja —gritaba y reía Marco señalando a su compañera—. Más vale que lo hagas del PolitécnicoPolitécnico Politécnico: Que abarca muchas ciencias o artes., a lo mejor también es un escritor de fama mundial, ja, ja, ja.

Todos chillaban y se reían a la vez que golpeaban sus mesas como si no hubiera un mañana. Solo Irina y la profesora, María Dolores, callaron.

Cuando ya se estaba subiendo de nivel la algara- bía, esta se levantó como un resorteResorte Resorte: Mecanismo que utiliza un muelle para almacenar energía que se libera bruscamente al soltarlo. y dio tal golpe en su mesa que, si los corazones no hubieran sido nuevos, alguno se podría haber parado en el acto.

—Irina, ¿vas a escribir sobre un escritor canario?

—se dirigió, incrédula, la profesora a la chica.

—Pero de fama internacional, como usted pidió

—le contestó Irina.

—Ya, mujer, pero es que en torno a Galdós hay una fama…

—Ah, ¿pero existe un escritor llamado Galdós?

—replicó Marco—. Yo pensaba que era una calle… Y otra vez el alboroto. María Dolores explicó que la calle, el instituto, el teatro y demás eran por la misma razón. «La ignorancia, qué atrevida es…». Y vuelta a las risas y al cachondeoCachondeíto Cachondeo: Juerga o diversión animada. hasta que la música

del cambio de hora fue apaciguandoApaciguando Apaciguar: Tranquilizar o moderar. los ánimos.

A la señal de «ya pueden…» la clase se vació como si alguien hubiera tocado el botón de la cámara rápida. Solo Irina se quedó un poco reza- gada. Bueno, y también Manuela. Pero eso ya era costumbre…

Irina estaba cada vez más triste. ¿Habría hecho bien eligiendo a Pérez Galdós? ¡Si no sabía nada de él! Pero ahora… ahora no le iba a dar el gusto a algunos compañeros echándose atrás con su elegido, sobre todo después del cachondeítoCachondeíto Cachondeo: Juerga o diversión animada. que se armó en la clase.

Pero lo de María Dolores… eso fue lo que más la hizo dudar. Que la profe no tuviera claro si Don Benito era idóneo o no para hacer la tarea… ¿Había algo que ella no sabía?

En realidad no sabía nada.

Aquella mañana la biblioteca del instituto fue su mejor refugio. Y Pérez Galdós, su aliado. Por la tarde fue a ver la Casa-Museo del escritor y recorrió Vegueta hasta que el espíritu investigador ganó la batalla a sus piernillas cansadas. Entonces se sentó al pie de la fuente, en el Pilar Nuevo, detrás de la Cate- dral de Santa Ana, sacó el móvil y empezó a leer artí- culos relacionados con Don Benito.

Una de las veces que levantó la cabeza para estirar su cansado cuello, vio a Manuela sentada en los esca- lones de la trasera de la catedral. Levantó la mano para saludarla y siguió a lo suyo.

Marcar el Enlace permanente.

Comentarios cerrados.