Pero no es El Garras la única amenaza para su supervivencia. Por esta razón, el lagarto más viejo de la población convocó una asamblea urgente de todos los lagartos de la isla para debatir acerca de los peligros que les rodeaban. A este anciano reptil, querido y admirado por todos, considerado valiente y sabio, le gustaba contar a los más jóvenes historias emocionantes de hacía mucho tiempo. Antes de comenzar la reunión, hizo un recuento de los asistentes. Al terminar, dijo con mucha tristeza:
—Cada vez somos menos. Si esto sigue así, dentro de poco desapareceremos. Ya no habrá lagartos gigantes en El Hierro. Tenemos que buscar una solución. Ustedes son los últimos, deben tener mucho cuidado y protegerse más que nunca de nuestros adversarios para no ser capturados. Ayer, un cuervo cazó a dos miembros de la comunidad y una rata parda devoró todos los huevos de una puesta. Además, apenas tenemos alimentos por culpa de ese rebaño de cabras que se come toda la hierba que nace. Por si todo esto fuera poco, están los humanos, son muy peligrosos. Les gusta atraparnos, disecarnos y ponernos en los museos para que la gente vaya a vernos. ¡Qué vergüenza! Por su culpa desaparecieron nuestros antepasados, los que vivían en aquel roque que ven en el mar, el Roque de Salmor. Acabaron con todos los lagartos que lo habitaban, y ahora quieren terminar con nosotros. Si no conseguimos ayuda pronto, seremos otra especie sin futuro.