Marcos se llenó de voluntad al recordar la triste historia que le había contado el Mago del Agua sobre lo ocurrido en su pueblo. En realidad, no se le había ido del pensamiento en todo el tiempo.
—Vamos, Sico, hay que cruzar ese lago como sea.
A Sico se le pusieron los pelos de punta y se mostró remolónRemolón Remolón: Que evita trabajar o hacer una cosa.
—Por aquí, por aquí… ¡Eeeh Sico, no te quedes atrás!
No tardaron en descubrir una escalinataEscalinata Escalinata: Escalera amplia de un solo tramo, construida a la entrada de algunos edificios. que conducía al lago. Sico se plantó en el último escalón y se negó a seguir, por lo que Marcos no quiso insistir ni obligar a su amigo a correr más riesgos, así que decidió seguir él solo.
Como no sabía nadar, emprendió el camino por la orilla con la intención de bordear el lago. Aquello era una locura porque resultaría interminable, pero no le quedaba más remedio que intentarlo.
Lejos estaba de imaginar que andaba sobre arenas movedizas. Apenas caminó unos pasos, sus pies empezaron a hundirse. Se fue enterrando sin poder escapar y, cuanto más luchaba por salir, más se hundía. Sintió mucho, mucho miedo.
Parecía ser el final de la aventura.
Sico se dio cuenta del peligro y no dudó un segundo en acudir en su ayuda. Saltó del escalón y llegó hasta su amigo tratando por todos los medios de sacarlo de allí tirándole de la ropa, pero no solo no lo consiguió, sino que también se vio engullido por el fangoFango Fango: Lodo pegajoso, especialmente el que se forma en los sitios donde hay agua estancada..
Marcos creyó que era el momento de pedir auxilio al Mago del Agua. Sin embargo, se lo pensó un poco porque no quería agotar la única posibilidad que tenía. Ya no pudo más cuando el lodo le llegó casi al cuello y los aullidos de Sico le hicieron ver que tenía que actuar con rapidez. Sus cuerpos pesaban y el barro los envolvía en su trampa mortal.
Se disponía a apretar el medallón y a gritar llamando al Mago del Agua cuando apareció de súbito, se diría que surgida de la nada, una pequeña embarcación. Desde el interior, alguien le hizo llegar un remo. Marcos se agarró con fuerza sujetando bien a Sico, desesperado, antes de que la tierra se los tragara a los dos.
Un tirón los puso a salvo dentro de la barca. Todo ocurrió muy deprisa. Pero… ¿qué misterio habría en aquel inesperado rescate?, ¿de dónde vino aquella barca?, ¿quién la ocupaba?, ¿por qué ocultaba su rostro? Todas esas preguntas bullíanBullían Bullir: Moverse una cosa o persona agitadamente. en la cabeza de Marcos.
Pronto salió de dudas. El enigmaEnigma Enigma: Persona o cosa desconocida, o difícil de comprender. resultó ser una nueva sorpresa. Tras un prolongado silencio, al fin habló:
—Me llamo Grisura —dijo descubriéndose.
—¿Cómo? —exclamó Marcos sobrecogido—. ¿La Maga Grisura?, ¿no es ese el nombre del que me habló el Mago del Agua y que arruinó mi pueblo?
La cara de Marcos era de puro espanto, y más al oír su respuesta.
—Así es, soy yo.
«¡La que faltaba!», pensó Sico lanzándole una furiosa mirada enseñándole los dientes. No pudo contenerse y, en un arrebato de rabia, se abalanzó sobre ella rasgándole las faldas.
—¡Quieto, Sico! Cuida tus modales —lo reprendió Marcos.
Sico obedeció a regañadientes.
Grisura mantuvo la calma y hasta se mostró amigable al tratar de explicarse:
—Bueno, a decir verdad, estoy aquí porque perdí mis poderes. El Mago del Agua me los retiró. Mi magia está en algún lugar de este lago. Quiero ir al Corazón del Agua para pedir perdón y recuperarla.
—¿Sabes cómo llegar?
—Sí, pero es peligroso, tenía que esperar a alguien para intentarlo juntos. Necesito ayuda, no podré remar sola.
—No me fío —masculló Marcos dudando de sus palabras.
—Créeme, es verdad. Nadie está más interesada que yo en llegar al Corazón del Agua. ¡Echo tanto de menos ejercer mi magia!
—¿Por qué tendría que creerte? Hiciste mal a mi pueblo y a muchos otros por pura diversión sin tener en cuenta el daño causado.
—Estoy arrepentida, aunque no solo fue mi culpa, la gente actuó con total irresponsabilidad.
—Eso es verdad, pero de todas formas no estuvo bien.
—No me lo tomes en cuenta, por favor.
En tono conciliadorConciliador Conciliador: mediador, pacificador, árbitro, reconciliador, apaciguador., Grisura contó que estaba avergonzada de sus fechoríasFechorías Fechoría: Acción realizada con maldad, en general constitutiva de delito. y que lamentaba su equivocado proceder.
Le costó mucho convencer a Marcos de sus buenas intenciones y por fin, después de hablar largo rato, acordaron que, para conseguir lo que cada cual deseaba (ella su magia y él el agua para el bienestar de su pueblo), tendrían que remar juntos sin descanso. Y así lo hicieron.
Sico la miraba de reojo con desconfianza. Aquella señora lo sacaba de quicioSacaba de quicio Sacaba de quicio: Ponía muy nerviosa., y eso que no era un perro con malas pulgasMalas pulgas Malas pulgas: Tener mal genio, ser irritable..
Sospechando que Marcos se había dejado engañar, no dejaba de rascarle con las patas los pantalones y hasta le mordisqueó los zapatos. Era su modo de avisarle, pero él solo pensaba en un frenético remar y remar.
Al ir acercándose la barca al centro del lago, Grisura, de repente, dejó de remar sin venir a cuento.
—¡Se acabó el viaje jovencito! —sentenció con un desagradable arranque de voz.
Su rostro se afeó adquiriendo un aspecto siniestroSiniestro Siniestro: Que tiene malas intenciones.. Sus ojos, cargados de ira, se tornaron rojos y su boca se llenó con una sonrisa fría y maliciosa.
—Me mentiste, ¿verdad?
—Pues claro, estúpido —contestó con desdén—. ¿Acaso creías que todo iba a ser tan fácil?
—¿Qué pretendes con todo esto?
—¿Es que no lo has adivinado? ¡Dame acá ese medallón!
—¡Ni hablar, eso sí que no!
—Oye, chaval, dejemos las cosas claras. Se da la circunstancia de que sencillamente me apetece ser la guardiana que gobierne la Ruta de los ManantialesManantiales Manantial: Lugar de donde brota agua de forma natural. y para eso he de hacerme con el medallón. Dentro de poco estas serán mis posesiones —dijo con aires de grandeza—. No necesito mis antiguos poderes, ese amuleto me dará el poder supremo, así que dámelo. Después tú y tu chucho irán a parar al fondo del lago.
—¿Cómo se puede ser tan malvada? ¡No, no te lo daré!
Terriblemente furiosa, Grisura actuó con rapidez y, de un brusco tirón, se lo arrebató del cuello.
Enseguida sintieron un gran estremecimiento, como si un terremoto hubiera removido las profundidades con un rugido atronador. Ensordecidos, observaron cómo el agua se agitaba y formaba gigantescas olas cada vez más altas que amenazaban con hundir la barca. Esta se balanceaba como un cascarón en medio de una fuerte tormenta en alta mar. La superficie helada les salpicaba, estaban calados hasta los huesos y Marcos se sintió mareado.
Grisura, sin embargo, no cejaba en su empeño de tirarlo al lago para escapar con el medallón. Hubo un fuerte forcejeo. Los dos se defendían mientras el baile de las monstruosas olas zarandeaban la barca, que a punto estuvo de volcar atrapada en violentos remolinos.
Sico no perdía detalle de todo lo que estaba pasando, se confirmaban sus sospechas. No podía perder tiempo y decidió intervenir.
Después de calcular el ataque para no dañar a Marcos, se lanzó sobre Grisura. De un salto, le dio un fuerte empujón que le hizo perder el equilibrio y cayó al agua.
—¡Socorrooo! —gritaba sintiendo que el agua la engullía con rapidez.
Sin pensarlo dos veces, Marcos sacó medio cuerpo por la borda y le tendió sus brazos hasta lograr librarla del remolino. Sico ladraba intentando persuadirle para que no lo hiciera, pero en el fondo conocía a su amigo y sabía que todo sería inútil. Como era de esperar, Grisura acabó subida a la embarcación.