Todos creyeron que el plan estaba urdidoUrdido Urdir: Pensar y preparar con cautela algo, generalmente un plan o intriga. de antemanoAntemano Antemano: Con anticipación, anteriormente., pero no fue así. Después de investigar en vano sobre las señas de don Feliciano, lo único que me quedaba para verla de nuevo y manifestarle mis sentimientos era esperar como hacían los pescadores a caña en el antiguo muelle del Parque de San Telmo. Si don Feliciano avisaba con antelación por medio de su chófer liliputienseLiliputiense Liliputiense: Se aplica a la persona que es muy pequeña. de su asistencia al teatro, lo que tendría que vigilar era la aparición de su RollsRoyce, así que me conjuré con mis colegas para que estuvieran ojo avizorOjo avizor Ojo avizor: Con los ojos bien abiertos.. Estábamos todos en alerta, habíamos bautizado a la empresa Operación Esmeralda, como tributo al color de los ojos de Leticia del Cielo; pero debimos calibrarCalibrar Calibrar: Estudiar detalladamente la trascendencia o la importancia de una cosa. mejor dónde nos metíamos, sobre todo yo, porque las consecuencias iban a ocasionar un desastre colosalColosal Colosal: Que es extraordinariamente grande o sobresaliente..
Ese dicho de que a la tercera va la vencida no se cumplió conmigo. Tres veces habíamos descubierto la llegada del RollsRoyce de don Feliciano a la puerta del Pérez Galdós, tres veces había visto cómo el chófer, que apenas llegaba al nivel del volante, entraba y se dirigía al despacho de don Servando para comunicarle el deseo de don Feliciano de reservar una función particular para esa noche. Todo se hacía muy rápido; la obsesión por la seguridad de don Feliciano rayaba el delirioDelirio Delirio: Despropósito o disparate., quizás por eso estaba vivo. Tres veces me había enjabonado con esmeroEsmero Esmero: Máximo cuidado en hacer las cosas., me había rasuradoRasurado Rasurado: Acción de eliminar el vello del cuerpo. la pelusilla del bigote con la navaja de Olegario, me había abrillantado el cabello y me había vestido con el atuendo de ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar para esperarla. Pero en esas tres ocasiones don Feliciano acudió solo, sin Leticia del Cielo. La decepción y la desesperanza crecían, los ánimos flaqueaban, el pesimismo empezaba a reinar entre las filas, cuando vi tierra.
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Era el día de su decimoctavo cumpleaños, aquel gozoso y fatídicoFatídico Fatídico: Que anuncia lo que sucederá en el futuro, generalmente desgracias. 28 de junio de 1918. Un viernes en el que yo deambulabaDeambulaba Deambular: Andar o pasear sin un fin determinado. por el teatro tras haber terminado las tareas de estudio. Pasada la hora del mediodía, el sol cosquilleaba con una calidez agasajadoraAgasajadora Agasajar: Tratar a una persona con atención u obsequiarle como muestra de afecto., me senté en los escalones de la entrada del teatro, justo debajo del rosetón de la musa Talía. Allí estaba, con la vista perdida en ningún punto, cuando me sacó de mi soporSopor Sopor: Adormecimiento o somnolencia. el ruido de un coche. Fijé mi atención y delante de mí estaba aparcado el RollsRoyce azul Prusia de don Feliciano. Ninguno de mis camaradas había avistadoAvistado Avistar: Conseguir ver a una distancia considerable., en esta ocasión, el automóvil. Había aparecido sin más, como una prueba de que el destino me abría las puertas; unas horas más tarde habría de comprobar que aquellas puertas eran las del Infierno.
Pronto supe que aquella noche, a la cuarta al fin, sí vendría Leticia del Cielo acompañando a su progenitorProgenitor Progenitor: Padre.. La proverbialProverbial Proverbial: Que es notorio o conocido por todos. prudencia con la que don Servando ejecutaba las venidas de don Feliciano, se resquebrajó en aquella jornada por una circunstancia verdaderamente excepcional. Don Feliciano, haciendo uso de su imperio, había logrado algo inimaginable como regalo de cumpleaños de su hija: un recital exclusivo, solo para ellos dos, del más grande de los tenores, Enrico Caruso, al que había pagado una fortuna en oro para que accediera a cantar en el Pérez Galdós. Don Feliciano, previendo que la noticia se extendiera por la ciudad, conminó a su chófer para que se asegurara de que esto no sucediera. Para ello, este, tras su entrevista con don Servando, lo obligó a que convocara a todas las personas que en aquellos momentos se encontraban en el teatro a una reunión en el patio de butacas. Éramos unos cincuenta, entre don Servando, los trabajadores, los músicos y yo; nos sentamos todos en las primeras filas. Don Servando nos había dicho que por favor no se nos ocurriera ni chistar y que hiciéramos todo lo que nos dijera el hombrecito que saltaba con dificultad para subirse a la tarimaTarima Tarima: Plataforma de madera algo elevada en relación al nivel del suelo. del escenario.
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–Buenos días, ustedes conocen a don Feliciano Silva, yo hablo en su nombre. Don Feliciano vendrá esta tarde al teatro, es el cumpleaños de su hija –a mí me cambió el semblante–. Como regalo le ofrecerá un recital de Enrico Caruso, el conocido tenorTenor Tenor: Cantante que tiene esta voz. italiano. Todos saben que a don Feliciano le gusta disfrutar las actuaciones solo, o en compañía de su hija como es el caso, sin que lo molesten. Hoy no va a ser una excepción. Por la naturaleza de la estrella invitada, don Feliciano quería que yo fuera en persona quien les dijera esto y les pidiera por favor que no se atrevan a abrir la bocaAbrir la boca Abrir la boca: Contar algo. fuera de aquí sobre lo que va a ocurrir esta noche en este teatro. De lo contrario… –se abrió la chaqueta y sacó una pistola Luger Parabellum con la que nos apuntó.
Fue una experiencia sobrecogedora, pero no me amilanó. Toqué a rebatoToqué a rebato Toqué a rebato: Convoqué. a mi estado mayor para las tres de la tarde, tras la comida. Allí llegaron como clavos para urdirUrdir Urdir: Pensar, idear. entre todos el plan perfecto. Nos reunimos en el barranco del Guiniguada, a la sombra de un enorme ficus que se elevaba soberbio a las alturas. A pesar de que el afectado de amor era yo, todos habían hecho suya la causa de la Operación Esmeralda: el Gafas había hecho un plano del teatro; el Mudo insistía en que él era capaz de entretener con su labia infinita a los esbirrosEsbirros Esbirro: Individuo que sirve a quien le paga para cumplir cualquier orden de su superior o para protegerlo. de don Feliciano; el Huevo Duro se empeñaba en que podía robar el RollsRoyce; el Galleta lo tenía claro, había que acabar primero con aquellos cerdos que custodiaban a don Feliciano y luego con este si hacía falta, la pena era que solo disponía de su navaja y para aquella batalla debería contar al menos con una metralleta. Aquello iba de mal en peor, hasta el punto de que quise evadirme por un instante subiéndome en el ficus con la facilidad con la que acostumbraba. Allí, colgado como un mono, haciendo honor a mi apodoApodo Apodo: Dichete, mote., vislumbré lo más parecido a un plan con cierta garantía de éxito; pero necesitaba contar con un cómplice dentro del teatro.
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Encontré a Olegario durmiendo los estertoresEstertores Estertor: Respiración fuerte. de una formidable siesta; no parecían haberle hecho gran mella las amenazas vertidas por el chófer de don Feliciano. Le di un par de empujones para que despertara. Mientras se desperezaba dando unos bostezos de cíclopeCíclope Cíclope: Miembro de una raza de gigantes con un solo ojo en mitad de la frente. y estirando los largos brazos como aspas de molino, yo había tomado mi libreta de ejercicios para escribir una carta a Leticia del Cielo. Iba a estar vigilada todo el rato, incluso si hubiera necesitado ir al servicio, estaba seguro de que más de un guardaespaldas la acompañaría. La solución que se me había ocurrido exigía atrevimiento, periciaPericia Pericia: Habilidad para realizar cierta clase de trabajo o actividad. y unos instantes de desconcierto; ahí entraba Olegario.
–¿Qué? ¿Tú estás loco? –se había levantado de la cama y no cesaba de dar vueltas sin parar por la menuda habitación con la palma de la mano en la frente.
–No hay otra forma de hacerlo.
–Pero tú, tú, tú… –no acertaba a encontrar las palabras, la angustia lo dominaba–; ¿tú no te das cuenta de quién es esa gente? Son unos asesinos que a las primeras de cambio te mandan al otro barrio.
–No se enterarán.
–No, claro, son idiotas. No se van a dar cuenta de que te descuelgas hasta el palcoPalco Palco: Espacio en forma de balcón con varios asientos que hay en los teatros. de don Feliciano desde el anfiteatroAnfiteatro Anfiteatro: Piso alto de cines o teatros, con asientos en gradería. y le das una carta a su hija. Y todo esto en medio del recital de Enrico Caruso, que debe de ser ciego para no verte él tampoco.
–Por eso te necesito.
–¿A mí?
–Tienes que dejar el teatro a oscuras.
–¿Qué?
–He hablado con los músicos y me han dicho que el Nessum dorma es la décima ariaAria Aria: Pieza musical creada para ser cantada por una voz solista sin coro. del concierto. Pues justo después de que Caruso haya dado el último do de pecho con el vinceró final, apagas las luces; tú eres el encargado de la iluminación, no sé, puedes decir que fue un despiste o que te trabucasteTrabucaste Trabucaste: Enredaste. con los mandos. Mientras yo, que iré todo vestido de negro y con este antifaz que he sacado de guardarropía, saltaré al palco de don Feliciano y le daré la carta a su hija. Cuentas hasta diez para encender las luces de nuevo; solo necesito diez segundos, con la sorpresa y la oscuridad no se darán cuenta de nada.
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–¿Cómo sabes que no te delatará?
–Porque somos almas gemelas y yo nunca la delataría.
–¿Almas gemelas? Pero si tú eres un crío al lado de ella, que es toda una mujer. ¿A ti quién te ha metido en la seseraSesera Sesera: Cabeza. esas boberías?
–Tú.
–¿Yo?, ¿cuándo? –alzó la voz molesto.
–Todas las veces que me has hablado de Altagracia, despierto o en los sueños revueltos de los que despertabas a media noche sudando. Me has contado lo cobarde que fuiste al dejarla allí, abandonada a su suerte, y lo desgraciado que has sido hasta que don Lucas te prometió un pasaje para regresar a Cuba para pedirle perdón de rodillas y que te deje vivir con ella aunque sea como un perrito a su lado. Sé que no te has ido por mí, pero cuando creas que ya puedo volar solo, meterás tus cuatro cosas en una maleta y te marcharás para siempre con Altagracia.
Enmudeció de repente y frenó en seco. Había estirado tanto su largo cuello que temí se fuera a quebrar. Luego metió las manos en los bolsillos de su pantalón, cabeceó un rato y salió de la habitación sin despegar los labios. Ahora sí que estaba seguro de que me iba a ayudar, había dado en el centro de la diana mentándoleMentándole Mentándole: Hablándole de... a Altagracia, había jugado la última carta que tenía bajo mi manga y tuve suerte. Olegario no pudo recriminarmeRecriminarme Recriminarme: Reprocharme. aquella aventura enloquecida porque se vio reflejado en mí, como si se estuviera contemplando en un espejo; había comprendido entonces que nadie, y mucho menos él, es capaz de juzgar los actos incontrolables que se llevan a cabo cuando el animal salvaje que es el amor mueve las palancas del mundo.
CUESTIONARIO