Sin pensar en lo que hacía fui tras la pareja hipnotizado, boquiabiertoBoquiabierto Boquiabierto: Que tiene la boca abierta a causa de la sorpresa o de la admiración., sin percatarme de que vestía el atuendo de domador de leones y llevaba el látigo en la mano. Un tremendo empujón en la espalda hizo que me diera de bruces contra el suelo del vestíbulo; a continuación, un zapato me pisó la cabeza con tal saña que creía que me estaban trepanando el cráneo. –¿Quién eres? –la pregunta del chófer de don Feliciano, un ser casi diminuto pero de cataduraCatadura Catadura: Aspecto físico o apariencia externa de una persona, especialmente de su cara. escalofriante, resonó en mis oídos que estaban a punto de explotar.
–¿Qué haces? Suéltalo, animal –le ordenó Leticia del Cielo.
Por el rabillo del ojo la vi bajar sujetándose la falda de su vestido de seda ocre. Llevaba la furia impresa en su rostro, había nacido para mandar, como su padre, y no soportaba que no la obedecieran. Sin embargo, el pie de aquel pequeño guardaespaldas seguía hundiéndose en mi cabeza. Entonces observé, entreverado por el dolor, un casi imperceptible gesto del pétreo don Feliciano. Me retiró su esbirro el zapato de encima y pude dejar de besar el piso. Fue ella quien me ayudó a levantarme. Era más alta que yo, que no le pasaba de la altura de sus hombros; así que me levantó la barbilla con sus dedos para observarme a ver si me hallaba herido. Yo enrojecí como las semillas de las granadas.
–¿Estás bien?
–Sí –acerté a contestar azoradoAzorado Azorar: Turbar o hacer perder la serenidad a alguien de modo que no pueda expresarse u obrar acertada y desenvueltamente..
–¿Cómo te llamas?
–Jorge –la cara se me incendiaba, apenas pude balbucear mi nombre.
–Me gusta, yo me llamo Leticia del Cielo. ¿Trabajas en la ópera? –Ahí recordé que estaba vestido con el traje de domador de leones.
–Sí.
–Bien, entonces te veré desde el palcoPalco Palco: Espacio en forma de balcón con varios asientos que hay en los teatros.. ¿Sabes que eres muy guapo? –se agachó y me besó en la mejilla encarnada por el rubor.